Ir a: Inicio Capítulo 30 "Un café y un polvo"
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CAPÍTULO 31. LA COSAS CAMBIAN CON UN SEGUNDO DE LOCURA.
"Bueno, pues ya estamos aquí otra vez. Y con un nuevo capítulo. Admito, que mi idea principal era publicar el jueves. Aunque bueno... a veces el reloj se me adelanta y yo me retraso. Se me suele dar bien, últimamente, esto del estrés. Pero, en fin, no he venido a hablar de mí.
Y un sábado, tampoco está tan mal. ¡Joder! ¡Es sábado! El día de la fiesta, de los chupitos y de quemar ciudades, aunque siempre he preferido los sábados de tirarme al sol a mirar el cielo y que me den besitos en el cuello mientras me susurran un "te quiero".
Y como hoy es sábado. Y no solemos publicar en sábado, pues es un día especial ¿no creéis? Así que hoy me vais a permitir salirme de los minitextos que escribo normalmente al principio del capi. Y no ser ni Martina, ni Alba, ni Lucía, ni el padre de Alba, ni un ser imaginario o indescriptible, ni nadie. Hoy voy a ser yo, Buzzys. Y os voy a hablar (a pesar de que luego Arwen (Arwenundomiel) me mate, aunque fijo que le encanta la idea) de como nació esto. Y como este apartado de los minitextos es mío, pues voy a hacer lo que me dé la real gana. Tampoco me voy a enrollar mucho. Cosas básicas.
Por ejemplo, cuando nació un café y un polvo, Arwen y yo nos conocíamos de apenas unas semanas. No llegábamos ni a un mes. ¿Increíble no? El día que se publicó el primer capítulo, solo nos conocíamos de un mes y 3 días, exactamente.
Así que igual os sorprende saber que con tan poco tiempo, empezáramos a escribir juntas, algo que nos sigue uniendo 9 meses después.
He de admitir que desde entonces, he hecho que le surja alguna que otra cana, ¿Qué se le va a hacer? Somos opuestas en muchos aspectos e increíblemente iguales en otros. Y al escribir nos quitamos las ideas de la cabeza, nos emocionamos, nos decimos lo increíblemente putas amas que somos y seguimos escribiendo.
Mientras escribimos, nos insultamos, nos decimos que nos queremos, nos borramos cosas, añadimos otras, nos provocamos y... no sé como, acabamos teniendo siempre algo que escribir sobre Alba, Martina y todos los personajes que van con ellas.
La verdad es que cuando la conocí no pensé que fuéramos a realizar esto, cosa que hoy en día es algo importante para ambas.
Yo la conocí para publicar en el blog. Y con apenas dos semanas ya teníamos una confianza increíble. Así que conseguí que ella me contara porque estaba mal un día en concreto. Escribía con otra chica, se habían enfadado y la había dejado tirada. Es que Arwen es mucha Arwen. Y de ella siempre quieres más. Así que después de un rato hablando de esto le dije: "Escribe conmigo". Así como si nada, conociéndonos de una mierda, nos lanzamos a escribir. Creamos a dos personajes, uno para cada una, Alba para ella y Martina para mí. Nos las describimos y en apenas cinco segundos estábamos escribiendo. Así nació un café y un polvo. Empezamos a publicar semana y media más tarde, con 6 capítulos ya escritos, y así seguimos hoy en día, buscando huecos para poder insultarnos, querernos y ¿por qué no? escribir algo decente de vez en cuando.
Sí, así, porque nos dio la gana. ¿No salen las mejores ideas de un segundo de locura?
Gracias por dejarnos que cobren vida. Un beso enorme.
Buzzys."
MARTINA
Estaba harta de que decidiesen por mí, harta de no poder hacer nunca lo que yo quisiera, harta de que siempre me protegiesen como a una niña de trece años que sale a “explorar” el mundo por primera vez. Harta de que no me dejaran equivocarme ni cometer errores, de que me controlaran todo lo que hiciera, de que no me dejaran decidir nunca lo que yo quería, realmente, hacer con mi vida.
