Hoy, día de la madre, te escribo, te hablo, te añoro, te echo de menos, te lloro.
¡Felicidades, mamá!
Fueron pocos años juntas, pero fueron maravillosos. Siempre te recuerdo mimosa, cariñosa y nunca me faltaban tus besos ni tus abrazos. Eras todo amor.Seguro que recuerdas todas esas noches que te sentabas en el sofá, esperando a que me tumbara, y apoyara la cabeza en tus piernas. Entonces, empezabas a "coscarme" la cabeza. En ese momento me sentía tranquila, protegida y, poco a poco, iba durmiéndome con tus mimos.
Recordarás también ese día en el que yo tenía muchísima fiebre. Tú estabas en la cocina y yo me levanté de la cama para ir a buscarte. No habría dado ni cinco pasos cuando me mareé, se me fue la vista y, mientras me sentía caer como a cámara lenta, solo oía tus gritos, diciendo mi nombre, acercándose hacia mí. Lo siguiente que recuerdo es despertarme entre tus brazos, levantar la vista y... verte llorar. Estabas asustada, me había desmayado por la fiebre y caído al suelo.
Ahora soy yo la que lloro al recordarte. Lloro al ver que todavía me sigues haciendo falta. Dicen que el tiempo lo cura todo (ya te digo yo que no). Puede que ayude a que sigas adelante, con mayor o menor fuerza, pero no lo cura.Fue muy jodido crecer sin ti. Nadie iba a sustituirte. No lo iban a conseguir, pero es que yo tampoco lo iba a consentir. Es cierto que la familia hizo un buen trabajo al tratar de minimizar tu falta, aunque siempre me faltaste.
¡Cómo te echo de menos, mamá!
Estoy segura que estarías muy orgullosa de mí. Orgullosa de esa persona en la que me he convertido al crecer, de lo que he luchado en la vida, de lo que he conseguido, de como soy.Tampoco tengo ninguna duda que lo hubieras sabido sin yo contarte nada. Que en su debido tiempo, hubieras sacado el tema sutilmente y yo, muy probablemente con un nudo en la garganta que me impediría hablar, solo me hubiera abrazado a ti mientras mis lágrimas rodaban por mis mejillas, facilitando la desaparición de ese nudo que me estaría asfixiando.Que te confirmara que soy lesbiana, no hubiera significado nada para ti, sé que lo hubieras comprendido perfectamente. Tú habrías hablado con papá, tú le habrías hecho entender, tú habrías bregado con él durante ese tiempo de comprensión.
¡Cuánta falta me haces, mamá!
Ahora estaría entre tus brazos, echa un ovillito, y llorando ¡como no! Es duro, mamá, muy duro. Sé que estarías ahora llorando a mi lado, abrazándome, acariciándome el pelo y besándome la sien una y mil veces. Me hablarías tratando de calmarme y, aunque el contenido de tus palabras ni las escuchara, solo el sonido de tu voz me hubiera calmado. Son tantas cosas, son tantos sentimientos, que el pecho a veces me va a mil por hora. Oír tu corazón ayudaría, lo sé. Quedarme mirando nuestras estrellas es lo que me ayuda... a veces.
Hoy estoy muy tonta, lo sé, pero no te preocupes, ¿vale? Sabes que soy fuerte, luchadora y cabezona (aparte de pava, breva y gilipollas).
¡Te quiero, mamá!
¡Felicidades, mamá!
Fueron pocos años juntas, pero fueron maravillosos. Siempre te recuerdo mimosa, cariñosa y nunca me faltaban tus besos ni tus abrazos. Eras todo amor.Seguro que recuerdas todas esas noches que te sentabas en el sofá, esperando a que me tumbara, y apoyara la cabeza en tus piernas. Entonces, empezabas a "coscarme" la cabeza. En ese momento me sentía tranquila, protegida y, poco a poco, iba durmiéndome con tus mimos.
Recordarás también ese día en el que yo tenía muchísima fiebre. Tú estabas en la cocina y yo me levanté de la cama para ir a buscarte. No habría dado ni cinco pasos cuando me mareé, se me fue la vista y, mientras me sentía caer como a cámara lenta, solo oía tus gritos, diciendo mi nombre, acercándose hacia mí. Lo siguiente que recuerdo es despertarme entre tus brazos, levantar la vista y... verte llorar. Estabas asustada, me había desmayado por la fiebre y caído al suelo.
Ahora soy yo la que lloro al recordarte. Lloro al ver que todavía me sigues haciendo falta. Dicen que el tiempo lo cura todo (ya te digo yo que no). Puede que ayude a que sigas adelante, con mayor o menor fuerza, pero no lo cura.Fue muy jodido crecer sin ti. Nadie iba a sustituirte. No lo iban a conseguir, pero es que yo tampoco lo iba a consentir. Es cierto que la familia hizo un buen trabajo al tratar de minimizar tu falta, aunque siempre me faltaste.
¡Cómo te echo de menos, mamá!
Estoy segura que estarías muy orgullosa de mí. Orgullosa de esa persona en la que me he convertido al crecer, de lo que he luchado en la vida, de lo que he conseguido, de como soy.Tampoco tengo ninguna duda que lo hubieras sabido sin yo contarte nada. Que en su debido tiempo, hubieras sacado el tema sutilmente y yo, muy probablemente con un nudo en la garganta que me impediría hablar, solo me hubiera abrazado a ti mientras mis lágrimas rodaban por mis mejillas, facilitando la desaparición de ese nudo que me estaría asfixiando.Que te confirmara que soy lesbiana, no hubiera significado nada para ti, sé que lo hubieras comprendido perfectamente. Tú habrías hablado con papá, tú le habrías hecho entender, tú habrías bregado con él durante ese tiempo de comprensión.
¡Cuánta falta me haces, mamá!
Ahora estaría entre tus brazos, echa un ovillito, y llorando ¡como no! Es duro, mamá, muy duro. Sé que estarías ahora llorando a mi lado, abrazándome, acariciándome el pelo y besándome la sien una y mil veces. Me hablarías tratando de calmarme y, aunque el contenido de tus palabras ni las escuchara, solo el sonido de tu voz me hubiera calmado. Son tantas cosas, son tantos sentimientos, que el pecho a veces me va a mil por hora. Oír tu corazón ayudaría, lo sé. Quedarme mirando nuestras estrellas es lo que me ayuda... a veces.
Hoy estoy muy tonta, lo sé, pero no te preocupes, ¿vale? Sabes que soy fuerte, luchadora y cabezona (aparte de pava, breva y gilipollas).
¡Te quiero, mamá!
Chiquinina
No hay comentarios: