Sofía era una chica de 23 años muy coqueta y bien puesta,
le gustaba mucho arreglarse y cuidaba mucho su imagen. Estudiaba psicología par las mañanas en una
universidad bastante buena y por las tardes trabajaba en una cafetería. Vivía en un piso compartido
con una chica con la que llevaba 2 años saliendo, se llamaba Marta y tenía 21 años. Llevaban
una relación muy buena, pocas veces habían discutido, se querían mucho. Para Sofía, Marta
era el mejor de las tesoros que podía haberle dado la vida, lo era todo para ella, y por eso
mismo le correspondía con todo el amor del mundo, estaba a sus pies para lo que
necesitase, se había convertido cada una en el punto de apoyo y la razón de vivir para la otra, no
iban solas a ningún lado y se llevaban genial con la familia de su respectiva pareja.
Era un día soleado de primavera en el que Marta y Sofía
se fueron de acampada al lago en el que se conocieron mientras estaban de monitoras con un grupo de niños.
Allí, bajo las estrellas, con la luna reflejándose en el agua, se miraron a los ojos y
descubrieron que sus almas estaban unidas para siempre; y sellando ese amor con un 1er beso se
fundieron en abrazos y caricias arropadas por la verde hierba. Aquel día era especial, era
el día exacto en el que hacían los 2 años, y para celebrarlo decidieron revivir algunos de los
momentos de cuando se conocieron. Sofía estaba encantada, era la relación más larga que había
tenido y quería que aquel 2º aniversario fuera perfecto, por eso mismo estuvo pendiente de que no faltase
leña y de que la tienda estuviese acampada en una zona con la hierba blanda y no muy
cerca del agua, por si acaso. Preparó toda la comida y comprobó minuciosamente hasta el más
mínimo detalle. Marta Se sentía muy feliz de haber encontrado una persona que le
quisiese tanto como Sofía, estaba muy enamorada de ella, y tenía muy seguro el querer pasar
toda la vida junta a ella y no dejarla nunca. Estaba decidido, quería hacerse vieja a su lado.
Después de comer, se tumbaron en la hierba
abrazadas, mientras el sol bañaba su piel que empezaba a coger un bonito color canela. Con la tontería, Marta Se quedó
dormida con la cabeza apoyada en el brazo de Sofía. A las 2 horas, ésta la despertó porque
empezaba a tener mucho calor y se le ocurrió darse un chapuzón. Las dos chicas fueron corriendo
al agua y empezaron a jugar dándose empujones y
echándose agua a la cara, no paraban de reír, se lo
estaban pasando en grande y para mejorarlo, Sofía tuvo la idea de tirarse desde unas rocas que sobresalían del acantilado que tenían al lado. No había mucha altura, así que no les costaría nada subirse. La 1ª en tirarse fue Sofía, por supuesto, y desde abajo le hizo señas a
Marta para decirle que podía tirarse sin problemas, y así lo hizo. Se volvieron a subir y estuvieron tirándose un tiempo, en esto que Sofía empezó a picar a Marta para echarse de cabeza pero de espaldas, pero ésta no quería, empezaron a empujarse tontamente cuando Marta resbaló y cayó tan cerca de las rocas que al llegar al agua, dio con una piedra en la cabeza. Sin pensárselo 2 veces, Sofía saltó al agua para recoger a su amada, ésta no respondía a sus gritos y con sumo cuidado pero algo acelerada, Sofía la llevó a la orilla y la colocó sobre la toalla mientras corría a por el móvil. Llamó a una ambulancia y mientras esperaba que llegase, abrazaba, besaba e intentaba que Marta reaccionase sin conseguir nada.