No me dejaban respirar, ni vivir.
Y sentía que me ahogaba, necesitaba olvidarme de mi vida por unas horas, necesitaba poder sentir que podía llevar yo las riendas por un rato sin provocar un caos enorme e irreparable. Era mi vida. Y Catalina, o Cati, como ella prefería que la llamasen, para eso, era la persona correcta. Era despreocupada, atolondrada y con un gran sentido del humor que me hacía reír cada vez que quedaba con ella. Además, era diferente, le gustaban las cosas distintas. Habíamos quedado cinco o seis veces y me había llevado a sitios que ella consideraba “especiales”; una azotea con dos tazas de chocolate caliente, una casa colgada de un árbol de su jardín, con dos humeantes tazas de té, un sótano húmedo en medio de la ciudad, lleno de cuadros con preciosas mariposas de diferentes colores plasmadas en los lienzos, una zona de montaña en el que había pequeñas piedras en formas de asiento, colocadas en círculo… Siempre me llevaba a sitios que no eran los corrientes o los que se suelen ver, me gustaba pasar tiempo con ella.
He de admitir que al principio siempre me provocaba un poco de recelo. Hasta que acepté su primera invitación de ir con ella. La había conocido mientras estaba de camarera en el pub. Tenía el pelo rosa, unos ojos grises muy intensos y no había ni un solo centímetro de su piel que no tuviera un tatuaje, excepto la cara. Se había acercado a la barra y me había pedido un ron-cola y que le concediera dos horas, tardó tres semanas hasta que consiguió que yo aceptase su oferta, y allí que nos fuimos a la azotea sobre las dos y media de la mañana.
Así que… ahí estaba, en la puerta de su casa y llamando al timbre. Enseguida, Cati abrió la puerta.
-Hola- sonreí.
-¡Vaya! ¿Qué ven mis humildes ojos? La bella camarera que me costó tres semanas invitarle a chocolate caliente, está justo enfrente de mí y sin pedírselo- me hizo una reverencia- Es un honor. Pase señorita.
-No puedo resistirme a tus maravillosos sitios.- reí y entré en el interior de la casa. Vi que había una maleta rebosando de cosas y varias bolsas tiradas en el suelo.- ¿Te vas a algún sitio?
-Me voy a perder en la naturaleza a meditar donde ponerme otro tatuaje. Como verás, es ya una tarea algo difícil. Tengo que estar tranquila y estudiarme a ver dónde me coloco otro- me guiñó un ojo.- Anda, siéntate. ¿Quieres tomar algo? No, no me lo digas. Café.
-¿Cómo lo has adivinado?- sonreí.- ¿En serio te vas a perder por ahí?- vi que aparecía con un saco de dormir.- Vale, no me contestes… estás como una cabra.- no podía evitar reírme, intentaba cerrar la maleta subiéndose encima.
-Si consigo cerrar la maleta. Sí.- me acerqué y cerré la cremallera mientras ella apretaba la maleta.
-Listo. Ya puedes largarte al campo
-¿Quieres acompañar a una cabra que se va al monte a meditar sobre su existencia?
-¿En serio?- la miraba incrédula. Me sonreía y me miraba con esos ojos sinceros que solo ella tenía.- Pues… me encantaría.
-Hay muy buenos pastos allí. Te encantará darte de cabezazos contra las rocas. Eso despeja mucho la mente.
-Prefiero tirarme en el césped que hacerme otro maravilloso moratón ahora que ya me está desapareciendo este.- reía, era tan fácil reír con ella.- Si me esperas voy a por ropa a casa...
-¿Ropa? No, desnudas todo el fin de semana por el monte- me miraba como esperando mi reacción. ¿Desnudas?
-¿Sin ropa interior?
-Y sin ropa exterior. Dícese, desnudas completamente. Tengo que buscarme el hueco para el tatoo, por si se te había olvidado- No salía de mi asombro.- Ehh... - ¿Qué narices? ¿No quería dejar las reglas a un lado?- Está bien, ¿entonces para qué llevas una maleta tan enorme?
