Relato "Un café y un polvo" Parte 8 (Capítulo 26)

jueves, 31 de marzo de 2016
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PARTE 9. LA DIFICULTAD DE COMPRENDER.
CAPÍTULO 26. COMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS.

"-Venga princesa, cálmate. todo saldrá bien, confía en mí.
-¿Confiar? Yo ya no sé lo que es eso.
-Déjate llevar. Como en los viejos tiempos"

LUCÍA
-Venga, arriba chicas. Hay que ir al cole.- abrí las cortinas y miré hacia la cama de Almu.
-No quero- dijo la pequeña dándose la vuelta en la cama y tapándose la cabeza con la sábana.
-Almu, hay que ir. Silvia, tú también.- dije mirando hacia la otra cama que había en la habitación.- Vuelvo en cinco minutos, Almu, más vale que te levantes.- Silvia se levantó de la cama y se frotó los ojitos con las manos, sonriéndome. Tenía seis años recién cumplidos y se había adaptado rápidamente a Almu. Era una niña muy agradable y de un carácter paciente que encajaba perfectamente con el carácter impulsivo y alocado de Almu que yo no quería controlar. Tenía el pelo rubio y liso por los hombros, los ojos azules y grandes y la naricilla llena de pecas. Era mi prima. La hija de mi tía Hannah, la hermana mayor de mi madre, sin embargo, nunca antes la había conocido. Cuando mi madre se casó, Hannah había hecho todo lo posible para evitarlo, ya que siempre se había comportado como una madre para mi tío Luis, el mediano, y mi madre, la pequeña de los tres. Sin embargo, mi madre no hizo caso y se pelearon. Un año más tarde de que se casara, Hannah fue a visitarla, mi madre tenía un moratón en la mejilla y una tripa de siete meses. Se miraron fijamente a los ojos y después de que mi madre negara irse con ella, se fue y no se volvió a saber de ella.

Nunca había sabido que tenía una tía, una tía que podía haberme cruzado por la calle… hasta el día que huí del motel y aparecí en la habitación del hospital con Almu. Tras contarles lo que pensaba y lo de las malditas rosas, mi tío Luis se había girado a mi madre y solo había dicho “Hannah”. A la mañana siguiente ya estaba en su casa, ya tenía un uniforme, un nuevo colegio y una nueva forma de vida, en la que tenía que comportarme como la típica adolescente que yo no era. Hannah tenía dos hijas, Rebeca y Silvia. Rebeca nos había visto como unas intrusas desde el primer momento, tenía diecisiete años y sabía que no me aceptaba.
No conseguía acostumbrarme a esta nueva forma de vida, Hannah había sufrido tres abortos, y siempre se había comportado como la madre incluso de sus hermanos, ya que mi abuela murió cuando ella tenía 23 años, así que era tremendamente protectora, y con Almu me parecía bien, pero yo… yo era como ella. No estaba acostumbrada a dejar que fuera otra persona la que llevara las riendas, incluso Almu me miraba para pedir mi aprobación cada vez que Hannah decía algo. Miré el reloj, debía darme prisa y bajar a desayunar.

-¡Almu!- grité desde mi cuarto.


MARTINA
Había pasado la tarde estudiando, tendría exámenes pronto y apenas había recobrado mi ritmo normal. El agua caía por mi cuerpo, desde que mi madre había conseguido quitarme el dinero que me daba mi padre había tenido que buscarme un trabajo para poder pagar los gastos fuera del piso y la universidad, de los que él se encargaba, fuera del ojo de águila de mi madre. Los primeros trabajos habían sido un desastre, porque mi madre se las había arreglado para que lo perdiera, pero en este no iba del todo mal, trabajaba de camarera en un bar de ambiente, me sentía cómoda allí y además mi madre no había estropeado aún aquello. Iba por las noches, así que no me suponía gran parte del tiempo de estudio. Me gustaba meterme en la ducha con tiempo, porque últimamente adoraba estar bajo el agua caliente. Cerré el grifo y salí de la ducha, envolviendo mi pelo en una toalla.
En el cuarto cogí el móvil y me senté en la cama,  aún en toalla. Lo encendí, se me había olvidado que lo había apagado. Las llamadas perdidas de mi madre me habían llenado el móvil, y en whatsApp no había parado de escribir mensajes.

   Martina: Mamá por dios, ¿quieres decirme de una vez qué quieres?
   Aamamá: Cógeme el móvil de una vez Martina. Te lo digo en serio.
   Martina: Llama

Era realmente pesada cuando quería, y no me apetecía seguir discutiendo. Enseguida me entró su llamada en el móvil.

-Dime.
-Martina que sea la última vez que me haces esto, ¿lo entiendes?
-No empecemos, que te cuelgo. ¿Qué quieres?
-Ni se te ocurra colgarme. Mateo está en el hospital por tu culpa. ¿En qué estabas pensando cuando mandaste a esos matones a darle esa tremenda paliza? Tú estás mal de la cabeza, Martina.
-¿Cómo? Pero ¿de qué mierdas hablas?
- Sí, claro- oí su risa sarcástica tras el auricular-. Ahora me vienes con esas. La mosquita muerta no sabe nada de la paliza.

Mi sorpresa e incredulidad eran tan grandes que ni siquiera había paso para el enfado dentro de mí.

-No sé a qué te refieres, ¿Qué paliza?
-Martina hazme el favor de no tomarme por una estúpida. Mientras le apaleaban no paraban de gritarle que era para que aprendiera a no violar a más chicas y que así se le iban a quitar las ganas.
Sonreí inconscientemente.
-Quizá una de las chicas a las que ya tocó antes quería venganza.- dije sardónica.
- Mira Martina, no juegues más conmigo. Estás pasando el límite de mi paciencia.
-Un minuto, ¿cuándo le han pegado? - mi cabeza empezaba a atar cabos.
-Lo sabes perfectamente, no me vengas con milongas.
-Mamá, cállate y dímelo joder, es importante.
-Su madre me llamó ayer a medianoche. Esta mañana ya pude verlo y hablar con él. Tiene la cara que ni se le reconoce. Te has pasado Martina, te has pasado tres pueblos.
-Yo no he sido. Pero ¿sabes qué? Que se joda.

Colgué el teléfono, ¡Joder! Le había dejado claro a Alba que no se metiese, me había complicado aún más las cosas. ¿Denunciaría? Estaba claro que pruebas había… menuda mierda. Miré la hora, ¡Y encima llegaría tarde al trabajo! Me vestí rápidamente y me despedí de Ana que últimamente era la única que estaba en casa. Mientras conducía pensé que tenía que hablar con Alba, la iba a matar.


ALBA
Hacía semanas que no hablaba con Carmen, ella que fue siempre mi mejor amiga, mi confidente, mi amante. Estaba bastante ajetreada con la gilipollas de Gabi, nunca me había caído bien, aunque al decir verdad nunca la vi tratarla mal, no como yo. Pensé muchas veces el porqué de ese odio a la tipa esa, no quise nunca achacarlo a celos, pero Carmen era mi Carmen. El día que me enteré de lo de Martina me puse como loca y llamé a Doris para encargarle que le dieran una buena paliza al hijo de puta que le había jodido la vida a Martina. Ella conocía a mucha gente de buena y mala calaña. Sabía que haría un trabajo fino y no involucraría a nadie. Inmediatamente volvió a aparecerme Martina y quise volver a su casa para estar con ella, pero al parecer estaría en mejores brazos. La adrenalina se me subió por las nubes solo de recordar ese abrazo. Tenía que desahogar toda esta rabia que tenía dentro, pero estaba vez lo quería hacer sin perder la consciencia, enterándome de todo, nada de drogas, nada de alcohol, nada de hacerme daño. Carmen, Carmen era mi salvavidas, siempre lo había sido en esos momentos de desesperación. Ella siempre había estado ahí desde que la conocía.
No me defraudó, no tardó ni un cuarto de hora en aparecer por mi casa y estar a mi lado mientras se lo contaba todo. No podía creer lo que sus oídos estaban escuchando y noté como sus manos que me apretaban las mías se le enfríaban con cada adelanto de la historia que le contaba. Por lo visto, Gabi y Martina se habían distanciado; Gabi tuvo problemas familiares que le obligó a volver a casa de sus padres, ya iba para 2 meses, de ahí que no supiera nada de todo lo sucedido.
Carmen no se separó de mi en estos días, la vi más cariñosa, más atenta a mí, no me dejaba ni a sol ni a sombra. Era verdaderamente una amiga.
No le oculté nada, por lo que el encargo de la paliza a Mateo también se lo conté aunque con miedo a que no me entendiera pero no fue así; me apoyó, estuvo conmigo en la decisión que tomé. Tanto fue así, que lo habló con las chicas y Asun lo organizó todo para celebrar el “buen trabajito” que le hicieron a Mateo en un nuevo bar de ambiente donde últimamente iban. Estábamos todas como antaño. Me alegré por ello, ¡hacía tanto tiempo que no nos reuníamos de esa manera, todas juntas y sin pareja! Estaba de subidón.

- ¡Asun, tía! ¿Nos vamos a poner en la zona VIP? Joe, que nivelazo tenemos últimamente- dije no dejando de mirar todo el local. Estaba repleto de chicas, la verdad que había muy buen ambiente y buena música.
-Es lo que tiene liarte de vez en cuando con la relaciones públicas del local- me sonrió.
- Alucino contigo.
-Sí, y yo. - dijo María mirando fijamente a Asun y levantando una ceja.
-Y con el local. Está de puta madre- me gustaba realmente el sitio.

Carmen me cogió de la mano y me llevó al sillón que tenía forma de L, mientras que María y Asun se quedaron a la entrada de la zona VIP hablando entre ellas.

-Alba cielo, pensaba que te habías olvidado de nosotras.- la voz suave de Lola me hizo girarme.  Enseguida detecté su blanca sonrisa a unos metros de mí. - ¿Qué tal estás?
-¡Genial!- me levanté nada más verla y me acerqué para darle dos besos, o eso esperaba porque ella buscó mi boca y rozó mis labios.
-Me alegro. - sonrió.- Me gusta el sitio ¡Carmen, bonita! - se acercó y volvió a rozar sus labios con los de Carmen. - ¡Qué alegría veros!
-Lola, ¿qué tal estás?- dijo Carmen con cara de pocos amigos, sabía que con ella le puse los cuernos unas cuantas veces. En realidad, ¡qué coño!, no estuve nunca saliendo con Carmen.
-Mejor que tú con esa cara de perro. - bebió de la copa que llevaba en la mano y se lamió los labios. -Vas a tener que follartela nena. -Nos guiñó un ojo.- Os dejo, voy a ver a María.
Se alejó, Lola era impresionante. Sabía encender cualquier ambiente.

María y Asun seguían discutiendo a la entrada del reservado cuando Lola se acercó a ellas.

- No va a pasar nada María, no seas tan maniática joder- le recriminaba Asun.
-No soy maniática, pero paso de jugar con los sentimientos de la gente. Alucino contigo joder.
- Cálmate tía. Si de todas formas se va a enterar tarde o temprano. Además, si venimos aquí a celebrar que le hemos hecho un favor. No te quejes y entra al reservado que yo iré a pedir a la barra.
-¡Vete a la mierda!
- Sé que me quieres- Asun le lanzó un beso al aire mientras María hacía una mueca y le sacaba el dedo.
- Me encanta ver como os queréis tanto - sonrió Lola- Creo que esta noche me voy a divertir de lo lindo con todas vosotras.

Carmen había sacado un poco de coca para prepararnos unas rayitas. Se había puesto de espaldas a la entrada del reservado y me sonreía mientras las preparaba en su espejo de maquillaje.

- Como los viejos tiempos, ¿eh? - me guiñó un ojo.
- Carmen, sabes que estoy intentado dejar toda esta mierda- el corazón se me aceleró y las ganas de meterme una raya eran incontrolables.
- Venga anda. Sabes perfectamente que todas controlamos. Lo podemos dejar cuando queramos. Toma y métete una- me dejó un billete de 10 euros y sin pensarlo, mis manos ya estaba enrollándolo para aspirar el polvito mágico. Aspiré de un tirón, sin pensármelo, profundamente y pasé el dedo por donde quedaba motitas de coca para restregarmelo por la encía.
- Es buena- le sonreí- Ya tengo la boca adormilada.
-Deja esas mierdas ya. - Lola me quitó el billete y se lo dio a Carmen.- Hoy no.
- Lola yo controlo, no me jodas- la sensación que hacía tiempo que no sentía por los efectos de la coca, me hacía recordar lo bien que se podía una sentir.
-Eso es lo que dice alguien que no controla, princesa
- Pasa de ella Alba. Haz lo que te salga del coño- replicó Carmen después de meterse la suya.
-Escucha Carmen, como la jodas yo misma te partiré la cara ¿entendido?
- Haya paz- les sonreí- Aquí hemos venido a celebrar que hemos quitado de las calles a un hijo de puta al menos durante varias semanas.
- Así se habla morena- se me acercó Carmen y me besó con tanto ímpetu que quedé sin aliento.
-De puta madre. - dijo María mientras  miraba detrás de mí.- Ya se ha jodido.- Me giré, Martina sostenía una bandeja llena de bebidas en las manos. Vi como respiraba lentamente.
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Buzzys
Arwenundomiel

6 comentarios:

  1. Es la hostia me encanta*_*

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  2. Deseando al siguieente, me encantaaa*-*

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    1. Tendremos que esperar al próximo jueves. Espero que te siga encantando. Gracias por comentar.

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  3. Ohhhh me van a matar de intriga un día de estos!!!......... Bueno al menos ya se que las niñas están bien...
    Dichoso jueves!!! Todavía no llegas???

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    1. Queda todavía algunos días, pero no desesperes que llegará, y espero que te siga gustando. Gracias por comentarnos cada semana.

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