Había vuelto a la ciudad que la vio nacer después de un tiempo viviendo
fuera; parecía que estuviera de vacaciones. Virginia salió a pasear por
el barrio de sus padres, descubriendo como había cambiado todo en estos años que había pasado al otro lado del charco. Mientras paseaba por una de
las calles, se encontró de frente con una mujer altísima, de 1'80 más o menos,
y se le formó una sonrisa en la cara al reconocerla.
- ¡¡¡Lidia!!! - dijo mirando a la mujer que estaba distraída.
- ¿Virginia?. ¿Creí que estabas
en Ibiza? - dijo la alta sorprendida.
- Sí. Bueno... ya sabes. Cosas que pasan.
Las mujeres se pusieron a hablar y decidieron ir a tomar café. Virginia
le explicó a Lidia que había terminado con su pareja y había decidido dejar la
isla y volver a su ciudad natal.
- Nunca me gustó esa tía para ti - le dijo Lidia negando con la cabeza.
- Me lo decía todo el mundo. Por cierto ¿cómo esta Carla? - preguntó Virginia.
- Pues está en casa. Ya verás cuando le diga que estás aquí. ¿Por qué no te vienes a casa este finde? - preguntó la más alta. Virginia lo pensó unos instantes y aceptó la oferta.
Pasaron los días y llegó el fin de semana. Sus amigas vivían en un pueblo
cerca de la ciudad y Virginia todavía recordaba el camino cuando bajó
del autobús.
Cuando llegó a casa de las chicas, Carla, la mujer de su amiga, la abrazó
efusivamente. Virginia no la recordaba tan cariñosa. Cenaron entre risas y recuerdos de cuando salían de fiesta y cuando Virginia
les presentó a su actualmente expareja.
- Nunca me gustó - dijo Carla.
- Lidia me dijo lo mismo el otro día - contestó Virginia.
Después de la cena acabaron en el sofá tomando chupitos y jugando al black
jack. Cuando el alcohol ya estaba surgiendo algo de efecto Lidia propuso un
juego.
- ¿Qué os parece si la que gane al 21 hace que las otras
dos hagan algo? - preguntó.
- ¿Cómo una especie de reto? - preguntó Carla.
- Sí, algo así - contestó Lidia sonriéndole a su chica.
Todas aceptaron posiblemente por el alcohol que llevaban bebido. La
primera mano la ganó Virginia y pensando que se sentía juguetona, hizo que las
otras dos mujeres se tocaran los pechos. La pareja que parecía que estaba
acostumbrada a esa clase de juegos no pareció molestarse.
- Perdonad, no vuelvo a pedir algo así. Solo estaba de broma - dijo Virginia
avergonzada.
- ¿Quién te ha dicho que volverás a ganar otra vez? - preguntó burlona Lidia.
La siguiente mano la ganó Carla y le dijo a Virginia que tenía que
besar a su mujer.
- ¿Estás segura? - preguntó Virginia sonrojándose.
- Sólo es un juego tonta - contestó Carla.
Lidia sonrió, se humedeció los labios y esperó a que su amiga la besara. Virginia
un poco tímida al principio se acercó a ella y le dio un pico.
- ¡Eso no vale!. He dicho besar - dijo Carla riéndose.
Virginia sonrió, se acercó a Lidia, empezó a besarla metiéndole la lengua
en la boca y terminó mordiéndole el labio inferior a su amiga.
- ¿Así vale? - dijo riéndose y mirando a Carla.
- Joder. A mí me ha valido - dijo Lidia riéndose.
Siguieron jugando y esta vez ganó Lidia, que le pidió a su mujer que
besara a Virginia, que a su vez pensó, que era una venganza de su amiga hacia
su mujer. Pero igualmente se dejó besar. Volvió a ganar Lidia, pero esta vez
fue mas allá. Le pidió a Virginia que cerrara los ojos y a Carla que le
pasara la lengua por el cuello lentamente. Virginia se puso colorada pero pensó
que sólo era un juego. Cerró los ojos y espero a sentir la lengua de su amiga
paseándose por su pulso. Se estremeció al notar la boca de Carla sobre su
nuca, subiendo poco a poco hasta su oreja y se preguntó por qué su amiga estaba
detrás de ella. Todavía no había terminado el recorrido por su cuello, cuando Virginia
sintió un aliento demasiado cerca de su cara y antes de que se diera cuenta, la
boca y la lengua de Lidia estaban sobre sus labios.
