Estreno en cartelera 30-Abril-15

jueves, 30 de abril de 2015
Vengadores: La era de Ultrón
Director: Joss Whedon 
Reparto: Robert Downey Jr.Chris EvansMark RuffaloChris HemsworthScarlett JohanssonJeremy RennerElizabeth OlsenAaron Taylor-JohnsonJames Spader,Stellan SkarsgardSamuel L. JacksonCobie SmuldersPaul BettanyDon Cheadle,Anthony MackieIdris ElbaJosh Brolin
Género: Acción, fantástico, aventuras
Duración: 141 min.
Sinopsis: Marvel Studios presenta 'Vengadores: La era de Ultrón', la épica continuación de la película de súperhéroes más grande de todos los tiempos. Cuando Tony Stark intenta impulsar un programa con el objetivo de mantener la paz, las cosas comienzan a complicarse y los héroes más poderosos de la Tierra, incluyendo a Iron Man, Capitán América, Thor, El Increíble Hulk, Viuda Negra y Ojo de Halcón, se verán ante la prueba definitiva cuando el destino del planeta se ponga en juego. Cuando el villano Ultron emerge, le corresponderá a Los Vengadores detener sus terribles planes, que junto a incómodas alianzas llevarán a una inesperada acción que allanará el camino para una épica y única aventura.
'Los Vengadores: La era de Ultrón' de Marvel estará protagonizada por Robert Downey Jr., quien regresa como Iron Man, junto a Chris Evans como Capitán América, Chris Hemsworth como Thor y Mark Ruffalo como Hulk. Junto con Scarlett Johansson como Viuda Negra y Jeremy Renner como Ojo de Halcón, y con el apoyo adicional de Samuel L. Jackson como Nick Furia y Cobie Smulders como la Agente María Hill, el equipo volverá a reunirse para derrotar a James Spader como Ultron, un terrorífico villano tecnológico empeñado en la extinción humana.
En su camino, se enfrentarán a dos misteriosos y poderosos recién llegados. Wanda Maximoff, interpretada por Elizabeth Olsen y Pietro Maximoff, interpretado por Taylor-Johnson, quienes se encontrarán con un viejo amigo en una nueva forma cuando Paul Bettany se convierte en Visión. Escrita y dirigida por Joss Whedon y producida por Kevin Feige, 'Los Vengadores: La era de Ultrón' de Marvel está basada en la popular serie de cómics Marvel 'Los Vengadores', publicada por primera vez en 1963. Prepárate para una aventura repleta de acción cuando Los Vengadores regresen en 'Los Vengadores: La era de Ultrón' el 30 de Abril de 2015.
Trailer subtitulado en español:

Mandarinas
Director: Zaza Urushadze 
Reparto: Lembit UlfsakGiorgi NakashidzeMisha MeskhiElmo NüganenRaivo Trass 
Género: Drama, bélica
Duración: 87 min.
Sinopsis: 1990, la guerra estalla en la provincia georgiana de Abkhazia, que busca independizarse. Un hombre estonio, Ivo, decide quedarse a diferencia del resto de sus compatriotas para ayudar a su amigo Margus con la cosecha de mandarinas. En los inicios del conflicto un soldado resulta herido a las puertas de la casa de Ivo, viéndose obligado a cuidar de él.
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Lecciones de amor
Director: Fred Schepisi 
Reparto: Clive OwenJuliette BinocheValerie TianNavid NegahbanBruce Davison,Amy BrennemanAdam DiMarcoJosh SsettubaJanet KidderChristian Scheider,Keegan Connor TracyAndrew McIlroyHarrison MacDonaldWillem JacobsonTanaya Beatty 
Género: Drama romántico
Duración: 111 min.
Sinopsis: Ambientada en una escuela preparatoria de élite situada en Nueva Inglaterra, gira en torno a la "polémica" relación que entablarán un profesor de inglés y una profesora de arte. La película está protagonizada por Clive Owen como Jack Marcus, un profesor de Inglés que lucha por mantener la atención de sus alumnos. Cuando una conocida artista (Juliette Binoche) comienza a dar clases en la escuela, Jack declara una guerra a base de palabras e imágenes, enfrentando a sus estudiantes contra ella en un intento por mostrar qué medio puede tener mayor significado. De esta manera dinamizan la creatividad de sus estudiantes y los dos profesores encuentran nuevos estímulos en sus profesiones.
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Walking on sunshine: la película
Director: Max GiwaDania Pasquini 
Reparto: Greg WiseJoelle KoissiLeona LewisAnnabel ScholeyAdrian Palmer,Hannah ArtertonShane SalterVal MonkTerry NobleSusan FordhamKaty Brand
Género: Comedia, musical
Duración: 93 min.
Sinopsis: Divertida comedia romántica sobre un triángulo amoroso formado por Maddie, Taylor y Raf. Maddie (Annabel Scholey) está decidida a organizar su boda con Raf (Giulio Berruti), su prometido, e invita a su hermana Taylor (Hannah Arterton) sin saber que ambos tuvieron un romance de verano tiempo atrás. Este triángulo amoroso es uno de los muchos obstáculos que deberán superar antes de darse el si quiero".
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Lo mejor de mí
Director: Michael Hoffman 
Reparto: Michelle MonaghanJames MarsdenLiana LiberatoLuke BraceySebastian ArcelusGerald McRaneySchuyler FiskIan NelsonCaroline GoodallJon Tenney,Bailey WinstonHunter BurkeMichael D. AnglinRob MelloJohn L. Armijo 
Género: Drama, romance
Duración:117 min.
Sinopsis: 'Lo mejor de mí' cuenta la apasionada historia de dos jóvenes que fueron novios en su adolescencia y que venían de mundos muy distintos. Después de varias décadas en las que sus caminos se separaron radicalmente, Amanda y Dawson se reencuentran en su pueblo natal para acudir al funeral de un amigo común, lo que les obliga a enfrentarse a sus sentimientos no resueltos que todavía tienen el uno por el otro.
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Tiempo sin aire
Director: Samuel Martín MateosAndrés Luque Pérez 
Reparto: Adriana UgarteJuana AcostaJuan Pablo ShukFélix GómezLucía González,Carmelo GómezToni AcostaKiko CastroNorberto Trujillo B.Emilio González 
Género: Thriller, drama
Sinopsis: María, una enfermera colombiana que perdió a su hija a manos de tres paramilitares, viaja desde Colombia acompañada por su hijo pequeño hasta Santa Cruz de Tenerife para encontrar y vengarse de uno de los asesinos. Guarda una foto, que encontró en su hogar destruido, con un rostro, una dedicatoria y un nombre: Iván. Gonzalo, un sicólogo escolar cuya existencia da un vuelco el día que conoce a María, se implicará con ella en su incesante y obsesiva búsqueda. Mientras tanto, ajenos a todo, en algún rincón de la capital canaria, la vida de Iván y su novia Vero está a punto de cambiar para siempre.
Trailer:

Astérix: La residencia de los dioses
Director: Alexandre AstierLouis Clichy 
Reparto: Roger CarelLorànt DeutschLaurent LafitteAlexandre AstierAlain Chabat,Elie SemounGéraldine NakacheArtus de PenguernLionnel AstierFrançois Morel,Guillaume BriatFlorence ForestiSerge PapagalliBernard AlaneLaurent Morteau 
Género: Animación, aventuras, comedia
Sinopsis: Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y detienen siempre al invasor. Exasperado por la situación, Julio César decide cambiar de táctica: como sus ejércitos han sido incapaces de imponerse por la fuerza, será la misma civilización romana la que se encargará de seducir a los bárbaros galos. Para ello, ordenará construir al lado de la aldea una lujosa residencia para romanos: "la residencia de los Dioses". ¿Podrán nuestros amigos galos resistirse a la tentación del dinero y el confort romano? ¿La aldea se convertirá en una simple atracción turística? Astérix y Obélix tendrán que esforzarse para frustrar los planes del César.
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Difret
Director: Zeresenay Berhane Mehari 
Reparto: Meron GetnetTizita HagereHaregewine AssefaBrook SheferawMekonen LaeakeMeaza Tekle 
Género: Drama
Duración: 99 min.
Sinopsis: En un lugar a tres horas de Adís Abeba, una adolescente de 14 años llamada Hirut regresa de la escuela andando cuando un grupo de hombres a caballo la rodean en un intento de secuestrarla. En su pueblo, raptar a una joven para casarse con ella es una práctica habitual, y también una antigua tradición en toda Etiopía. Basada en una historia real, la película va más allá del barniz de las costumbres sociales para explorar un patriarcado agresivo bien asentado que perpetúa unas condiciones de gran dureza para la mujer, al tiempo que muestra la complejidad de un país que se transforma y se abre a la igualdad de derechos promovida por una joven y valiente generación.
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Qué extraño llamarse Federico
Director: Ettore Scola 
Género: Documental
Duración: 90 min.
Sinopsis: Con motivo de los veinte años de su desaparición, QUÉ EXTRAÑO LLAMARSE FEDERICO retrata el increíble recorrido del fantástico director italiano Federico Fellini y, en especial, la gran historia de amistad que compartió con Ettore Scola, su compatriota cineasta, once años menor que él. Tras diez años de ausencia en el panorama cinematográfico, el director de "La cena" o "Splendor" vuelve a colocarse detrás de la cámara para evocar a quien fue a la vez su mentor y su amigo, y cuya trayectoria se entremezcló a menudo con la suya, desde sus inicios en la revista Marc Aurelio hasta su consagración mundial como cineastas, pasando por su amistad común con Marcello Mastroianni. Para realizar esta película homenaje, Ettore Scola hace uso de una estética fuerte y atípica, puesto que su obra está a caballo entre el cine documental, ya que presenta una gran cantidad de material de archivo, y el cine de reconstitución casi experimental (con los nietos de Scola interpretando el papel de dos cineastas en su juventud). Aclamada en la Mostra de Venecia de 2013, QUÉ EXTRAÑO LLAMARSE FEDERICO cuenta, de la manera más hermosa e ingeniosa, la vida y la extraordinaria carrera de una leyenda del cine, Federico Fellini
Trailer subtitulado en español:

El hijo bastardo de Dios
Director: Martín Garrido 
Reparto: Marc AlejandreKarina AmengualGon AndequenoNacho ArtilesBeatriz BarónJoan FerragutPatricia GalvanElisabet GarauMartín Garrido BarónElena HermidaMarga HorrachAida LlopSabrina OlmoLola Paniza PotronyRoberto Prisco
Género: Thriller
Duración: 120 min.
Sinopsis: Andrés Sarmiento es un funcionario de Alaró, un pequeño pueblo del centro de Mallorca. Su discapacidad lo hace inclinarse mucho al andar con su muleta, por lo que se siente marginado e ignorado por sus compañeros de trabajo. Las circunstancias de su vida lo han convertido en un ser solitario e insensible. Para él la vida no tiene sentido. Además de eso, vive en un pequeño piso con su madre paralítica, una mujer de setenta años que ha hecho de la vida de su hijo un infierno. No ha dejado nunca de humillarlo, despreciarlo y de maltratarlo, pero Andrés le responde con frialdad. La lava, la viste y le da la comida como si de una muñeca se tratara, cosa que a la anciana la saca de quicio. Con este panorama, Andrés decide buscar la felicidad y urde un siniestro plan.
Trailer: 

Pos eso
Director: Samuel Ortí MartíRubén Ontiveros 
Reparto: Anabel AlonsoJosema YusteSantiago SeguraCarlos ArecesAlex Angulo,Jose María IñigoEsperanza ElipaConcha Goyanes
Género: Animación, comedia, terror
Duración: 81 min.
Sinopsis: La Trini, bailaora mundialmente conocida, abandonó los tablaos sumida en una gran depresión desde que su esposo, el gran mataor de toros Gregorio, muriese en un accidente doméstico.
Damián, su hijo de 8 años, ha empezado a dar signos de una rebeldía que roza la demencia. Ningún médico, psicólogo o psiquiatra podrá explicar este comportamiento del crío, conducta que irá empeorando hasta tal extremo que será necesaria una explicación sobrenatural a su estado.
Esta situación pone a la Trini al borde de los nervios, quien decide contactar con el Padre Lenin, cura vasco repudiado por la iglesia que está atravesando una crisis de fe, pero tal como todas las señales indican, es él la única esperanza de devolver la tranquilidad a tan maltrecha familia.
Trailer:
Fuente: elseptimoarte.net y trailersyestrenos.es

NOTICIA: La justicia europea avala prohibir a los homosexuales que donen sangre

miércoles, 29 de abril de 2015
Imagen de un banco de sangre
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha emitido este miércoles una controvertida sentencia que permite excluir a los homosexuales de la donación de sangre. Este organismo avala que un Estado miembro pueda establecer una excepción permanente con hombres que hayan mantenido relaciones sexuales con otros hombres por el “alto riesgo” que presentan de contraer enfermedades infecciosas. El tribunal, no obstante, deja en manos de la justicia francesa -la que elevó la cuestión a instancias europea- decidir si las leyes de ese país son proporcionales al riesgo y si la evidencia científica disponible basta para justificar tal medida.

El caso se originó el 29 de abril de 2009, cuando un médico de la ciudad francesa de Metz rechazó la donación de sangre del señor Léger porque este había mantenido relaciones sexuales con otro hombre. El médico se basó en una orden ministerial francesa que permite excluir permanentemente a los homosexuales de la donación. El señor Léger recurrió la decisión al considerar que esa norma infringe la legislación europea y el tribunal administrativo de Estrasburgo, encargado de pronunciarse sobre el litigio, elevó la cuestión al Tribunal de Justicia de la UE para que se pronunciase. La sentencia europea, por tanto, tiene amplia repercusión porque vincula a cualquier otro tribunal europeo que se enfrente a un caso similar, no solo al que preguntó.

Consciente del alcance de una decisión así, el tribunal con sede en Luxemburgo insta al francés –y a cualquier otro que examine una demanda de este tipo- a que garantice que la medida es proporcionada. “Una contraindicación permanente para la donación de sangre aplicable a la totalidad del grupo constituido por los hombres que han tenido relaciones sexuales con otros hombres solo resulta proporcionada si no existen métodos menos coercitivos para garantizar un alto nivel de protección de la salud de los receptores”, especifica la sentencia. Medio centenar de países en el mundo tienen la donación prohibida a los homosexuales.

