Cultura del vino

domingo, 12 de julio de 2015






  LA BODEGA 



<<En la pared de la forja del herrero había un hueco estrecho, y María, tomando a la chica del brazo, la empujó hacia allí y se apretó con ella justo cuando la plataforma pasaba a su altura. Si llegan a estar todavía al nivel de la calle, el peso brutal de la plataforma las hubiera aplastado y machacado. Pese a estar refugiadas, notó que el borde de la plataforma le rozaba el  pantalón en la parte trasera de los muslos. Si alguien le daba un empujón, podía lesionarse.




Sin embargo, apenas se daba cuenta del peligro.
Estaba apretujada contra el cuerpo de la chica, tan cerca de ella, increíblemente consciente de todas sus sensaciones.
Por primera vez le examinó la cara de cerca y sin verse obligada a apartar la mirada dos segundos. Se dijo que nadie la tomaría por una de las famosas bellezas del mundo. Sin embargo, para ella su cara era incluso algo mejor que eso. Tenía los ojos de un tamaño corriente, de un marrón suave; las pestañas eran largas, las cejas amplias y oscuras. La nariz, pequeña y recta, con las fosas finas. Los labios eran gruesos; el superior rasgado. Los dientes, fuertes y blancos, más bien grandes. Olió el ajo que Teresa había comido. Tenía una barbilla muy agradable. Bajo la mandíbula, en el lado izquierdo, había un lunar marrón casi redondo y Marìa quiso tocarlo. Quería tocar todo lo que veía. Ella no pestañeó. Sus ojos se encadenaron. No había nada más que mirar.
Santa Eulália ya había pasado. María dio un paso atrás. Sin decir palabra, la chica se escabulló y huyó calle abajo. María se quedó quieta, sin saber adónde mirar, segura de que todo el vecindario la observaba fijamente por haber acariciado todo el cuerpo de Teresa. Pero cuando alzó los ojos avergonzados y miró en derredor, vio que nadie la estaba mirando con ningún interés ni parecía haberse dado cuenta de nada, así que procedió a alejarse también de allí>>.






BELÉN.M


Fuente:La bodega
(Noah Gordon)



No hay comentarios: