Tuve una novia hija de puta, que se rió de mi, que me hizo daño, me humilló y me destrozó, que cuando mas la necesitaba, ésta me falló.
Y aún conservo el hielo que me dejó, la armadura que me hizo colocar para lidiar batallas que creía que no podría llegar a ganar. Me volví borde y chula, una chica con la que no todos podrían lidiar porque no dejaba que me conocieran, me muestro segura, valiente, impenetrable...
Pero quien me conoce sabe que por dentro es todo como el cristal y estoy agrietada ya, demasiado, aunque hay quien está cambiando esos cristales y poniéndolos nuevos y resistentes. Hay quien es capaz de coger esa armadura y hacer de ella mil pedacitos dejándola al descubierto, viendo todos esos cristales y ese corazoncito reconstruyéndose unido por unas tiritas que lo van sellando.
Será esa esencia de albaricoque que lo cambia todo con su olor y dulzura. Será esa fruta que es más que cualquier otra fruta.
Pero en definitiva, puedo parecer una roca por fuera, pero hasta las rocas se rompen y entonces comprendemos que ni las rocas son tan fuertes y todo tiene su lado tierno.
Con las personas pasa igual, por más que intentamos cerrarnos a la gente, siempre hay una persona que si le cierras la puerta entra por una ventana y te cambia todos los esquemas.
Y aún conservo el hielo que me dejó, la armadura que me hizo colocar para lidiar batallas que creía que no podría llegar a ganar. Me volví borde y chula, una chica con la que no todos podrían lidiar porque no dejaba que me conocieran, me muestro segura, valiente, impenetrable...
Pero quien me conoce sabe que por dentro es todo como el cristal y estoy agrietada ya, demasiado, aunque hay quien está cambiando esos cristales y poniéndolos nuevos y resistentes. Hay quien es capaz de coger esa armadura y hacer de ella mil pedacitos dejándola al descubierto, viendo todos esos cristales y ese corazoncito reconstruyéndose unido por unas tiritas que lo van sellando.
Será esa esencia de albaricoque que lo cambia todo con su olor y dulzura. Será esa fruta que es más que cualquier otra fruta.
Pero en definitiva, puedo parecer una roca por fuera, pero hasta las rocas se rompen y entonces comprendemos que ni las rocas son tan fuertes y todo tiene su lado tierno.
Con las personas pasa igual, por más que intentamos cerrarnos a la gente, siempre hay una persona que si le cierras la puerta entra por una ventana y te cambia todos los esquemas.
Escrito por @srtadesquiciada
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