estaban pasando en grande y para mejorarlo, Sofía tuvo la idea de tirarse desde unas rocas que sobresalían del acantilado que tenían al lado. No había mucha altura, así que no les costaría nada subirse. La 1ª en tirarse fue Sofía, por supuesto, y desde abajo le hizo señas a
Marta para decirle que podía tirarse sin problemas, y así lo hizo. Se volvieron a subir y estuvieron tirándose un tiempo, en esto que Sofía empezó a picar a Marta para echarse de cabeza pero de espaldas, pero ésta no quería, empezaron a empujarse tontamente cuando Marta resbaló y cayó tan cerca de las rocas que al llegar al agua, dio con una piedra en la cabeza. Sin pensárselo 2 veces, Sofía saltó al agua para recoger a su amada, ésta no respondía a sus gritos y con sumo cuidado pero algo acelerada, Sofía la llevó a la orilla y la colocó sobre la toalla mientras corría a por el móvil. Llamó a una ambulancia y mientras esperaba que llegase, abrazaba, besaba e intentaba que Marta reaccionase sin conseguir nada.
El
despertador sonó, Sofía abrió los ojos y vio que eran las 7 de la mañana, tenía
que ir a clase. Se Ievantó pausadamente, con gran
pesadez y arrastró su cuerpo hasta el baño.
Se pasó el cepillo por el pelo y se lo recogió en una coleta. Sin siquiera desayunar
cogió las cosas y salió por la puerta. Hoy tenía un examen final e iba un poco apresurada. Por el camino
se despistó, se saltó un semáforo y casi dio con otro coche. Al llegar se fue directa al
aula y se sentó en su silla, sacó los bolígrafos y se quedó
mirando la hoja en blanco que ya tenía todo el alumnado encima de la mesa. El profesor dictó las preguntas y todo el mundo empezó a
escribir las respuestas del examen. Transcurridas 2 horas sonó el timbre de fin de la clase,
Sofía entregó su examen y se fue a la cafetería donde se pidió un café y se quedó mirándolo sin
más.
- Creo que tenemos un pequeño problema - dijo el profesor García a
la directora mientras le entregaba uno de los exámenes que había puesto esa mañana.
-¿Por qué
dices eso? - Begoña cogió lo que le tendían y leyó "lo siento cariño, fue
culpa mía, te quiero y siempre te querré" - El examen es de Sofía, algo gordo
tiene que pasar porque es una de nuestras mejores alumnas.
Sofia seguía ensimismada delante de la taza
de café cuando se le acercó Víctor, uno de sus mejores amigos en la universidad.
- ¿Cómo
te ha salido el examen? - Le preguntó él mientras se sentaba a su lado.
- ¿Qué examen? - preguntó ella extrañada. - !Ah! el examen,.. - acordándose de lo poco que hizo por la mañana.
- Hey nena, tienes que volver en ti, alegra esa cara mujer, ya han pasado 4 meses,... No puedes vivir en tu mundo toda la vida,... ¿Quieres que quedemos este tarde para tomar algo? Si te apetece te vienes a mi casa a comer, se que te encantan los guisos de mi madre - Añadió Víctor dándole un leve codazo mientras le guiñaba el ojo.
- No, gracias, tengo muchas cosas que hacer hoy, de verdad, además, estoy a dieta.
- ¿¡A dieta!? ¡Pero si no te sobra nada! Más bien diría que estás demasiado delgada,... - Iba a comenzar a sermonearle Víctor cuando sonó su móvil. - Bueno, te tengo que dejar, pero ya hablaremos seriamente tú y yo, ¿de acuerdo?
- ¿Qué examen? - preguntó ella extrañada. - !Ah! el examen,.. - acordándose de lo poco que hizo por la mañana.
- Hey nena, tienes que volver en ti, alegra esa cara mujer, ya han pasado 4 meses,... No puedes vivir en tu mundo toda la vida,... ¿Quieres que quedemos este tarde para tomar algo? Si te apetece te vienes a mi casa a comer, se que te encantan los guisos de mi madre - Añadió Víctor dándole un leve codazo mientras le guiñaba el ojo.
- No, gracias, tengo muchas cosas que hacer hoy, de verdad, además, estoy a dieta.
- ¿¡A dieta!? ¡Pero si no te sobra nada! Más bien diría que estás demasiado delgada,... - Iba a comenzar a sermonearle Víctor cuando sonó su móvil. - Bueno, te tengo que dejar, pero ya hablaremos seriamente tú y yo, ¿de acuerdo?
