¿Qué pasó con los sentimientos de papel?
Un día indefinido, en uno de los doce meses, de un año cualquiera
Elisa,
Hola, mi niña. Espero que no te asustes demasiado por recibir una carta. Pero hace días que estoy sin cobertura y se me ha ocurrido volver a los antiguos sentimientos de papel. No entiendo que se haya abandonado la costumbre de enviar cartas, siempre me pareció algo maravilloso y mágico. Algo realmente romántico ¿no crees?
Por aquí las cosas no van mal. Aunque hay días que me gustaría volver y tener una de aquellas tardes de peli y manta, abrazada a tu cuerpo.
Muchas noches, pienso que si estuvieras aquí tendrías miles de soluciones para lo que está pasando, que quizá me esté ahogando en un pequeño vaso de agua. Que nunca tendría que haber venido. Educar a las niñas es algo complicado si los padres no quieren que sus hijas aprendan nada. En el momento en el que cogí el avión para embarcarme en esta locura pensé que sería fácil, trabajaría durante seis meses y volvería a tus brazos, para volver a sentirme segura, habiendo hecho lo que debía hacer.
Sin embargo, esto no funciona así. Han pasado cinco meses y ya ni siquiera soy capaz de escuchar tu voz por teléfono. Esto es difícil, no voy a mentirte, Elisa. Te echo de menos.
Ayer, uno de los niños me regaló una flor preciosa de color amarillo. ¿Recuerdas la primera vez que me regalaste algo? En la primera cita, cuando me colocaste una pequeña flor amarilla detrás de la oreja mientras sonreías. Cuando me tendió la flor lo recordé y unas estúpidas lágrimas me rodaron por las mejillas, frustradas por estar lejos de ti.
Espero que por allí vaya todo bien... ¿Cómo está María? ¿Le hablas de mí? No dejes que me olvide... por favor. Dile que su mami le echa de menos. Te envio también un vestidito que le han hecho las chicas del pueblo, creo que le gustará. Dale miles de besos de mi parte, te lo suplico.
¿Tú cómo estás? ¿Te cuidas? ¿Cómo van las visitas con el médico?
Se me agolpan las preguntas y no puedo evitar llorar. No debería haberme marchado. Debería haber seguido buscando algo más cerca. Algo que nos permitiese poder pagar tu operación y que no me tuviese a miles de Kilómetros de distancia.
Respóndeme, por favor, Elisa. Te echo de menos.
Os quiero,
Diana.
P.D: Que no se te olvide que María tiene que ponerse la vacuna de los tres años, la del sarampión, la rubeola y la parotiditis.
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