Relato "Un café y un polvo". Parte 4 (Capítulo 11)

jueves, 3 de diciembre de 2015
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PARTE 4. Y DE PRONTO TODA NUESTRA VIDA SE CONCENTRA EN UN SOLO INSTANTE.
CAPÍTULO 11. NO TE RESIGNES. HUYE.

MARTINA

Había pasado más de un mes desde que había visto a Alba por última vez y no dejaba de sentirme rara. Cuando deduje que no podía sacarla de mi cabeza ni siquiera estando con Mateo, Gabi o mi familia decidí que no me iba a pasar el resto de mi vida pensando en ella. Así que aquel jueves por la tarde, nueve días antes de mi cumpleaños, me planté en el cuarto de Gabi.

-¡Gabi!- bociferé entrando por su puerta. Estaba sentada en la cama con los libros abiertos y mirando el móvil, pegó un pequeño salto.
-¡Joder, Martina! ¡Qué susto!- me miraba cómo solo sabían hacer ella, Mateo y mi madre, intentando descubrir lo que tenía que decir.
-Mañana has quedado con Carmen. ¿Verdad?- sonrió, pero enseguida hubo un tono de curiosidad.
-Sí, ¿Por qué?
-¿Habéis quedado solas?
-No, con su grupo. Carmen quiere que vaya.
-¿Sabes si va la chica esa que vino a casa?
-¿Alba?
-Sí, así se llamaba creo recordar.-intenté sonar convincente. Claro que se llamaba Alba, llevaba pensando en ella las últimas cinco semanas.
-¿Qué quieres de ella? Martina, no es buena gente…
-Ya lo sé, no pienso hacer nada. Es que me he acordado de que habías quedado y cómo se olvidó aquí una cosa quería devolvérselo.-No se había dejado absolutamente nada, pero quería verla así que lo conseguiría por mis narices.
-¿Sí? ¿El qué?
-Un libro.- era una gilipollez, nadie sale de fiesta con un libro, pero era lo primero que se me había ocurrido, así que lo había dicho. Podía haberle dicho que tenía ropa suya, pero entonces tendría que contarle lo del martes y no quería que nadie tomara partido en esto por ahora...
-¿Un libro?
-Sí, sí. Un libro.
-¿Qué libro?- no se lo creía, pero me daba igual. Pensaba mantenerme en aquella postura de cría caprichosa que había adoptado.
-De profundis, de Oscar Wilde.
-Ya… Está bien. Vente. Aunque no creo que a Carmen le haga gracia.
-Gabi por favor…
-Que sí, ya te he dicho que sí.
-¡Gracias!- me lancé sobre ella a darle un abrazo, estaba emocionada.-¡Gracias, gracias! ¡Gracias!
-Está bien pava, sal anda, tengo que estudiar.- dijo riendo.


Me fui a mi habitación más contenta de lo que llevaba sin estar meses. Tenía que ver que me ponía.
La verdad es que quería saber más sobre Carmen y Gabi, llevaban hablando todas las noches desde que se fueron juntas al campo. Pero Gabi estaba rara conmigo últimamente y no me atrevía a sacar el tema. Mañana me enteraría al verlas juntas.
Al día siguiente salté de la cama, me puse la primera camiseta que encontré en el armario y unos vaqueros y me fui a clase. No conseguía concentrarme en lo que decía el profesor, salí de clase sin haber rellenado ni una sola hoja de apuntes. Me fui a casa, me comí una ensalada rápida de lechuga y tomate e intenté estudiar un poco. Me quedé dormida sobre los apuntes y me despertó el sonido del timbre.

