- Tíaaa. Mi hermano dice que si existen los monstruos y no sé que decirle.
- Dile la verdad.
- Pero tía, es que no existen. Él dice eso por los dibujos y no quiero quitarle la ilusión.
- Pero es que sí existen.
- Tía estás tonta. No existen.
- Que no sean como imaginas no quiere decir que no existan.
- ¡¡Ahh venga, que ahora sí existen!! Yo flipo contigo en serio.
- Pero que es verdad que sí existen. Lo que pasa que no son los típicos tipo Yeti. Son como tú y como yo; personas que aparentemente son normales pero que interiormente todo es negro, que no tienen nada bueno en su interior. Viven para hacer sufrir a los demás. Primero se ganan tu confianza, se hacen tus amigos, te conocen, sacan tus puntos débiles y después, de la noche a la mañana, se convierten en tu peor pesadilla. En esa persona que es capaz de destruirte, que no tiene sentimientos, ni escrúpulos, que sólo piensa en sí mismo.
- Vale. A lo mejor sí existen los monstruos. Pero no sé si quiero que exista esos monstruos.
- Mejor que nunca se cruce con ellos y siga siendo inocente y feliz. Pero creer en poder cambiar un monstruo y hacerlo tu mejor amigo como él piensa, tampoco es imposible. A lo mejor un día te sorprende y es capaz de hacer grandes cosas y domar algunos monstruos.
Escrito por @srtadesquiciada
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