El tiempo, bendito tiempo...

lunes, 18 de julio de 2016
Y es que con el tiempo he ido aprendiendo que la vida está llena de primeras veces. La primera vez que ríes, la primera vez que te caes, la primera vez que te levantas, la primera vez que dices te quiero, la primera vez que sientes un te quiero.

El tiempo también me enseña que no existen dos personas iguales. Que la risas suenan distinto dependiendo de quien ría o quien te haga reír. Que no todas las caricias te hacen sentir lo mismo, ni tú sientes lo mismo con las caricias que das. Que no todo te alegrara los días, también habrá que o quien te destroce los días.

El tiempo me enseñó que no todos los besos son iguales, ni dejan el mismo sabor. Que no todos los besos son dignos de llamarse besos.

Me enseñó que no te hiere quien quiere, sino quien puede. Que hay palabras necias y personas necias. Que no hay que usar la palabra para hablar, porque hay miradas que valen más que mil palabras.

El tiempo me enseña las lecciones que me hace enfrentarme a ese examen que me pone la vida. Lecciones que no aprendo hasta que suspendo ese examen, hasta que saco ese cero, y empiezo a abrir los ojos y entender con claridad esas lecciones que el tiempo me fue poniendo en el camino.

Supongo, que el tiempo existe por eso, para olvidar, recordar y aprender. Porque no todo en esta vida merece formar parte de nosotros. Por eso, es mejor olvidar. Porque es mejor recordar los buenos momentos y aprender de los malos.

Coge las cosas que te da la vida, y vívelas de la mejor forma que sepas. Si crees que no merece la pena recordarlas, pues olvídalas y si duele, no te rindas, afróntalo y sigue adelante.

Escrito por @srtadesquiciada

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