CAPÍTULO 3. NO HAY QUE CONFIAR EN APARIENCIAS
MARTINA
Me siento furiosa y devastada, menuda nochecita, y encima se me ocurre defender a una imbécil y solo es capaz de decirme que me calle, no sabía ni porqué le había cruzado la cara pero me había salido hacerlo. Caminaba rápido hacia el coche, Gabi me había dejado sola así que no pensaba esperar más, me iría a casa y la esperaría allí.
Mientras me acercaba hacia el coche vi una figura oscura en un callejón, se oían unos ruidos raros, como la inconsciente que soy me acerqué, y cuando me quedaba poco para llegar me paré… Mierda, reconocía la ropa, era la chica que lloraba con Alba. No sabía que hacer, tenía la cara llena de mocos y de lágrimas, me compadecí.
-¿Carmen? - pregunté.
-¿Quién eres? - levantó la vista mientras se sorbía como una posesa los mocos - Déjame en paz.
-Mira, no empieces tú igual.- obviando sus palabras me agaché junto a ella y saqué un paquete de Kleenex del bolso.- Ten, suénate.
-Gracias - sin modales ninguno se sonó de tal manera que eso no parecía ni una nariz, me miró y dándose cuenta de sus modales se disculpó - Perdona, es que ya me da igual todo. - Volvió a mirar hacia el suelo y a comenzar a llorar otra vez. No solo lloraba, se notaba en su tono que estaba borracha como una cuba.
-Mira, eres joven y guapa - aquello no se me daba bien, y parecía mayor que yo, pero creo que necesitaba oírlo en aquel momento así que continué.- No puedes dejar que una chica te haga estar así un viernes por la noche. Deberías divertirte. Encontrarás a una chica magnífica, mucho mejor que…- dudé si decir su nombre, decidí guardármelo.- la chica con la que estabas en la barra.
-¿Pero tú de dónde has salido? - me puse roja.
-No pude evitar escucharos antes… estaba al lado de ti en la barra.
-Alba es mi todo, mi mundo, Alba lo es todo para mí, ¿entiendes?
-A mí me parece una chula, pero bueno, es tu opinión. Está claro que no te quiere, al menos no como tú a ella. Hagamos una cosa, te voy a llevar a casa ¿vale?
-No. Tú no la conoces. Ella es mucho más de lo que podéis ver a simple vista.
Puse los ojos en blanco, aquella chica empezaba a tocarme las narices y yo estaba cansada de ese maldito día.
-Mira Carmen, reacciona. Aterriza ¿vale? Hoy te ha tocado a ti porque estabas cerca, mañana será otra. Es igual que mi padre, jamás podrá estar con alguien mucho tiempo. Encima, cuando la he intentado defender hace cinco minutos se ha comportado como una idiota, pensándolo bien se merecía que le cruzara la cara. Y ahora levanta, te vas a manchar la ropa.
Intenté levantarla cogiéndole de un brazo.
-¿Quién cojones eres? - me preguntó intentando levantarse.
-Pues una estúpida que ha acabado en este lugar de mala muerte por casualidad.
Intenté que andara, pero era como si sus piernas no le respondieran, antes de darme cuenta me vomitó encima del vestido. Me recorrió una arcada pero no la solté o caería al suelo.
-Uyyy perdona - intentó limpiarme el vómito con la mano, restregándomelo más en el vestido.
-Déjalo anda, tranquila.- estaba llena de vómito y apestaba a alcohol, me subían las náuseas, intentaba que anduviera, oí que me susurraba que mejor iba a quedarse a dormir un ratito, y sin que pudiera hacer nada se tumbó donde segundos antes había vomitado y se quedó dormida.
No podía creerlo, esto no me estaba pasando a mí, la cabeza me iba a mil por hora dándome distintas soluciones, quería largarme, pero no podía dejarla allí, la arrastré los diez metros que había hacia mi coche. Como la metiera se me llenaría la tapicería de vómito y la idea me hacía querer vomitar, abofetear a Carmen, a Alba por haberse tirado a Carmen y a la boba de Gabi por llevarme allí.
