Relato "Un café y un polvo". Parte 4 (Capítulo 13)

jueves, 17 de diciembre de 2015
Ir a:     Inicio          Capítulo 12         "Un café y un polvo"




<------------------------->
PARTE 4. Y DE PRONTO TODA NUESTRA VIDA SE CONCENTRA EN UN SOLO INSTANTE.
CAPÍTULO 13. EL OBJETO DEL AMOR ES AMAR, NI MÁS NI MENOS.

"Los pecados de la carne no son nada. Solo los pecados del alma son vergonzosos. Haber conseguido la absolución por medio físicos me habría atormentado el resto de mi vida. Pero ¿De verdad crees que fuiste digno del amor que te demostré entonces, o que yo pensé que lo fueras siquiera por un instante? ¿De verdad crees que en cualquier momento de nuestra amistad fuiste digno del amor que demostré, o que yo pensé que lo fueses siquiera por un instante? Siempre supe que no lo eras. Pero el amor no trafica en el mercado ni utiliza la balanza del buhonero. Su gozo, como el gozo del intelecto, es sentirse vivo... El objeto del amor es amar, ni más ni menos." (Oscar Wilde)

MARTINA
Mi cabeza estaba totalmente en blanco, me había olvidado de respirar mientras las oía hablar. Me había sentido una intrusa, pero las piernas no me respondían y no me había podido mover de allí, y las miradas tranquilizantes que de vez en cuando me lanzaba Lucía me habían hecho quedarme. Aquellas hermanas eran increíbles. Alba rompió mis pensamientos al hablar.
-Sí… estaría bien, pero no pienso dejarte aquí. - dijo Alba.
-Yo me quedo.- respondí rápidamente.- Ve tranquila.- La verdad es que el temor de que su padre la vigilara se me había colado en el cuerpo y estabilizado en mi pecho. No quería que fuera sola, pero sabía que Alba querría estar tranquila y pensar. Yo sobraba en aquellos momentos, me quedaría con Lucía.
-Así que eres la chica de mi hermana.- dijo en cuanto me senté. Prácticamente di un brinco en el asiento. No me esperaba que me dijera eso.
-¿Cómo has dicho?- pregunté incrédula.
-Está coladita por ti, lo sabes ¿no?- pero… pero… ¿Esta niña? Era tan indiscreta como su hermana. No pude evitar sentir una sensación de placer y alegría en el pecho cuando oí sus palabras, aún sabiendo que no eran ciertas.
-Alba no está “coladita” por mí…- Se quedó mirándome con los intensos ojos verdes que tenía, me fijé en que estaban llenos de minúsculas gotitas doradas, era muy distinta a Alba, pero tan guapa como ella.
-No le hagas daño, no te lo perdonaré.- cada vez sentía más rara esta conversación, me hablaba de que Alba me quería y luego me decía que no la hiciera daño. ¡Pero si yo era precisamente la que no le hacía daño!
-Eh… vale.
-Bien.- asintió con la cabeza y respiró profundamente.- ¿Tú que sientes por ella?
Me removí en la silla, no iba a contarle todo lo que sentía o no sentía a una chica de dieciséis años con su madre en la UCI, su padre en la calle borracho y su hermana que se había largado de su vida. La admiraba, era fuerte. Más que Alba aunque no quisiera admitirlo.
-Yo… eh… no… no…
-¿Sí?
-Yo no sé lo que siento por ella.- me salió como un bombazo, no pude evitarlo, supongo que en el fondo necesitaba hablarlo con alguien…
-¿Por qué no?
-Es complicado.
-¿Complicado? Yo creo que es de lo más sencillo del mundo, si quieres, quieres. Y si no pues no quieres.- la miré sorprendida, era como una ancianita metida en el cuerpo de una niña, la había infraestimado.
-Supongo que sí.- decidí cambiar de tema. Pero tampoco sabía que tema abordar.- ¿Te gusta?- dije señalando la chocolatina que había traído con el café. Me sonrió. Sentí que sabía que no quería seguir con el tema.
-Sí, gracias. - le sonreí y nos quedamos en silencio. No duramos así ni dos minutos, aquella chica se parecía mucho a mí, quería saber mil cosas y quería saberlas ya.- ¿Cómo supiste que te gustaban las chicas?- de nuevo la pregunta me pilló con las defensas bajas, esta niña atacaba fuerte.
-Eres igual que tu hermana, no te cortas un pelo ¿verdad?- se encogió de hombros.
-¿Por qué iba a hacerlo?
-No lo sé… porque quizá la otra persona no quiera responder a tus preguntas porque puede sentirse incómodo.
-¿Te sientes incómoda?
-No, yo no he dicho eso.
-Sí lo has dicho.
-No, hablaba en general.
-Martina, hablabas de ti. ¿Te sientes incómoda?- maldita familia, qué inteligentes eran.
-Sí. A mí no me gustan las chicas.
-¿No? ¿Cómo que no?- parecía sorprendida.
-No, tengo novio.
-¿Y eso que tiene que ver?
-No lo sé, estaré con él por algo.
-¿Sientes esa fuerza atrayente cuando estás con él que se tiene cuando amas?
-¿Qué?- esta pequeña me iba a volver loca.
-Cuando amas.- repitió ella.- siempre sientes una fuerza que te atrae irremediablemente a querer cuidar y proteger a esa persona.
-¿Cómo sabes eso?
-A mí me pasa con mamá, A..., bueno y Alba.
-Ah…- no sabía que contestar a aquello, yo no sentía eso con Mateo, lo sentía más bien hacia… ¿Alba?- ¿Y cómo estás segura de que en pareja es igual?
-No lo sé, solo estoy segura de ello. Eso es amar. En Love Story decían que amar significa no decir nunca lo siento…- se quedó callada como pensando para ella.- De todas maneras mi definición favorita del amor está en la biblia, y aunque no comparta la religión, creo que la definición es perfecta. ¿Te la sabes?
-Sí.- se quedó mirándome.
-Dila.- me insistió.
-El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta- dije de memoria, me encantaba aquella frase desde que era pequeña. Nos quedamos mirándonos fijamente.
-Lucía cariño.- una voz de hombre rompió la conexión que habíamos creado en aquella sala de hospital.
-Tío, gracias por venir, ¿podrás quedarte esta noche?- dijo Lucía mientras se levantaba de la silla.
-Claro pequeña.- contestó, era un hombre que no pasaría de los cincuenta años, canoso y con los mismos ojos verdes de Lucía. Abrió los brazos y Lucía se metió corriendo en ellos.
-Gracias.- dijo susurrando.
-Voy a ver a Alba.- sentía que molestaba en aquella escena familiar, saldría con Alba fuera. Me giré hacia la salida de la salita.
-¡Martina! ¡Espera!- Lucía se acercó rápido a mí.
-¿Podríamos… ir a tu casa a dormir?
-Sí, claro.- respondí antes de pensarlo, pero realmente Ana se iba con su familia los fines de semana y Gabi estaría por ahí con Carmen, y teníamos la norma de que las camas podían utilizarse si invitábamos a alguien.
-¿En serio? Gracias… es que mi padre…
-Lo entiendo, no hay problema. Se lo diré a Alba.
-Solemos ir a la de mi tío, pero se queda aquí con mamá.- Asentí.- Gracias de nuevo.- dijo sonriendo y se marchó hacia su tío.
Respiré profundamente y fui a buscar a Alba. Estaba sentada en el suelo, mirando hacia la nada y temblando.
-Hey, ¿cómo estás? - dije sentándome junto a ella y rodeándola con los brazos. Mientras la abrazaba no pude evitar que las palabras de Lucía me viniesen a la cabeza: “Está loquita por ti…” ¿Sería cierto? Seguramente no...
-Estoy hecha una mierda - miró hacia las estrellas mientras daba una buena calada al porro. Y me hizo salir de mis pensamientos.
-Tranquila cielo, saldrá bien.- pretendía hacer que esas palabras se cumplieran, ninguna de aquellas hermanas se merecía esto. Moví los brazos acariciándola para hacer que Alba entrara en calor.
-Es lo que se suele decir en estos casos - me sonrió sin ganas - Pero gracias - En ese instante se giró para mirarme - ¿Lo escuchaste todo?
-Escuché suficiente. - seguí acariciando sus brazos y su espalda, estaba claro que la calmaba, era raro que no me hubiese apartado ya.
-Ya - creo que no me creyó - No quiero que me tengas lástima ni porras de esas.
-No te compadezco, no eres un cachorro Alba. - la sonreí, era cierto, no sentía lástima por ella, sentía… ¿rabia? No sabía lo que sentía pero quería cuidar a aquella chica, eso lo tenía claro.
-Pues eso - Alba zanjó la conversación pero no retirándose de mí, creo que necesitaba un refugio, algo donde sentirse agusto. No pude evitarlo y la besé en la frente.
-Eres moñas hasta para dar besos - rió. Le cogí la barbilla entre los dedos y la besé suavemente en los labios. Después me quedé mirando a los ojos a aquella chica que me tenía fascinada.

ALBA
-Hemos estado pensando en que no sería seguro ir a tu casa y tampoco a la suya, así que vendréis a la mía. Tu tío está aquí y ha dicho que se quedaría con tu madre. La pequeña necesita descansar, y tú también.- dijo Martina mientras me seguía acariciando entre sus brazos.
-Oye, ¿estás segura que no eres Santa Teresa de Calcuta reencarnada? - bromeé, la verdad es que no llevábamos ni dos meses que nos conocíamos y ya iba por dos veces el dormir en casa de ella. Rió.
-Alba… eres idiota.- contestó sonriendo.
-Dime por qué - la miré a los ojos interrogándola.
-Dime… ¿Y por qué no?
-Pues porque no nos conoces de nada, te dejé la cara amoratada, te follé y no te gustó, en fin… ¿quieres que siga? - volví a mirar hacia la nada.
-A veces las cosas no tienen un porqué… simplemente pasan… ¿no?- se quedó callada unos segundos y luego sonrío.- y yo...bueno… yo no dije nunca que no me gustara.- se levantó y me ofreció la mano sin dejarme contestar.- ¿Vamos?
Ahora sé porqué dicen que a las mujeres nunca se les entiende. Esta niña me tenía completamente descolocada, de la noche a la mañana iba del blanco al negro, de mojigata a zorrón, a decirme sí y después que no. Hoy no tenía ganas de intentar descifrar a Martina, di la última calada y con ayuda de Martina me levanté.
Saqué el móvil y marqué.
-Enana baja. Estamos esperándote en la puerta principal. No, no. No quiero encontrarme con tito y que me coma el coco. Lo sé Luci, pero mis 10 años desaparecida tiene su razón de ser. Vamos, creo yo. Invéntate cualquier excusa, seguro que te sale perfecta. Vale, aquí estamos.- A los cinco minutos apareció Lucía.
-¿Nos vamos?- se acercó corriendo a mí y me cogió del brazo para andar. Siempre lo hacía de pequeña, se abrazaba a mi brazo y me decía que era uno de sus lugares favoritos. Me apartó de Martina y me susurró- Alba, necesito ir un segundo a casa…
-No, vamos directas a casa de Martina.
-Pero...Alba es importante que vaya…
-Te he dicho que no - conociendo al cabrón de mi padre no me extrañaría que pudiera estar esperándola.
-Alba… por…- no la dejé terminar.
-¿Qué palabra es la que no has entendido Lucía? - cuando la llamaba por su nombre era porque ya me estaba tocando tremendamente las narices. Asintió cabizbaja.

LUCÍA
Alba me miraba fijamente, me gustaba sentir de nuevo la sensación de tenerla a mi lado, cuando la había llamado ni siquiera estaba segura de si vendría o si apenas me cogería el teléfono y supiera que era yo me colgaría. Llevaba años sin hablar con ella y siempre había guardado un poco de rencor a que me hubiera dejado allí sola, pero ahora me había dado cuenta de que no había pensado en sí, tenía miedo, mi hermana mayor, mi base más fuerte de cuando era niña… tenía miedo, lo sabía. Intentaba ocultármelo, pero había heredado la capacidad de mamá de decir las cosas con la mirada, por eso siempre evitaba mirar a alguien cuando mentía, se le notaba demasiado en los ojos. El tono de voz, los gestos… había aprendido a controlarlos, pero la mirada seguía allí. Y dentro de aquella coraza que se había creado seguía habiendo un temor enorme, el miedo de cuando era una niña.
Había querido ir a casa a por la pequeñaja. Cuando había llegado la había buscado desesperadamente y no la había encontrado, confié en que hubiera ido a casa de un vecino como le había dicho por si alguna vez pasaba aquello sin que yo estuviera en casa. Sin embargo había llamado a las puertas de cinco casa y nadie me había contestado.
Me aterraba que él se la hubiera llevado, pero mamá me había dicho que no le dijera nada a Alba de Almu, le daba miedo que saliera huyendo… Confiaba en que él se hubiera marchado toda la noche, como siempre hacía después de aquello para volver a la mañana.
Pensé en Alba y Martina. Pensaba que Alba la quería, pero aquello era tan extraño… aunque por un lado me favorecía que tuviera a Martina para colocar a Almu con Alba, ¿Se centraría?
Alba se había sentado atrás conmigo mientras Martina conducía, así que decidí preguntarle en voz baja lo que ya me temía.
-Alba.- dije pegando mi boca a su oído para que solo me pudiera oír ella.- ¿Qué es lo que te da miedo de haberte enamorado de Martina? - Me fulminó con la mirada y luego miró a Martina a través del retrovisor para cerciorarse de que no estaba atenta a nosotras.
-¿Qué dices niñata? - Lo sabía, bajó la mirada inmediatamente después de decirme esas palabras. Me hacía gracia, nunca ha podido disimular lo que dice su mirada.
-Eres como mamá, no sabes mentir con la mirada.- solté una pequeña carcajada y eso hizo que volviera a llevarme una mirada que podría haber hecho callar a cualquiera… cualquiera… menos a mí, no le tenía miedo, sabía quién era realmente, y ella no era como todos pensaban.- ¿Te da miedo que puedas sentir algo por alguien?- volví a preguntar. Me sorprendió que de repente se giró hacia mí y me cogió el cuello como para estrangularme como hacía de pequeña.
-Eres una tocapelotas mocosa - me sonrió.
-Para.- dije secamente. Aparté su brazo y me moví hacia el otro extremo de los asientos, me dediqué a mirar por la ventana.

ALBA
- Vale, vale pequeña - la solté inmediatamente. Era un juego de pequeñas pero ya no lo éramos y habíamos vivido tantas cosas que la verdad… no era el mejor de los juegos.
Me acerqué a ella y le besé en la mejilla acercándome a su oído susurrándole
-Perdona enana.
-No importa.- dijo mientras dejaba caer su peso sobre mi cuerpo y apoyaba la cabeza en mi hombro. Cerró los ojos y me dediqué a acariciarle el pelo.
-¿Sabes? - seguí susurrándole - Estoy aterrorizada por lo que estoy sintiendo por ella. No quiero que me llegue a pasar como mamá y que me ciegue todo este sentimiento. No quiero.
Me miraba fijamente a los ojos.
-Ella no es papá Alba.- volvió a cerrarlos lentamente y en un susurro apenas audible y entrando prácticamente en el sueño comentó.- Además ella te quiere...

<------------------------->



Ir a:     Inicio          Capítulo 12          "Un café y un polvo"          Capítulo 14

Buzzys
Arwenundomiel

4 comentarios:

  1. Toma que toma! Esto va mejorando poco a poco y los nuevos personajes son muy buenos.
    El tema se está poniendo intenso y lo disfruto un montón.
    Voy a morderme las uñas hasta principio de enero, que lo sepáis! :P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro muchísimo verte tan entusiasmada con la historia. Ya advertí que se iría poniendo más y más interesante. Parece que no me equivocaba ¿verdad? Gracias por comentar cada uno de los capítulos, a ver si la gente se anima también a hacerlo. Saludos.

      Eliminar
  2. Quiero todos los capítulos restantesssss esta muy interesante me encanta leer historias interesantes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajjajajajaj pides mucho Leydian, mejor dar los capítulos poco a poco y por semana así lo cogéis con más ganas ¿no crees?. Gracias por comentar y espero que comentes los próximos capítulos para animar a que lo hagan otras. Saludos.

      Eliminar