Hay cosas que no deben de acabar, momentos que no deberíamos dejar de vivir y deberíamos aprender a poner puntos suspensivos a los momentos para hacerlos infinitos; porque si seguimos recordándolo, viviéndolo, sintiéndolo, si seguimos adelante sin olvidar las cosas buenas, las sonrisas y los recuerdos, si le añadimos más momentos, más sonrisas, si le añadimos más razones; entonces, tal vez entonces, consigamos hacerlos infinitos con ayuda de esos puntos suspensivos que vamos parando y después retomamos con cada una de nuestras sonrisas.
Seamos realistas, hay cosas que no deben de acabar, que hay mil razones para llorar pero mil y una para reír. Que puede que no siempre tengamos los momentos necesarios para sonreír, que los haya de lágrimas, pero eso no quiere decir que no volvamos a sonreír, ni que todo se nuble.
Recordad que siempre después de la tormenta viene la calma y que en un día de lluvia puede salir el arco iris. Por lo tanto, si se puede llorar, se puede sonreír; porque nunca hay que ver las cosas por el lado malo, porque todo tiene un lado bueno, porque todo sucede por algo y si hay que llorar para vivir, también hay que sonreír para vivir.
Escrito por @srtadesquiciada
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