En la práctica, será cada tribunal nacional el que decida si la sanidad pública de su país tiene alternativas para garantizar la seguridad de las donaciones de sangre. El Gobierno francés alega que existe un periodo inmediatamente posterior a la infección viral en el que, aunque se hagan pruebas de VIH, no es posible detectar el virus en el enfermo. Aun así, los datos que supuestamente justifican esa mayor situación de riesgo entre el colectivo homosexual resultan dudosos. Entre 2003 y 2008, casi todas las contaminaciones de sida se produjeron por contacto sexual y el 48% de las nuevas, por hombres que mantuvieron relaciones homosexuales (nada se dice del 52% restante). El colectivo gay constituía la población más afectada por el VIH, en un porcentaje 200 veces superior al de los heterosexuales franceses. Y Francia es el país de Europa y Asia central que presenta mayor prevalencia entre los homosexuales, según la información del tribunal.

Con todas estas consideraciones, la justicia europea advierte de que la ley francesa “puede entrañar una discriminación por razón de orientación sexual” e insta al órgano judicial francés a comprobar si existen criterios de interés general que justifiquen esa actuación y si son proporcionales. Pero si un país acredita científicamente esa situación de riesgo y si el tribunal la considera proporcional, la instancia europea es clara: el criterio de exclusión permanente “cubre el supuesto en el que un Estado miembro, habida cuenta de la situación predominante en él, establezca una contraindicación permanente para la donación de sangre en el caso de los hombres que han tenido relaciones sexuales con otros hombres”.

Aunque ahora cuenta con el beneplácito europeo, Francia no mantendrá por mucho tiempo esta legislación, vigente desde 1983 aunque fue retocada en 2009 para sustituir la palabra homosexual por la perífrasis "hombres que tengan o hayan tenido relaciones sexuales con otros hombres", para evitar la acusación de discriminación. El Gobierno socialista ya ha manifestado su rechazo a ese remiendo, aprobado bajo mandato de Nicolas Sarkozy. La titular de Sanidad, Marisol Touraine, cree que "la discriminación de los donantes en función de su orientación sexual es inaceptable y que solo la seguridad de los receptores podría justificar las limitaciones en las donaciones", según un comunicado hecho público tras la sentencia de Luxemburgo.

La ministra francesa asegura que su departamento trabaja en la modificación del cuestionario que deben rellenar los donantes para suprimir toda referencia a la orientación sexual y sustituirla por una pregunta sobre conductas de riesgo. Y la exclusión en ese caso no será definitiva, sino que se limitará a 12 meses. Touraine, que ha tomado en consideración las recomendaciones de la Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento, organismo francés, asegura que se reunirá con organizaciones afectadas a finales de mayo para perfilar esa nueva orden ministerial. 
Fuente: elpais.com

Libro: "Un extraño vino" por Katherine V. Forrest

Sinopsis: Una acogedora cabaña a orillas del lago Tahoe se convierte, durante un fin de semana, en el punto de encuentro de un insólito grupo de mujeres. Los acontecimientos que se suceden en tan corto período de tiempo inciden, sin embargo, de forma decisiva en cada una de ellas, especialmente en la extrovertida y siempre encantadora Lane Christianson y en la vulnerable Diana Holland, que ven derrumbarse los esquemas que habían regido sus vidas.

Comentario:
En primer lugar me gustaría hablaros de que su título original es "Curious Wine" que no tiene nada que ver con la traducción que se le ha dado a la novela. A mí me confundió bastante pues creía que se refería a que algún extraño llegó a algún sitio y no se me ocurrió que la palabra "vino" fuera por la bebida.

En fin, como ya sabéis, no suelo saber en absoluto de lo que va la historia cuando me empiezo a leer los libros y si además, unimos que el título te confunde pues peor me lo ponen. Pero no os quiero confundir, ya que el libro me gustó. Es una historia romántica entre dos mujeres, que en principio son heteros pero que a lo largo de la narrativa iremos viendo que alguna experiencia lesbiana tuvieron.
La novela se escribió en 1983 y creo que algo influenció en la forma de escribir de la autora y en el transcurso de la historia de la novela, ya que transmite una mentalidad no muy tolerante con el lesbianismo en sí. La atracción inmediata de Diana y Lane, ninguna la quiere exteriorizar; ese primer encuentro que tienen hacen que duden de lo que sienten en realidad.

Es una historia romántica  pero no es la típica historia que se gustan y siguen la historia tan normal. Aquí la atracción existe pero el admitir que ambas se gustan y admitir que luego haya algo más, es parte de la historia. Sus dudas, esa ocultación de ese amor prohibido es el aliciente de esta novela. El lesbianismo en esos años no está bien visto, y así se demuestra cuando una de las protagonista decide contárselo a su padre. Hay alguna escena de cama pero muy light, erótico nada porno; vamos que este libro en concreto no se centra para nada en las escenas picantes sino en la historia de amor entre ellas.

Admito, y es posible que también os pase a vosotr@s, que el principio del libro puede resultar algo lento, monótono, sin chispa; pero termina cuajando y gustando la historia.

Me gustaría como siempre, que comentarais que os ha parecido la lectura de este libro. Si queréis leerlo solo tenéis que comentármelo también.
Escrito por Arwenundomiel

Relato erótico: "Siempre tuya" por Arwenundomiel

martes, 28 de abril de 2015
La había traído a nuestro lugar especial, a donde empezó todo, a donde, sin pretenderlo, nos encontramos abrazadas en medio del mar, en una noche estrellada, mirándonos a los ojos y diciéndonos con ellos todo lo que no nos atrevíamos a decir. A ese lugar donde mis labios tocaron por primera vez los suyos, cálidos y suaves, haciendo que nuestros corazones galoparan en estampida hacia ningún lugar en concreto pero eso sí, juntas.
Quería llevarla allí para apaciguar de alguna manera ese dolor inmenso que sufriríamos las dos cuando le dijera lo que ambas sabíamos desde hacía tiempo.
Sentadas en el murete del paseo marítimo, abrazada a su espalda como solía hacer, y ella delante mía recostándose en mi pecho; no podía soportar más el nudo que se me formaba en la garganta, no me salía palabra alguna.




-        Esto es una despedida, ¿verdad? - me dijo Sandra entrelazando sus dedos a los míos y apretando más mi abrazo. - No entiendo por qué le tienes que poner fin a todo lo nuestro.
-        Sandra, ya lo hemos hablado.
-        ¡¡Perdona, Marta!! lo has hablado tú. A mí ni me escuchas, eres cabezona a más no poder. Intentémoslo, deja aparcadas tus ideas cuadradas, tus recelos...
-        No Sandra. Lo que sentimos es casi enfermizo, no me deja pensar en otra cosa que no seas tú, en tu cuerpo, en poseerte, en jugar contigo. No nos parecemos en nada, no he salido del armario, la distancia nos separa, mi familia no lo entendería. Te juro que me va a explotar la cabeza y el corazón como no ponga fin a esto - no pude contener mis lágrimas y, apoyada en su hombro, sollocé irremediablemente.
-        Shhhhh Marta… por favor… no soporto verte así. Cálmate. Entiendo tus temores, sólo quiero que también te pongas un momento en mi lugar, solo un minuto. No eres tú la única que sufre. Te quiero con toda mi alma, siempre te he respetado y siempre he ido a tu ritmo, sin forzarte a nada, para que aclararas tus ideas. Pero siempre he creído que el final de nuestra historia era el seguir juntas, en amarnos siempre, en apoyarnos, en compartir nuestras vidas…

No pude más que llorar como una niña pequeña sobre su hombro. Ese amor que me profesaba Sandra me llegaba hasta lo más profundo de mi ser. ¿Por qué tendría que ser yo tan cobarde? ¿Por qué no tenía la fuerza suficiente para plantarle cara a mi familia, a mi gente, al mundo entero? ¿Por qué no podía hacerlo por ella? Estaba claro que no la amaba tanto como ella a mí, no era capaz siquiera de luchar por ella, por nuestro amor. Pero entonces, ¿por qué dolía tanto? ¿Por qué todos mis pensamientos eran ella, ella y ella?

-        Marta cariño, deja de llorar, te lo suplico - le escuché decirme mientras me daba un dulce beso en la mejilla y me limpiaba tiernamente las lágrimas con sus dedos que tanto placer me habían ofrecido.
-        Lo siento Sandra - logré decir mientras intentaba calmar mi sollozo - Oírte decir esas cosas me ha desarmado por completo.
-        Es la verdad, es lo que siento - se dobló un poco hacia su derecha para poderme mirar, sonreírme y acariciarme la cara completamente inundada de lágrimas.

Le devolví la sonrisa. No podía resistirme a ese rostro tan bello, a esa sonrisa, a esos labios. La abracé fuerte como si mi vida dependiera de ello. Creo que nos quedamos así minutos, aunque yo me hubiera quedado horas, días, mi vida entera.

-        ¿Recuerdas nuestra primera vez? - me preguntó Sandra de repente y sin anestesia. Las carcajadas que emití creo que se escucharon a kilómetros de distancia. Así era mi Sandra de espontánea - No te rías capulla, me hiciste sufrir mucho - Sandra se contagió de mi risa.
-        ¡¡Pobrecita, cuanto sufrió mi niña!! - me burlé de ella.
-        ¡¡De verdad que no se puede ser más capulla!! - me dijo entre sonrisas mientras me daba un leve codazo en el estómago.
-        ¡¡Ayy!! y tú no puedes ser más “burra” - le espeté besándola en la mejilla.
-        ¿Cuánto tardaste? ¿dos semanas después de ponerme “perraca” en varias ocasiones con tus jueguesitos? - dijo mientras me acariciaba las manos.
-        Creo que sí - me volvieron las carcajadas - pero es que me gustaba verte así de ansiosa, de excitada, de no saber si hoy sería el día o no.
-        Ya - me dijo Sandra lacónicamente. Así de tonta se me pone a veces, no sé si creerla o si me está tomando el pelo.
-        ¿No me digas que no te gustó ese tira y afloja? No mientas Sandra - le pregunté haciéndole cosquillitas en la cintura, esperando que todo fuera una broma de ella.

Sandra no pudo resistirse mucho. Su risa me encantaba, podría estar escuchándola reír una eternidad y no aburrirme de hacerlo.

-        Sí, sí, lo admito. Me gustó - pudo decirme entre risas - pero eso no quita que fueras una capulla por hacerme sufrir de esa manera.
-        Ya, ya - la abracé más a mí - pero no me dices que las otras veces anteriores tocaste las estrellas conmigo guiándote, sintiendo todo el calor de mi cuerpo pegado a ti, susurrándote al oído, besándote - todo se lo fui diciendo en un tono suave, tierno, meloso, cerca de su oído. Eso a Sandra le derretía; que le susurrara en el oído podía humedecerla y excitarla muchísimo.
-        Mmmmm, es cierto - confesó Sandra mientras agachaba la cabeza pensando en esos momentos y estoy segura que apretó las piernas por la excitación que tenía ahora mismo - ¿Pero te acuerdas entonces de la primera vez que me hiciste tuya?
-        Por supuesto - contesté de inmediato - no podría olvidarlo mi amor. Era mi primera vez, era nuestra primera vez, estaba muy nerviosa por si te lo hacía mal, intentando no hacer ruido porque tus padres estaban en el salón - se me escaparon unas risitas - ¿Cómo lo voy a olvidar?

En esos momentos, escuché a Sandra sollozar y limpiarse varias lágrimas que le bajaban por ese rostro que yo tanto amaba. Me acerqué a ella intentando hacer desaparecer con mis besos ese camino de lágrimas que habían surgido por ese recuerdo imborrable entre nosotras.

-        Cuéntame cómo sucedió todo. Haz que lo vuelva a revivir - fue como si me lo estuviera suplicando. Me dolió que me lo pidiera así, con esa tristeza en sus ojos. Quería volver a sentir esa primera vez para luego sufrir al pensar que no habría una próxima.
-        No, no lo voy a hacer. Eso sería hacerte más daño- ella buscó mi mirada, creo que buscaba saber si lo que decía lo decía en serio.
-        ¿Más daño del que me estás haciendo esta noche? - suspiró con una leve sonrisa sarcástica - Eso es imposible, te lo aseguro. Quiero revivirlo para quedarme con uno de los mejores recuerdos juntas antes de nuestro último beso.

“¡¡Tierra trágame!! ¿Por qué soy tan gilipollas y le hago esto a la persona que más quiero? Siempre echando la culpa a la sociedad en la que vivimos, a esa educación tan homófoba, a la incomprensión de todos los que me rodean. ¿Y yo qué hago al respecto? me escondo, huyo, no lucho por lo que creo, por lo que me importa, por lo que amo. Me siento una mierda, simple y llanamente una mierda”.

-        Marta despierta - dijo Sandra sacándome de mis pensamientos - ¿Me harás este último favor? - Otra puya más como ésta y muero desangrada; Sandra sabe dar donde más duele, tampoco es tonta.
-        Si es lo que quieres…
-        Es lo que quiero - me interrumpió Sandra - Cuéntamelo con detalle, como cuando me susurras al oído todo lo que deseas hacerme y yo me pongo malísima al escuchártelo decir.
-        Eres masoca - sentencié.
-        Soy realista y admito lo que viene - sentenció ella - Y ahora empieza, por favor.

Cogí aire profundamente y suspiré. Ella quería volver a sentir sólo uno de los tantos maravillosos momentos juntas. Yo no se lo podía negar, de hecho nunca le he podido negar nada, todo se lo he dado y para colmo ella no pedía nada. Qué ironía ¿verdad? Ahora que lo pienso, ha sido hoy la única vez que me está pidiendo cosas y una de ellas no quiero dársela: seguir junto a ella…

-        ¿Ni siquiera vas hacerme ese favor? - volvió a sacarme de mi mundo de pensamientos - Sólo te pido eso, ya que ni siquiera me das opción a rebatirte esa absurda decisión a la que has llegado - se la veía algo irritada.
-        Perdona Sandra, me quedé pensando en cosas.
-        ¿Qué cosas? - dijo con tono algo enfadado.
-        Nada. Chorradas.