-Ahí tengo mantas, kit de primeros auxilios, linterna, bengalas, una pistola de calibre 25, pintura de camuflaje. ¿Quieres que siga?- ¿Una pistola? ¿Pintura? Esta chica me desconcertaba.
-No hace falta…- no podía dejar de sonreír. Era una locura, pero era una locura maravillosa.
-Entonces, ¿te vienes pese a todo?
-Me voy.- asentí.
-Creo, que tú estás mucho más loca que yo.- se dirigió hacia la cocina abriendo una puerta tras otra buscando… café.- Eureka, creí que no la encontraría.
-¿Yo estoy más loca que tú?- cogí el paquete que me ofrecía y aspiré intensamente.- Madre mía… Es increíble, te invade el cuerpo...
-Auténtico café de Colombia. Con un aroma espectacular y un olor exquisito, como tu aliento cuando te me has acercado más de una vez.- la miré y sonreí mientras apartaba el café y lo ponía sobre la encimera.
-¿Mi aliento huele a café? o ¿tiene un aroma espectacular y exquisito? Porque si me dices que huele a café, te mato. Ni que no me lavara los dientes.- sonreía.- ¡Por cierto! ¡Cepillo de dientes! Sin eso sí que no me marcho...
-Compartiremos cepillo- se giró para mirarme. Al ver mi cara de horror, soltó una carcajada increíble- Es broma, quería saber hasta qué locura ibas a llegar. Ya veo que ir desnuda por la vida, o perderte con alguien que está como una cabra, no es locura. Compartir cepillo de dientes, sí. Por eso me gustas. Porque eres imprevisible. Me sorprendes para bien en cada locura mía. Cualquiera diría que eres mi media naranja.
-Bueno… nunca se sabe…- le guiñé un ojo y chupé la cuchara que me ofrecía, hasta los topes de chocolate. Se la devolví, y ella la chupó a continuación mirándome fijamente mientras lo hacía. No aparté la mirada.- estás pervirtiendo a la pobre cuchara.- hice una pausa.- Entonces, ¿me acompañas a casa a por el cepillo?
-Dime primero qué te pasa, y después te acompaño al fin del mundo si es lo que quieres.
-Necesito un respiro. Y recuperar las riendas de mi vida. He pensado que me apetecía beber, follar y perderme. Y… siendo sincera, has sido la primera persona que me ha aparecido en la mente. Así que he conducido y he llamado a tu puerta.- dije sin pestañear, observando su reacción. Pero se quedó como si nada, esperando a que prosiguiera, ni se había inmutado. Sonreí.- Y aquí estoy, dispuesta a beber, a follarte y a perderme contigo.
- Analicemos lo expuesto. Beber. Tendremos que comprar bebidas espirituosas, camino hacia tu casa. Aquí tengo poco, no me gusta beber sola. Follarme. Pues tendría que pensar si yo querría que me follaras- aguantaba la respiración mientras ella hablaba.- O, por el contrario, soy yo la que quiero follarte a ti.- esbocé una sonrisa y dejé que el aire se escapara lentamente en medio de un suspiro silencioso.
-Nos queda perdernos. Y eso me lo has propuesto tú antes de que abriese la boca. ¿Lo tenemos todo?
-Eso es el destino. Compraremos bebidas por el camino, y decidiremos quien es la que folla a quien.
-Perfecto.
CARMEN
-¿Me quieres decir qué hacemos, Ana? ¿Dónde la buscamos?- Gabi estaba de pie en el medio del salón, desesperada.
-No tengo ni idea. ¡Carmen, llama a Alba! Es posible que sabiéndolo todo quiera verla y aclarar las cosas.
-Es cierto cariño. A lo mejor ha ido a verla.
-Gabi, como no esté con ella y tampoco se haya puesto en contacto, Alba se va a poner como una bestia parda. Que la conozco muy bien.- dudaba, pasando el móvil de una mano a otra, sin saber que hacer.
-¿No se supone que está calmada?- Gabi gruñó.
-Se supone, pero no hay que tensar tantísimo la cuerda. Lleva poco tiempo, joder. Gabi, no me pongas entre la espada y la pared, por favor.
-Es que no sabemos dónde está. Lleva dos horas por ahí.- oí como la puerta de la entrada se abría y Martina entraba en el salón a los pocos segundos después. Gabi se quedó quieta mirándola. Ana sin embargo, sonrió hacia ella y avanzó hacia dónde se encontraba. Yo me puse de pie.
-Ni que hubierais visto un fantasma.- En ese momento, una chica llena de tatuajes y con el pelo increíblemente rosa entró en el salón.- Chicas, ella es Cati.- nos señaló una a una y dijo- Ana, Carmen y Gabi.
-Hola, chicas. ¿Carmen?- repitió sorprendida al verla.
-Sí, Carmen.- dijo Martina.- Voy a por el cepillo de dientes, ahora vuelvo.- y desapareció por el pasillo antes de que ninguna pudiera moverse o reaccionar.
Yo me quedé sin habla, petrificada. Ese pelo tan particular y ese cuerpo cubierto de tatuajes, no se podía olvidar en la vida. ¿Cuánto tiempo hacía desde que pasó todo? Cinco años, quizás seis. No me lo podía creer. Ahora la tenía delante de mí. No creí que volviéramos a cruzarnos jamás, después de todo lo sucedido entre nosotras, y sobre todo con Alba.
-¿Ha dicho que va a por el cepillo de dientes?- Gabi sonaba confusa.
-Sí. Ha dicho cepillo de dientes.- Ana fue tras Martina y Gabi la siguió por el pasillo, dejándome sola con Cati.
-¿Qué mierda haces tú aquí?- increpé a Cati.
-Acompañando a Martina. ¿Qué mierda haces tú?
-Mira, gilipollas- le agarré del brazo con fuerza- Ya puedes estar cortando toda relación con Martina. ¿Me has entendido? Es la chica de Alba, como ella se entere, te la vas a cargar con todo el equipo.
-Uyyy, qué miedo. Mira, mira como tiemblo.
-No me busques las cosquillas, soplamocos. Que te doy una hostia más fuerte de la que te dio Alba.
-Y… Espera un momento.- vi como me sonreía de una manera odiosa- ¿Has dicho… la chica de Alba?¿Martina, la chica de Alba?
-Te lo advierto. Ve cortando ese rollito de chica friki maravillosa, que me das arcadas.- Se empezó a reír en mi cara. Me ponía enferma.
-Pues… A ver como te lo digo de una manera no hiriente. ¡Ahh! Ya está. La chica de Alba se va a pasar todo el fin de semana follando conmigo o yo con ella, todavía no lo tenemos muy claro- La agarré de la camiseta y la empujé contra la pared.
-Ni se te ocurra, ¿entendido?
-Martina, en serio, es una puta locura.- En cuanto escuché la voz de Gabi solté rápidamente a Cati y me alejé de ella un poco. Gabi iba detrás de Martina por el pasillo.
-Vamos a ver, puedo hacer lo que me dé la gana, si me meto en líos… será mi problema.- Martina avanzó hacia Cati.- ¿Te apetece un café?
-Pues…- Me miró desafiante- Sí, por qué no.
-Venga, pues nos tomamos un café. ¿Alguna más?
-Yo. Te acompaño- Ana se movió hacia la cocina. Cati se sentó en el sofá, sin tan siquiera pedir permiso, y yo fui tras ella a sentarme en el sillón de enfrente. Gabi me siguió, sentándose a mi lado. Hubo un incomodísimo silencio.
-Oye, mira… Cati ¿no? Es una locura que se vaya… Ella ahora mismo no está bien. ¿Comprendes? Hay que convencerla de que se quede aquí.- Gabi hablaba con voz cansada, llevaba días durmiendo mal, todas últimamente, teniendo en cuenta las pesadillas de Martina, nos solíamos levantar para poder estar con ella y no dejarla sola toda la noche. Era la primera vez que me fijaba en las ojeras que rodeaban los ojos de Gabi. Era una buena amiga.