- Claro Víctor, cuando quieras.
Sofía
volvió a quedarse a solas con su café. Se puso a ojear un periódico que había encima de la mesa y en los clasificados se quedó mirando un anuncio que le Ilamó
la atención, "Cristina, Tarot Isa te echa las cartas y resuelve cualquier problema.
Nada de 902, teléfono particular 948-546-854". No sabía bien por qué, pero entre todos los
anuncios de todo tipo que había en los que no se fijó nunca, ese le atraía mucho, era como si le
Ilamase, acercó el periódico y cogió su teléfono, marcó el número y esperó,
al 3er tono una señora de voz agradable le contestó:
- Hola Sofía, esperaba tu Ilamada. ¿Por qué
no te pasas a verme y hablamos más tranquilamente? Apunta mi dirección.
- Un momento, que cojo un boli, si, dígame.
- Tutéame por favor, a ver, es la calle Luna número 10. Es un bajo, así que no te preocupes, se ve bien que casa es. La distinguirás. Te espero después de las clases. Ciao.
- Un momento, que cojo un boli, si, dígame.
- Tutéame por favor, a ver, es la calle Luna número 10. Es un bajo, así que no te preocupes, se ve bien que casa es. La distinguirás. Te espero después de las clases. Ciao.
La extraña mujer colgó y Sofía se quedó parada, con la boca entreabierta
y sin poder salir de su asombro. No sable cómo aquella desconocida sabía de ella y que la
iba a Ilamar. Pagó el café y se fue al aula donde tenía que continuar con sus clases. Las
horas siguientes las pasó pensando en esa señora y en sus palabras, la verdad es que no lo entendía
y eso le asustaba mucho.
Cuando acabaron las clases cogió el coche y se dirigió a la calle que le
dijo esa tal Cristina. Cuando llegó al número indicado se encontró con una casa pintada de azul cielo con cortinillas de canutos de colores. Justo enfrente tenía un hueco para el coche,
por lo que aparcó ahí mismo y se dirigió hacia la casa. La entrada solo estaba cubierta
por la cortina, no tenia puerta de madera que impidiese el paso, asomó la cabeza y dijo un suave
"hola". No contestó nadie, por lo que avanzó un poco hacia el interior del habitáculo. La
casa estaba levemente iluminada por una tenue luz que parecía provenir de unas pequeñas Iámparas
de mesa y unas pocas velas perfumadas que había encima de algunos muebles. LIegó
hasta un salón en el que había una mesa redonda en el centro, 2 mecedoras a sus costados
y un pequeño televisor. Parecía muy acogedora la casa, se encontraba a gusto.
- Pasa
Sofía. - Escuchó esa dulce voz que provenía de la habitación contigua.
Sofía entró en la habitación y se encontró
con Cristina sentada a otra mesa, con 2 velas blancas a los lados y una baraja de cartas del tarot justo en medio, encima de
un pequeño tapete. Le señaló con la mano la silla que tenía delante suya para que se
sentase, y así lo hizo.
- Sé por qué vienes - Comenzó Cristina.- Sé qué es lo que te atormenta y lo que puedes hacer para remediarlo. Te explicaré algunas cosas antes de comenzar y luego si realmente lo deseas, que así me parece, puedo comunicarte con ella.
Cristina le contó todo lo que Sofía
tenía en la cabeza y le explicó lo que supondría establecer contacto con un ser querido que hubiera fallecido. Sofía estuvo de
acuerdo en todo lo que la mujer le dijo, y se sentía realmente nerviosa. Estuvo muy atenta a
todo lo que ésta hacía. La mujer cerró los ojos y se concentró, cogió las cartas y empezó a
echarlas, le hacía preguntas a Sofía que ella contestaba sin saber muy bien por qué. Al cabo de un
rato Cristina dijo que ya estaba, que no se preocupase porque ella no era la culpable y que
reanudase su vida sin más preocupaciones porque Marta la seguía
amando y cuidando, que siempre estaría a su lado.
- ¡¿Cómo que ya está?! !No he hablado con Marta y no la he visto! - saltó encolerizada Sofía.