Antes de que Sandra pudiera seguir indagando en mis pensamientos, decidí empezar a relatarle nuestra primera vez. No quería que entrara en mis pensamientos, que viese mi cobardía, que se avergonzara de mí por lo estúpida que soy. No quería.

Era sábado, 30 de agosto, para que luego digas que no me acuerdo de las fechas. Quedamos en que te recogería en tu casa aquella tarde. Sólo el pensar que te volvería a ver en persona hacía que mi corazón quisiera salírseme del pecho. Nunca había sentido este sentimiento tan intenso por nadie; este sentimiento que a veces no me dejaba ni respirar al recordarte y ansiarte tanto por no tenerte cerca.
Esa tarde volveríamos a estar juntas; volveríamos a besarnos, a acariciarnos, a abrazarnos. Para el resto del mundo, una sola tarde era muy poco pero para nosotras era el mejor regalo que podíamos darnos.
Llegué a tu portal hecha un manojo de nervios. “Volver a verte, tocarte, sentirte”. Busqué tu piso, 1ºA, y llamé al porterillo.

-        ¿Sí? ¿Quién es? - se escuchó decir tras el altavoz. Supuse que era Loli, tu madre.
-        Buenas tardes, soy Marta. ¿Está Sandra?
-        Sí. Sube - el pestillo del portón se abrió y me dirigí hacia tu piso con mi corazón todo acelerado.

Ya enfrente de tu puerta respiré hondo para calmarme, que no me sirvió de mucho, y llamé al timbre. Tu madre fue la que abrió la puerta, se le reflejó inmediatamente una amplia sonrisa e impulsivamente me abrazó, dándome dos besos en ambas mejillas.

-        Hola Marta, que alegría. ¿Qué tal todo?
-        Buenas tardes Loli. Todo bien, gracias - seguro que ya se habría dado cuenta de mis mejillas sonrojadas de la vergüenza que estaba pasando.
-        Pero no te quedes ahí parada, entra. ¡¡¡Sandraaaaa!! Marta está aquí - gritó Loli sin esperármelo. Di hasta un respingo y sonreí a continuación.
-        ¡¡¡Que entre aquí mamá, estoy terminando de guardar la ropa!!! - le gritó Sandra desde su habitación.
-        Ya la has oído. Entra, estás en tu casa - Loli extendió el brazo para dejarme pasar - ¿Quieres tomar algo?
-        No gracias. Con su permiso voy a la habitación de Sandra - que vergüenza estaba pasando.
-        Sí, claro.

Pasado el recibidor entrabas directamente al salón. Allí estaba sentado Manolo, tu padre, viendo la televisión. “Por favor, a Sandra la asesino por hacer que pase esta vergüenza monumental”.

-        Hola Manolo - logré decir seguramente con la cara como un tomate.
-        Hola guapa. Sandra está en su cuarto. Ya nos dijo que vendrías. Entra - y volvió a poner la vista en la televisión.
-        Gracias - creo que ni me oyó decírselo pues no me salía ni la voz.

La puerta de tu habitación estaba cerrada. Llamé con los nudillos. “A esta tía la mato por hacerme pasar por esto”

-        Entra tontaina, ¿para qué llamas? - la escuché decir.

Abrí la puerta y creí que estaba sufriendo un infarto. Mi corazón bombeaba de un modo incontrolado que hasta dolía. Allí estabas tú, de espaldas hacia mí, colocando en la parte de arriba del armario unos pantalones perfectamente doblados.
Tú, mi amor, mi musa, mi todo y ese cuerpo. Tú, con solo un sujetador negro deportivo y un tanga del mismo color. Mis ojos no pudieron resistirse a bajar la mirada y recrearse en ese trasero respingón tan perfectamente formado. “Marta, cálmate que te dará un infarto de verdad”. Entré y cerré la puerta tras de mí.

-        Te odio, te odio mucho - logré decir cuando pude articular palabra - ¿Tú crees que éstas son formas de recibirme? - dije sonriéndote.
-        Calla tonti, hace un calor del carajo. Además no digas chorradas, te encanta verme así - seguías de espaldas a mí intentando colocar bien toda la ropa apilada.
-        Me provocas.
-        ¿Eso crees? - dijiste entre risas consiguiendo poner la dichosa ropa a tu gusto - ¡¡Ya está, joder!! que trabajito me ha costado  colocarlo todo.

Te diste la vuelta y me miraste fijamente a los ojos con esa sonrisa pícara que me pones cuando piensas en provocarme.