-Pues verás. Yo creo que es todo lo contrario. Le vendría de maravilla perderse en las montañas. Aire puro, sin polución, sin estrés, sin agobios. Ella y yo, sin nadie más. Sin complicaciones de gente. Vendría relajadita, muy relajadita. ¿No crees, Carmen?
-¿Me he perdido algo?- Gabi nos miraba a las dos. Me tuve que morder el labio interior para no saltarle a esa gilipollas. Miré a Gabi e intenté tranquilizarme.
-¿De qué hablas, tonta?
-No lo sé… creo que empiezo a delirar.- Gabi dibujó una sonrisa cansada en la cara.- Cati, ahora en serio, te lo pido por favor… Martina apenas duerme, apenas come y solo se pasea zombie de la universidad, a casa y al trabajo… No creo que sea bueno esto. Y más… según lo que me ha dicho...
-¿Qué te ha dicho? ¿Que va a vivir como las cabras?
-Que se va a beber, follar y perderse desnuda en el bosque.- Noté como el tono de Gabi empezaba a cambiar, iba a enfadarse, la conocía bien.
-Por eso me gusta. Porque está tan loca como yo. No os preocupéis, la cuidaré muy bien. Llevo de todo en la maleta, hasta profilácticos.
-¿Profilácticos? Oye mira… creo que no me estás entendiendo…
-Te entiendo perfectamente, chata. ¡Martina!- alzó la voz hacia la cocina- Creo que se nos va a hacer tarde. Mejor nos vamos ya. Déjales el café a ellas. O mejor manzanilla, creo que lo van a necesitar.
-¿Manzanilla?- Martina salió con una bandeja con tazas de café.- Bueno, venga, vámonos- dejó la bandeja y miró hacia Cati.
-Ana…- Gabi miró a Ana en busca de apoyo. Ana negó con la cabeza cabizbaja. Parece que no se podía hacer nada. Yo no podía hacer nada. Martina estaba decidida a irse con Cati y no podíamos hacer nada para impedirlo.
Cati no me gustaba. Abandonó a Alba a su suerte, en el peor momento que podía hacerlo. Y Alba para mí era muy importante. Cati se iba con Martina. Joder, con Martina. Que pequeñito es el mundo. Como Alba se enterase, la segunda guerra mundial sería una mera batalla comparado con lo que se podría formar. ¿Y si la llamara? A lo mejor, ahora que está más centrada, podría mediar y convencerla.
- Perdonad. Todo esto me sobrepasa. Me voy a casa.
Cogí mi bolso, y sin despedirme de nadie, salí de allí sin más. Oí unos pasos detrás de mí.
-Cariño, espera….
No me había acordado ni de Gabi. Mi Gabi. La que me perdonó cuando se enteró que besé a Alba en el bar. La que siempre estaba atenta a mí, a mis dudas, a mis miedos. La que me animó a ir a terapia para dejar las putas drogas, y la que controla que no falte ni una vez a las citas. Esa Gabi, que pese a saber que Alba fue todo mi mundo, es la que también me apoyó y medió para que Alba fuera también para controlar su carácter tan violento y todo lo que eso conllevaba: drogas, alcohol, sexo.
- Gabi, voy a llamar a Alba. Ella y yo conocemos a Cati.- le confesé, mientras marcaba el teléfono de Alba, bajando las escaleras - No confío en ella.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Es una víbora?- Gabi corrió escaleras abajo.
- Bueno… No. O sí. Joder, tampoco es eso. Abandona a la gente cuando más la necesitan. Alba la necesitaba. Estaba metida en la droga hasta las cejas, y el alcohol era habitual en su día a día también. Cati no debió dejarla cuando peor se encontraba. La hundió en la mierda al abandonarla. Gabi, Cati fue el primer amor de Alba. La destrozó por dentro. Por eso, no quería volver a sentir lo mismo por Martina.
Mientras se lo contaba todo, el móvil seguía dando tono tras tono, pero Alba no cogía el puto teléfono.