Decidí que lo mejor era quitarle la ropa, así que le quité los pantalones y la camiseta y la metí en el asiento de atrás en ropa interior. Me costó la vida, estaba agotada. Cuando la dejé tumbada atrás me volví a acercar al bar. El grupo de Carmen, incluida la María esa y Alba gritaban el nombre de Carmen junto con tres chicas más.
Me acerqué a Alba.
-Perdona…
-¿Qué coño quieres ahora? ¿Me vas a pegar en la otra mejilla?
-Mira, eres una idiota, y por mí te pegaría otra vez, solo venía a deciros que tengo a vuestra amiga metida en mi coche.
Vi como la tal María lo oía y se acercaba también.
-¿Qué mierda hace en tu coche? pero ¿quién te crees que eres? Llévame a tu coche ahora mismo - me gritó Alba volviéndome a coger del brazo.
Sentí como la sangre volvía a hervirme, ¿así era como esta chica lo agradecía todo? Me solté de nuevo y empecé a gritar en medio de la calle haciendo que se acercaran las otras tres chicas también.
-¡Mira niña! Me estoy empezando a hartar un poquito de tu actitud. Tengo a tu amiga en mi coche porque después de follártela ha bebido como una desesperada y estaba como una cuba con la cara llena de mocos al lado de mi coche. Así que he hablado con ella y después de convencerla de que la llevaba a su casa me ha vomitado en el maldito vestido y se ha quedado dormida encima de su propio vómito, así que le he quitado la ropa y la he metido en el coche para no dejarla allí sola.- gritaba sin poder parar. El pecho me iba rápido y la respiración se me entrecortaba, debía estar despeinada después de estar metiendo a Carmen en el coche y siempre se me desorbitaban los ojos cuando me ponía histérica, así que pensé que con esas pintas y el vestido lleno de vómito parecería una loca gritando en medio de la calle rodeada de cinco chicas mayores que yo, pero me daba igual en aquellos momentos, solo quería meterme en mi cama y olvidar aquella noche.- ¡¡¡así que dado que es tu culpa al menos podías decir gracias alguna vez!!!
-Abre el coche, me llevo a Carmen a mi casa - me dijo la simpática de Alba mientras se dirigía hacia dónde me había visto llegar.
-No.
-Te he dicho que abras el coche joder - gritó bastante cabreada
-Y yo te he dicho que no, pienso llevarla a su casa. Solo quiero la maldita dirección.- noté que me estaba agotando porque notaba que me picaban los ojos y quería llorar, pero no pensaba hacerlo delante de esa chica.
-Mira niñata de mierda, abre el coche o te estampo en él.
-¿Sabes qué? Estoy harta de tus chulerías. Me la llevo a mi casa y mañana que me diga dónde vive.- no podía más y no pensaba dar mi brazo a torcer.
Alba se fue para mí como una fiera encolerizada pero María y las otras chicas impidieron que se acercase a mí.
-Alba, Alba. Mírame, heyyy mírame - le dijo María intentando calmarla - Alba, voy a ir con ella en el coche y voy a acompañarla ¿vale? O me la llevo yo a casa o se queda con ella hasta mañana. Pero cálmate.
Estaba flipando, ahora se me iba a meter la tal María en el coche, ¿quién me mandaba a mí meterme en estos líos?
-En fin…-miré a Alba, no sé porqué me apetecía cabrearla, sabía que mañana me arrepentiría pero me daba igual ahora mismo.- Así es como debes arreglarlo tú todo, follas, te cabreas y luego otros te arreglan los problemas. Y por cierto, gracias por Coca-Cola light.-dije sin dejar de mirarle a los ojos azul intenso que tenía, la verdad es que era guapísima.
-Eres una hija de puta. Soltadme que la estampo - Me fulminó con la mirada.
Me reí.
-Soltad a la fiera, a ver si también muerde aparte de ladrar. - Me atreví a decirles.
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