No lo pensó y se dejó llevar por las sensaciones de las bocas de sus amigas
sobre ella. Sintió una mano sobre su pecho, pellizcando su pezón; no estaba
segura de quien era pero no le importó. Virginia puso una mano en el muslo de Carla,
que resultó ser la que le tocaba el pezón, y con la otra mano tocó la
entrepierna de Lidia, gimiendo al notar que su amiga llevaba un arnés (antes no se había fijado que lo llevaba debajo de los pantalones). Carla se
levantó, cogió de la mano a las dos chicas y las llevo directamente hacia la
habitación. Antes de llegar ya se habían desnudado las tres.
Virginia se puso cachonda al ver a Carla de rodillas chupando el arnes que
llevaba su pareja y sin pensarlo se puso detrás de Lidia y empezó a tocarle
los pechos. Las tres estaban excitadisimas; Lidia levantó a su mujer del suelo,
la besó y luego le mordió los pezones mientras se dejaba tocar por Virginia
desde atrás. Luego cogió a las dos mujeres y las guió para que se besaran;
cogió la mano de Carla y la pasó por el sexo de Virginia consiguiendo que las
dos mujeres gimieran a la vez.
- Que mojada estás - dijo Carla.
Lidia volvió a guiarlas pero esta vez se tumbó en la cama e hizo que su
mujer la montara mientras Virginia se colocaba con las rodillas a cada lado
de su cabeza dándole total acceso a su coño. Así acabaron, Virginia
disfrutando de la lengua de Lidia y Carla disfrutando de la polla de su mujer.
La lengua de Lidia se movía ávidamente, succionando el clítoris de Virginia,
haciéndola gemir de placer y el hecho de escuchar como Carla se corría, hizo
que ella misma se corriera en la boca de Lidia.
- ¡¡¡Joder, qué bueno!!! - dijo Carla bajando de las caderas de su pareja.
- Bufff... madre mía - dijo Virginia sentándose en la cama.
Lidia las miró sonriendo y acarició las piernas de Virginia. Carla le
quitó el arnés a su mujer y seguidamente se hundió entre sus piernas, lamiéndole
el clítoris y hundiendo la lengua dentro de su sexo. Virginia no se quedo atrás
y empezó a chupar las tetas de su amiga y morderle los pezones. Lidia no pudo
aguantar a las dos mujeres dándole placer y estalló en un gemido ronco. Después
de tomar un poco de aire, volvió a colocarse el arnés y colocó un condón en el
juguete pero esta vez se sentó en una silla y atrajo a Virginia hacia ella.
-Te toca - le dijo mirándola a los ojos.
Virginia no se amedrentó; cogió aire, abrió las piernas y se sentó a
horcajadas metiéndose el arnés dentro, gimiendo al notarlo. Lidia empezó a
empujar lentamente para que Virginia se habituara.Poco a poco se movió mas
fuerte y más rápido; Virginia gemía, no sabía donde estaba Carla pero la
deseaba detrás tocándole los pechos. Su deseo se cumplió rápidamente pero no
como ella esperaba.
- Me esperabas, ¿verdad? - preguntó Carla
jadeando en su oído.
Virginia asintió con un gemido al notar la mano de Carla llena de vaselina
tocándole el culo. Virginia no podía creer que su fantasía más oscura fuera a
hacerse realidad. Y entonces lo sintió; sintió como Carla metía otro arnés en su culo al mismo que Lidia se follaba su coño. Las sensaciones
eran nuevas, no dejaba de moverse y se sentía llena mientras Lidia la besaba y Carla
pellizcaba sus pezones. Empezó a moverse más rápido y Lidia embestía cada vez
más fuerte. Carla tampoco dejaba de empujar y pellizcar hasta que Virginia no
pudo más y se corrió escandalosamente consiguiendo que sus dos amigas se
corrieran también. Acabaron las tres en la cama exhaustas y prometiéndose que
lo repetirían; pero nunca sucedió.
Escrito por Nika
Que trío más maravilloso, lástima que no repitieran. Y ese final fue increíble.
ResponderEliminarMe encantan tus relatos, espero leer muchos más. Bss.