-¿En serio?- Gabi me miraba sorprendida.- Pero... - empezó a reírse a carcajadas, una risa nerviosa y profunda que le salía totalmente de dentro. Las lágrimas rodaban por sus mejillas, lloraba y reía al mismo tiempo sin poder parar.
- ¿De qué coño te ríes? Joder, Gabi. Esto es serio.
-Estoy harta… no puedo más… Esto es demasiado. Martina era una chica sencilla y totalmente… yo que sé. Con sus faldas de tablas, su pelo siempre perfectamente recogido, su sonrisa inocente que tiene desde que la conocí. Y ahora… joder, ahora no la reconozco. Y no sé que hacer.- La risa había dejado de salir y ahora ya solo lloraba, se sentó en un escalón y se agarró la cabeza.- Es increíble… Y siento que es mi culpa. Jamás debí convencerla de que viniese conmigo a aquel maldito bar. Ahora ella seguiría con su vida estructurada y no habría sufrido todo el giro que ha tenido que pasar estos últimos meses.
- No digas gilipolleces, Gabi. ¿Qué me quieres decir con eso? ¿Qué hubiera sido mejor que se casara con el amante de su madre? ¿Con alquien a quién nunca ha querido y con quién estaba solo por contentar a sus padres? ¿Con un violador? ¿Eso es lo que pretendes decirme?
- Quizá no hubiera pasado.- se levantó.- ¿Te lo coge?
- No. Voy a volver a marcar. Gabi, sabes que Martina no es santo de mi devoción. Pero debo admitir, que vi cuando Alba estuvo enamorada de Cati. Y ahora con Martina está igual. No… está aún peor, ya viste lo de Doris. Se le ha metido muy dentro.
-Venga, vamos.- Avanzó escaleras abajo.- Vamos a buscar a Alba.
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Pues no se que me gusta más si el mini texto o la historia jajajaja me encanta saber de ustedes conocer un poco más que hay detrás de cada relato... Reconozco que me sorprendió, no se por que, tenía la sensación de que los personajes eran a la inversa... Jajaja por cierto, una pregunta de cotilla... Ustedes se conocen personalmente? ;)
ResponderEliminarY sobre el relato... En fin, no me gusta casi, me da mal rollo, pero si es lo que quiere Martina, pues será!
Besotes chicas!!! Sigan escribiendo que se os da más que genial!!!
Digamos que te gusta todo lo de este capítulo y así estamos en paz.
EliminarRespecto a tu pregunta, no nos conocemos personalmente. Ahora yo te hago otra, ¿por qué creías que los personajes lo escribíamos a la inversa?.
Veremos que pasa con Cati. Besotes.
No lo se... Jajaja desde el principio asocie a Martina contigo por que pensé que escribías solo tu, recuerda que me leí casi todo en una noche ;p después he vuelto a releer cada capítulo con más calma pero seguí pensando que tu eras Martina... Al igual que creo que tanto en Facebook como Twitter siempre escribes tu, posiblemente me equivoco pero hasta que Buzzys no explicó todo no se exactamente por que daba por hecho que eras tu... Por tu foto de perfil (que no tengo ni pajolera idea de quien es, pero buscaré en San Google) me da la sensación de que es alguna guerrera con carita de Hada o de ángel, que además es como me imagino a Martina. No se... Supongo que es un cúmulo de cosas que han hecho que mi cabecita automáticamente os imaginara al revés jajaja
EliminarToma ya con Cati! Bravo y viva por ella. Seguro que la lía parda, pero de momento me gusta jeje
ResponderEliminarGabi me daba como lastimita hasta que ha insinuado que hubiera sido mejor que siguiera con su vida.. Quizas es un pensamiento desesperado, dada la situación, pero no.
Por lo que te voy conociendo, te gusta que se líe parda jajajjaj, de ahí, que te guste Cati.
EliminarGabi creo que es que está en un mar de dudas....
Gracias por comentar. Sin tus comentarios, esto no sería lo mismo.
Vaya tela marinera,qué lío jajajajajajaja está.... Que lio
ResponderEliminarA ver si se deslía, ¿no? Con cada capítulo, más enredo.
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