- A ver Sofía, antes te explique que es muy peligroso llamar a alguien y hacerlo presentarse, yo puedo contactar con ella y hablar, pero no la puedo traer hasta mi presencia sin correr ningún peligro.
- !No es justo que alguien juegue así con las sentimientos de una persona!- gritó y se fue de la casa muy enojada.
- !No es justo que alguien juegue así con las sentimientos de una persona!- gritó y se fue de la casa muy enojada.
De camino a su casa Sofía se paró en una
tienda esotérica y se puso a mirar dentro. En una de las estanterías había varios libros
de magia y en las vitrinas había figuritas, ceniceros con símbolos de estrellas, talismanes,...
también había muchas velas de colores y tamaños.
- ¿Le puedo ayudar en algo?- Le preguntó la dependienta que
le apareció por detrás.
- No gracias, solo estoy mirando - contestó Sofía algo nerviosa.
- No gracias, solo estoy mirando - contestó Sofía algo nerviosa.
Siguió observando por toda la tienda, en una de las
estanterías, detrás de muchas otras cosas, había lo que ella estaba buscando. Se acercó a
la dependienta y le pidió un libro muy extraño, al dudar, la dependienta entró a
buscarlo al almacén, este descuido le sirvió a Sofía para llevarse el objeto encontrado.
Una vez que se encontraba en casa, sacó su
botín de debajo de la chaqueta, ahí estaba, sobre la mesa, una tabla de Ouija, estaba
dispuesta a todo con tal de tener a Marta a su lado, así que preparó el ambiente; cerró todas las
persianas, encendió una vela que tenía guardada en caso de que se fuese la luz y se sentó
enfrente de la tabla, Sofía se encontraba terriblemente nerviosa, pero se armó
de valor y comenzó. Tras una hora de fracasados intentos de contactar con Marta, por fin la brújula
de la tabla empezó a moverse.
-
HOLA"- Señaló
en la tabla.
- Hola mi vida, ¿cómo estas? Necesito verte
mi amor.
- "ESTOY TRISTE POR
VERTE SUFRIR DE ESA MANERA ¿QUÉ PUEDO HACER POR TÍ?"
- Vuelve conmigo mi amor, necesito estar a tu lado, me siento muy sola y culpable por
lo que pasó, no puedo seguir viviendo sin tí.
- Vuelve conmigo mi amor, necesito estar a tu lado, me siento muy sola y culpable por
lo que pasó, no puedo seguir viviendo sin tí.
- "NO PUEDO VIVE TU VIDA SIN MÍ ADIÓS"
Y con estas últimas palabras no se volvió a mover la brújula. Sofía,
Ilena de ira y desesperación, empezó a tirar todo al suelo
dándole manotazos, gritando y llorando desconsoladamente. Al cabo de un rato, se
acurrucó en la cama tapada hasta la cabeza con las mantas y se quedó dormida entre suspiros de pena.
- Sooofiiaaa - se escuchaba en la noche, entre las sueños de esa muchacha marcada por eI destina.- Sofiia, despieertaa. - Empezó a percibir y comenzó a despertarse.
- ¿Quién es, qué pasa? - Preguntó aún media dormida - ¿Marta,
eres tú?
- Si mi vida, soy yo, me voy a quedar contigo, ¿de acuerdo? - Contestó esa suave voz.
- Si por favor, quédate conmigo, échate a mi lado y abrázame - Pidió con Iágrimas en los ojos mientras una silueta se le acercaba y se recostaba a su lado en la cama.
- Si mi vida, soy yo, me voy a quedar contigo, ¿de acuerdo? - Contestó esa suave voz.
- Si por favor, quédate conmigo, échate a mi lado y abrázame - Pidió con Iágrimas en los ojos mientras una silueta se le acercaba y se recostaba a su lado en la cama.
Por la mañana Sofía se despertó ilusionada, con
ganas de ir a
estudiar, se arregló como hacía tiempo que no hacía y desayunó. "Vámonos"
dijo mientras cogía las cosas y salía por la puerta.
En
clase nadie la recanació a 1ª vista, parecía que su vida acababa de dar un giro
de 180º, en eI que volvía aI pasado, y vo|vía a ser igual de feliz, lo que no sabían
era que realmente regresó ALGUIEN del pasado. En
la cafetería se sentó sola en una mesa. Enseguida vino Víctor a verla.
- ¿Cómo te encuentras nena? - Preguntó - ¿Ves
como no se acaba eI mundo aunque se vaya un ser querido y que la vida sigue?
- !Claro que sigue viva! ¿No te da vergüenza decir eso delante suya? Además, estamos hablando y nos has interrumpido. ¿Verdad Marta? - Dijo mirando a ese vacío que había delante suya.
- !Claro que sigue viva! ¿No te da vergüenza decir eso delante suya? Además, estamos hablando y nos has interrumpido. ¿Verdad Marta? - Dijo mirando a ese vacío que había delante suya.
Víctor se fue sin mediar palabra ni enterarse de nada de la que había
acurrido en ese espacio de segundos "creo que esta muchacha está realmente mal, necesita
ayuda de verdad, se cree que Marta sigue viva".
Pasaron días en las que Sofía seguía igual, cada vez mas
apartada de sus amigos y recluida en casa al notarlos tan raros con
Marta, no entendía cóma ellos, que les conocían de siempre, podían tratar así a una amiga,... La
tenían de lado, no le hablaban y se referían a ella como si estuviese muerta. Los profesores
intentaban hablar con Sofía para que supuestamente entrase en razón y aceptase la muerte de
Marta pero, ¿cómo iba a aceptar que la persona que VIVÍA con ella hubiese muerto? Encima, creían
que ella tenía un gran sentimiento de culpabilidad ¿sentirse culpable de qué?
Sonó el teléfono, Sofía se levantó del sofá y
la cogió. Era eI director de la universidad, preguntaba por ella, que no había ido en toda la semana.
- Marta está con gripe, no
la puedo dejar sola - Contestó Sofía.
- A ver Sofía, debes entenderlo, Marta hace meses que murió, debes aceptarlo. ¿Por qué no vienes a hablar con unas personas?
- !Usted está loco, Marta sigue viva! ¿Por qué se empeñan todos en que está muerta? - Gritó y colgó el teléfono.
- A ver Sofía, debes entenderlo, Marta hace meses que murió, debes aceptarlo. ¿Por qué no vienes a hablar con unas personas?
- !Usted está loco, Marta sigue viva! ¿Por qué se empeñan todos en que está muerta? - Gritó y colgó el teléfono.
Al día siguiente, llamaron a la puerta muy
temprano, Sofía abrió. Era el director acompañado de un hombre y una mujer con una cartera.
Dos meses después, una muchacha entró en una
clínica de salud mental.
-
Buenas, vengo a ver a una paciente, se llama Sofía Bernal.
- Sí, está en la habitación número 69, ¿me puede decir sus datos para apuntarla en el registro de visitas, por favor? - Le informó la enfermera de recepción.
- Claro, me Ilamo Marta Sorell.
- Sí, está en la habitación número 69, ¿me puede decir sus datos para apuntarla en el registro de visitas, por favor? - Le informó la enfermera de recepción.
- Claro, me Ilamo Marta Sorell.
Escrito por Jeshik82
Intenté grabar un corto del relato pero se me quedó a medias. Ahora tengo que regrabar todo pq han pasado años, .. Igual hago casting xP
ResponderEliminarMe ha gustado y me suponía que pasaría algo así, porque tantísimo amor por desgracia en las historias suele pasar algo malo... Deseosa me dejas de leer tu segundo relato. Puffffff me encantaría realizar el casting pero me pillas mu lejos xDDD seguro que clavo el papel de la enfermera de la clínica de salud mental jajajajjajajaj
EliminarEn cuanto tengas el corto, no hay que decirte que nos lo mandes pa publicarlo... Ahhhhhhh una cosa que te quería preguntar.... ¿La habitación número 69 es por algo en particular?? jajajjajajjajajjaja.
Besitos wapa