Nada me retuvo.
Me liberé
y me fui.
Eran placeres
que estaban
tanto en la entrañada realidad,
como en mi intelecto,
en mi ser.
Y atravesé la noche
encendida
a relamer la sombra
de mi goce.
Y sorbí
un vino fuerte,
como
sólo los audaces
beben el placer.
Bebí de tu placer
mujer.
Sin culpas, sin condenas,
sin pensar
si el día de mañana llega.
Bebí de tu sangre,
y como nunca imaginé
mujer...
Escrito por Mery Crow
Hermoso!! Describe la necesidad de amar a esa mujer con toda la esencia K fuimos creadas..!!
ResponderEliminarGracias. La verdad es que transmite esos sentimientos. Un saludo.
EliminarUna poesía preciosa. Un placer leerte.
ResponderEliminarSaludos
El placer es nuestro por saber que gustamos. Gracias por leernos y comentar.
Eliminar¡Ole! :) Precioso
ResponderEliminarMuchas gracias como siempre. Saluditos.
EliminarGuauuuuuuu precioso, transmite mucho
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