-Hola preciosa, ¿Cómo estás?- escuché la voz de Gabi mientras abría la puerta, no podía ser Carmen, aún era muy pronto ¿no?… ¿Qué hora era? Miré el reloj, las diez y media. Mierda. Tenía apenas una hora hasta que ellas terminaran de cenar y se fueran.
-Hola, ¿estamos solas? - escuché unas risitas de fondo, efectivamente era Carmen.
-No, está Martina.- lo dijo como con tono aburrido, cosa que me molestó. Si querían follar que se fueran a un hotel, esta también era mi casa.
-Mmmm, yo no la veo por aquí. ¡¡Anda, déjame!! pero si no va a salir del cuarto. Me da morbo que nos oiga y así poder joderla un poquito, anda - era una tremenda hija de puta, tenía que cruzar hacia el baño, pero decidí dejar que empezaran para salir, no iba a permitir que la niña esta me molestara.
-En realidad, saldrá en nada, siempre empieza a prepararse una hora antes… Y le he dicho que podía venir. Me dijo ayer que tenía que darle una cosa a Alba.

CARMEN
-¿Qué? ¿qué tú le has dicho qué? - la rabia me salía por las orejas. Como podía ser Gabi tan insensible sabiendo todo lo que me habían hecho Alba y Martina. No me lo podía creer - ¡¡¡Pero tú estás loca!!! Yo con ella no voy ni a la vuelta de la esquina, ¿entiendes?- Gabi levantó una ceja y puso los ojos en blanco.
-Solo va a darle una cosa Carmen, y tampoco creo que aguante mucho en el sitio al que vamos. No hagas un drama, tú dijiste que ya no sentías nada por Alba…¿no?- lo entendí, me estaba poniendo a prueba, quería saber si era cierto lo que le había repetido mil veces. Y se lo había repetido, y mil veces me lo preguntaba yo también.- así que caso arreglado.- dijo al ver que no emitía respuesta.
-Hola.- Martina estaba mirándome, iba en pijama, tenía el pelo despeinado y cara de sueño, y aún así seguía mona, no la soportaba.- ¿Cómo estás?
-¿Todavía estás así? - le señalé las pintas que tenía - Arréglate de una vez o nos vamos sin ti. -Vi que Gabi sonreía, supuse que al notar que daba por hecho que Martina venía.
-Es que me he quedado dormida, no tardo nada.- dijo mientras se metía en el baño.
-Gracias.-Gabi me rodeaba la cintura con los brazos y me sonreía.
-Como tarde mucho nos marchamos. Paso de esperarla - no pude disimular que no me gustaba la presencia de Martina.
-Que sí cabezona. A mí tampoco me cae muy bien Alba y la tengo que aguantar - bromeó mientras me cogía de la barbilla con una mano y me daba un pequeño beso en los labios.-¿Quieres tomar algo? ¿Vamos a cenar aquí o luego?
-Yo te comería a ti ahora mismo pero Martina como siempre nos corta el rollo.
-Está en la ducha…-me susurró al oído mientras bajaba sus manos hacia mi culo, acariciándome.
-Me encantas cuando te pones morbosa, me recuerdas a…- me quedé callada. Se apartó bruscamente de mí.
-Ya. A Alba.- se dirigió hacia la cocina sin mirarme.
-Gabi cariño, no te enfades. Eso no es malo, es solo que me gusta el morbo, siempre me ha gustado y bueno… - no sabía como continuar para justificar esa metedura de pata tan tremenda.
-Sigues colada por Alba, eso es un hecho.- se había dado la vuelta y me miraba fijamente a los ojos.-Pero, ¿sientes algo por mí? O ¿solo te sirvo para olvidarte de ella?
-No digas eso - la besé una y otra vez con lágrimas en los ojos - Sabes lo que fue ella para mí.
-Sí, pero no me has contestado… En fin, da igual.
-No da igual. Yo ahora quiero estar contigo. Te… quiero - me salió casi en un susurro. Ella me miraba sorprendida, nunca nos lo habíamos dicho ni habíamos hablado de estar juntas, nos dedicábamos a salir y a follar. Nada más.
-¿Qué has dicho?- me contestó con un hilo de voz, noté que aguantaba la respiración.
-Que estoy empezando a sentir algo más que el típico rollo de amigas con derecho a roce - ¿esto lo estaba diciendo yo de verdad? ¿me había parado yo a pensar detenidamente en todo lo que estaba saliendo de mi boca?
-¿En serio?- seguía mirándome perpleja.
-En serio - le sonreí entre sorprendida, dudosa, aterrada y no sé cuantas cosas más. Lo que estaba claro es que algo sentía por Gabi pero Alba la tenía demasiado clavada en el alma y no sabía como librarme de ese sentimiento.
-Idiota...Yo también te...quiero.-y se acercó para besarme, cuando nos apartamos oí la maldita voz de Martina.
-Estoy…-Me giré, esta chica no pretendía darle nada. Acaso que fuera a darle su coño. Llevaba un vestido negro corto, que dejaba ver sus largas piernas y que se le ajustaba al cuerpo como un guante, converse negras y una cazadora de cuero negro en la mano. Me puse negra. A Alba le chorrearía la entrepierna nada más verla. Dios, como la odiaba, en serio.
-¿Y esa ropa?- Gabi la miraba con los ojos abiertos de la sorpresa.
-La compré ayer. ¿Estoy bien?
-Estás increíble Martina, pero espera.- Se acercó a ella y le soltó el pelo.- Mejor. Siempre vas con el pelo recogido, y suelto te queda genial. Vi como la idiota de la niña se sonrojaba.
-Gracias...

ALBA
-¿Sabes que hoy Carmen viene con una chica?- Asun me hablaba mientras las demás estaban en la barra pidiendo bebida.
-Sí. Últimamente parece que no puede hacer nada sin esa pija imbécil.
-No digas eso. Gabi es muy maja y parece que ella sí la quiere - me soltó Asun por la puta cara.
-¿Qué coño quieres decir con eso? - la fulminé con la mirada mientras me sentaba frente a ella.
-Na… nada - tartamudeó un poco. No sé por qué la gente tartamudeaba en mi presencia. Bueno, para que mentir, lo sabía y me gustaba que me tuvieran algo de miedo - Solo que hacen buena pareja, nada más.
-Mira Asun. Quiero mucho a Carmen y quien le haga daño se las verá conmigo. Y esa tía no me gusta para ella, no me da buena espina.
-Tú eres como el perro del hortelano - zanjó Asun justo antes de llegar las chicas con las bebidas, no le crucé la cara porque Dios no quiso.
-¡Hola Asun!- la voz insoportable de Gabi me hizo girarme, venía con todo el grupo y con Carmen.
-Hola cielo.- respondió Asun.
-Hola Carmen - ignoré a la odiosa de Gabi - ¿Qué tal estás? - di unos golpecitos en el asiento para que se sentara junto a mí.
-Alba…-me susurró al oído María, para que no pudieran oírle las demás, mientras Carmen me obedecía y se sentaba a mi lado. -ni se te ocurra joder, déjala de una puta vez.
Pero ¿Qué coño pasaba con todas? ¿Qué se creían que iba a hacer con Carmen? Solo quería saber como le va, que tal todo con Gabi… una voz  interrumpió lo que pensaba decirle a María.
-Hola Alba. - el vaso que tenía en la mano se me cayó sin saber cómo.
-Joderrrr, me cago en la puta - me levanté y me la encontré de frente. Estaba distinta, llevaba un vestido de cuero negro por la mitad de los muslos que jamás pensé que alguien como Martina podría llegar a ponerse, el pelo despeinado y… ¿Llevaba rimmel? Enarcó una ceja y enseguida su risa me llenó los oídos.
-¿Cómo estás? - seguía sonriéndome.
-Yo, yo… yo. Voy a por otra bebida. - Intenté salir de entre todas ellas y de esa situación tan extraña.
-¿Alba tartamudeando? - escuché a María decirle a Asun - Se le ha tenido que meter un cubito de hielo por las tetas. Le señalé con el dedo índice y corazón y después me señalé mis ojos.
-Gilipollas - le sonreí intentando mostrar que tenía la situación bajo control pese a que acto seguido me desequilibré con un puff que tenía al lado - Coño ya - espeté dirigiéndome hacia la barra. No quería estar junto a ella, parecía otra gilipollas como Gabi.
-Te acompaño.- dijo sonriendo ante el comentario de María, que sin duda había oído, y andando a mi lado.- Se te ve nerviosa. ¿Estás bien?
-¿Qué haces aquí y con esas pintas? - no la quería ni mirar, ella seguía detrás de mí.
-¿Estoy mal acaso?- dijo acercándose a mí por la espalda.
-Estás haciendo el ridículo, no eres tú misma.
-Yo no lo veo así, me gusta que me miren, y no dejan de lanzarme miraditas, así que en realidad sí que soy yo misma.
-Si lo que quieres es zorrear estás perfecta - quería herirla. No podía hacerme esto, ella no.
-No tanto como tú.- se apartó de mi espalda y se puso a mi lado en la barra.- ¿Me pones un ron con coca-cola? - Esta vez la miré de arriba abajo, estaba increíblemente follable pero me volvían a entrar todas esas sensaciones de las que siempre he querido huir.
-Yo te lo pago preciosa.- eso me sacó de mis pensamientos, una pelirroja con camiseta y vaqueros se había acercado a ella y la sonreía.
Di un puñetazo a la barra y me dirigí a la puta pelirroja mordiéndome el labio aguantando toda la rabia.
-¿Tú no te das cuenta que la buenorra está conmigo?
-¿La qué?-dijo Martina volviéndose hacia a mí con los ojos abiertos y cara de sorpresa.
-Eso que lo decida ella ¿no?- contestó la pelirroja.
-Ella no tiene que decidir nada; está conmigo.
-¿Es tu novia? - una nueva pregunta y le suelto un derechazo que la dejaba en el sitio.
-Desaparece de mi vista o te estampo en la barra. Tú eliges.- la pelirroja miró a Martina ignorando lo que había dicho.
-Lo siento.- dijo Martina. La pelirroja desapareció de allí con un mohín de desagrado.- Creí que estaba ridícula.
-Estás provocando a todas joder. Eres carne nueva aquí y además… - la volví a mirar enterita, mi entrepierna ya no pudo resistirse en empezar a lubricarme.
-Y además quieres que sea toda para ti. ¿No?- dijo riendo y bebiendo un sorbo del ron con coca-cola.
-Sí, bueno… no.
-Hmm… entiendo.- se giró y me miró fijamente a los ojos.- Entonces aclarame una cosa, ¿Vas a besarme ya?
No pude contenerme más y mi boca buscó la suya con un ansia increíble, enseguida sus manos me rodearon la cadera y me pegaron bruscamente a su cuerpo, mientras me respondía el beso.  Mis manos que empezaron acariciando su cintura, descendieron hacia su culo bien definido con ese vestido. Todo, lo volví a sentir todo. Era pura electricidad, nunca con nadie lo había sentido con esa intensidad y ya era la segunda vez. Esta niña me iba a buscar la ruina. Pero ahora mismo no quería parar, no quería pensar en ello; ya lo pensaría más tarde.
Su boca buscó mi cuello y empezó a besar la zona justo debajo del oído, no paraba de sentir su boca por el cuello, lamiendo, mordisqueando suavemente y provocando pequeños gemidos y escalofríos por todo mi cuerpo.
-Alba… te he deseado tanto estas semanas…-de nuevo su voz cargada de erotismo e inocencia...me encantaba esa mezcla. Sus manos acariciaban mi culo mientras seguía jugando con su boca en mi cuello, abrí los ojos y pude sentir los ojos de todo el grupo sobre nosotras.
-Heyyy chicas - nos tocó el hombro a ambas Marta, la camarera de la barra - me estáis poniendo cachondas a todas las chicas del local. Alba, llévatela a la esquina de siempre o a los baños, hazme el favor. - noté a Martina como hizo una mueca que no supe identificar, pero se le pasó al instante. Me agarró con una mano del culo mientras con la otra cogía la bebida y daba un buen trago.
-¿Vamos?
-Ehmmm - me tenía totalmente descolocada, no me podía creer que la mojigata que me follé hace unas semanas en mi casa y que se fue jurándome que no volvería a pasar estuviera pidiéndome sexo a lo brutal.
-Venga Alba, no me dirás que no quieres follarme. - “¿Ha dicho follarme? ¿ha dicho la palabra follar?
-Martina, oye. ¿Gabi te ha dado algo antes de venir? ¿Alguna pasti?¿alguna rayita?- me miraba irónica y sonriente.
-¿Piensas que estoy drogada por querer que me toques? No sabía que te tenías en tan baja estima.-dijo riendo.
-Tú eres gilipollas.
-Esa es la Alba que yo conozco.- dijo sonriendo.- Vamos ¿o no?- miré al grupo, Asun me miraba boquiabierta y cuchicheaba con María. Irene, Lola y Ceci hablaban entre ellas también mirándonos. Carmen y Gabi no estaban.
-Niña, ni te preocupes por ellas, me la pela lo que estén diciendo de nosotras. - Le cogí de la mano y me dirigí a la zona más oscura del local, tirando de ella - ¿Quieres zorrear? zorrea conmigo - la miré seguramente con las pupilas ya completamente dilatadas por el ambiente y el olor a sexo.
-Eso está hecho preciosa.- dejó la copa y me empujó hacia uno de los puff haciendo que mi cuerpo cayera sobre él, acto seguido se subió a horcajadas sobre mí.-¿Notas lo húmeda que estoy para ti? - cogió una de mis manos y la dirigió hacia su coño. Joder esta no era la mojigata de hace unas semanas, pero este cambio me servía para solo querer sexo con ella, follármela bien y después no tener esa impresión extraña que tuve el otro día.
-Nena, me encanta que estés así - y mis dedos autómatas empezaron a masturbarle el clítoris ya completamente inflamado. Esta niña estaba a punto de explotar en cualquier momento, sus caderas se movían sobre mis dedos y sus gemidos hacían que algunas chicas de alrededor se quedaran mirando. Me acerqué al oído de Martina - Sigue moviéndote, rózate conmigo.
-Alba, para.- agarró mi mano para que la sacara de sus braguitas. Tuve un pequeño forcejeo al no querer sacar mi mano de ese lugar tan cálido.- Alba, saca la mano…
-No, no la voy a sacar - hice fuerza contra ella. ¿A qué estaba jugando?
-¿Cómo qué no? Alba, no seas cabezona…- rió y me mordisqueó la oreja.- Quiero probar yo… - pero que coño era eso. ¿Probar ella el qué? La rabia empezaba a conquistar mi mente y me estaba cabreando.
-Deja que siga joder - dije ya con tono de enfado. Me agarró de la nuca para levantar mi cara hacia ella y me susurró al oído.
-Alba preciosa, quiero probarte… déjame notar tu sabor en mi boca.- ¿qué mierda estaba diciendo? ¿comerme el coño a mí? ¿a mí? saqué la mano de repente.
-Eso es nena.- se levantó de mis piernas y se puso de rodillas entre ellas. Sus manos se dirigieron hacia mis pantalones y los desabrocharon.
-Heyyy nena. Párate, párate coño - mis manos le pararon las suyas, se apartó bruscamente de mí, en el mismo instante que noté una vibración en mis pantalones insistente. Joder, todo a la vez - Tía espera un minuto - cogí el móvil que seguía vibrando del bolsillo del pantalón y miré quien era el que me incordiaba. Creo que mi cara perdió todo el color en el instante que vi quien me llamaba, le hice una seña a Martina para que esperara - Espera nena, tengo que cogerlo. - Asintió.
-De acuerdo.
-¿Qué coño te pasa a esta hora?- la voz de mi hermana Lucía me llegaba entrecortada por los sollozos.-¿Dónde estás? ¿qué ha pasado? - me levanté abrochándome los pantalones y mirando a Martina pero sin mirarla. -¿Qué le ha hecho el hijo de puta? - me iba dirigiendo hacia la salida del local, indicándole a Martina que se quedara allí.-¿En qué hospital estáis?- me dio la dirección y colgó. Las lágrimas empezaron a brotar sin cesar y corrí hacia el coche, me di cuenta de que me había llevado María. Siempre nos turnábamos a la hora de salir, no sé para qué coño hacíamos eso ya que nos poníamos ciegas las dos cuando salíamos juntas; quizás para repartirnos el gasto de gasolina. María era así de cuadriculada.
-Me cago en la puta hostia. Hijo de puta - grité con toda mi alma para calmar esa rabia que tenía dentro. Mis lágrimas no cesaban de salir.
-Alba, ¿Qué pasa? tranquila- Martina me había seguido y me abrazó por detrás- ¿Quieres que te lleve a algún sitio? - Esta tía siempre tenía que estar por medio pero esta vez no tenía ni fuerzas ni ganas de enfrentarme a ella.
-Sí, gracias - me intenté limpiar con la manga las lágrimas que seguían cayendo por mis mejillas pero era inútil, más lágrimas fluian.- Perdona, no puedo dejar de llorar, esto… esto… es una mierda.
-Shh no te preocupes.- me pasó los dedos por las mejillas secándome las lágrimas que seguían saliendo. Me agarró la mano y me llevó hasta su coche.- ¿Dónde?
-Al hospital San Antonio - me acomodé en el asiento del copiloto y lloré con más rabia tapándome la cara mientras me inclinaba hacia delante. La rabia, la impotencia, me estaba matando.
Martina empezó a conducir, parecía que sabía dónde era. Le agradecí por dentro que no preguntara, siempre preguntaba sobre todo y era raro que en aquella situación no dijera nada.



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Buzzys
Arwenundomiel

10 comentarios:

  1. Este me gusto mucho más. Donde irán a parar estas tías? Quisiera ser una Martina.!

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    1. La verdad es que la cosa se está poniendo realmente interesante, al igual que Martina. Eso decimos todas: ¿Dónde irán a parar estas tías?. Gracias por comentar.

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  2. Todas llevamos una Martina dentro que se pone ropa que jamás hubiera pensado por enajenación amorosa jejeje

    La pobre Carmen lo va a pasar putas si va con Gabi pero como me van los bollodramas no me importa jujuju

    Y ha merecido la pena esperar con tal de tener este capitulo laaaaargo, doble o como lo queráis llamar :D

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    1. Nadie creía que Martina llegara a eso pero...... mírala. Y es verdad, Carmen parece no estar en la historia pero todas la tenéis en mente, por algo será xDDD.
      Gracias por esperar, por disfrutar con nosotras y por comentar.

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  3. Me identifico tanto con Martina.. #MeVolveranLoca

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    1. Nadie hablaba de Martina hasta ahora, todos los comentarios eran hacia Alba. Parece que Martina ha despertado y con ello muchos seguidores de ella. ¿Con qué otra cosa podrá sorprendernos?. Gracias por comentar, eso nos anima a seguir.

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    2. "todo, lo volví a sentir todo"
      Pedazo de frase que lo dice todo.

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    3. Es que es "todo" lo que volvió a sentir. Parece que es muy fuerte todo lo que se vive con ellas y cuanto más lees de la historia más comprendes las cosas y más te sorprendes de lo que ocurre con ellas. Espero que sigas disfrutando de ellas como nosotras de escribirlas.

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  4. Pues por un momento creí que Martina quería hacer sentir a Alba lo que sentían las chicas cuando Alba las usaba no se si me explico...?

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    1. Te explicas perfectamente... Es posible que fuera eso lo que quería. A saber qué cosas se le pasan a Martina por esa cabecita suya.

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