-        A ver, ¿qué me decías? - dijiste mientras te dirigías hacia mí contoneándote de aquella manera que sabes que me encanta - ¡¡Ahhh, sí!! que te provoco. Pues no querida, estoy así porque hace mucho calor. Y ahora he de confesarte, que el tenerte aquí tan cerca y en mi habitación, ya me arde hasta lo poco que tengo puesto. Ahora sí estoy empezando a provocarte…

Tú seguías avanzando muy lentamente hacia donde yo me encontraba y mordiéndote el labio inferior. Te paraste justo enfrente de mí no apartando tu mirada de la mía y diste un último paso adelante que hizo unirse nuestros cuerpos. El fuego que provocó esa unión fue bestial. Te sentía, sentía tu calor, tu deseo. Te acercaste a mi oído y me susurraste:

 - Esto sí es provocarte - mordisqueándome el lóbulo de la oreja y separándote un poco para volver a mirarme a los ojos.

Me estaban entrando unos sudores de aúpa, me sobraba la ropa, me costaba respirar, la deseaba, la deseaba con todo mi ser.

-        ¿Por qué me haces esto? - te susurré sonriendo mientras apoyaba mi frente contra la tuya.
-        Porque tengo muchas ganas de ti - me rozaste los labios con los tuyos - Porque te deseo - me besaste el cuello - Porque te quiero Marta - volviste a besarme. Era un leve roce de labios; lo que me solías hacer para demostrarme que me respetabas, que no me forzabas a nada, que irías a mi ritmo.

No podía creer que sólo unas palabras pudieran hacer que mi cuerpo temblara de la cabeza a los pies. Que un simple roce de tus labios, de tu cuerpo, me excitara de esa forma tan abrumadora. Que sólo con esa mirada hicieras que me mojara de esa manera.
Cerré los ojos y me dejé llevar por todas esas sensaciones. Te besé posando mis labios en los tuyos, mis brazos rodearon tu cintura y los tuyos mi cuello. No recuerdo cuánto tiempo nos quedamos así, abrazadas, dándonos esos besos tiernos que empezaron a salirse de la zona de labios para seguir por el cuello, oído y hombros. Me encantaba tu olor, tu piel, esa ternura que me ofrecías.
Mi boca volvió a buscar la tuya, quería más. Te mordí el labio inferior, estirándotelo un poco mientras mi lengua lo lamía. Luego hice lo mismo con el superior para que finalmente mi lengua entrara tímidamente en tu boca y buscara la tuya. Tu lengua no dudó un segundo en ir al encuentro de la mía, fundiéndose en una sola. Ambas jugaban entrando y saliendo de nuestras bocas, haciéndonos suspirar.
Mis manos se movían casi inconscientemente y de tu cintura subieron acariciándote los costados hasta tu sujetador. Te lo fui quitando subiéndolo y sacándolo por la cabeza, aprovechando todo ese recorrido para acariciarte los pechos y terminar recorriendo tus brazos y entrelazar tus manos por encima de tu cabeza.
Quería rozar cada poro de tu piel, todo tú. Fuimos bajando las manos entrelazadas, mientras mi boca te besaba tiernamente el cuello, el hombro, intercalándolo con mordisquitos que a ti te volvían loca. Tus brazos volvieron a mi cuello y mis manos te agarraron bien fuerte ambas nalgas y te apretaron más a mí. Se te escapó un gemido leve pero que me excitó aún más.
Mi boca iba en descenso y se encontró con tu pequeño pecho. Vi esa aureola oscura que daba paso a un pezón duro y erecto y no pude hacer otra cosa que suspirar; todo eso me lo estabas ofreciendo. Mi boca se abrió ávida de degustarlo todo, mi lengua lamió sin control tu pezón que se endureció más si cabe y que aproveché para morderlo y estirarlo. Tú te arqueaste para darme mejor acceso y mi mano izquierda subió para hacer lo mismo con el otro pezón, que estiré entre mis dedos índice y pulgar.

-        Mmmmmm - te oí gemir en un susurro – Marta, tengo ganas de ti, quiero más, hazme sentirte.

Verte así me encendió más, me sobraba todo. Me empecé a desabrochar la blusa y tú me ayudaste mientras me besabas y lamías el canalillo que iba apareciendo.

-        Me encantan tus pechos, podría estar horas con ellos - me dijiste mientras desabrochabas el sujetador.
-        Si no tienes cuidado podrías ahogarte en ellos - bromeé entre suspiros.
-        Sería una buena muerte, te lo aseguro – contestaste en el momento de dejármelos libre y poder degustarlos a gusto.

Me encantaba como me los acariciabas, como los cogías entre tus manos, como con tu boca te los comías y con tu lengua jugabas con ellos.

-        Ni te imaginas estos pezoncillos empitonados todo lo que me hacen sentir - dijiste mientras me los lamías y alzabas la vista para verme.

Los calores me estaban matando. Me desabroché el pantalón bajándomelos de un tirón y con un puntapié los mandé a la otra esquina de la habitación. Te empezaste a reír por este gesto y me volvías a matar un poco más con esa risa tuya. Acercaste tu mano a mi tanga pero te la aparté inconscientemente.

-        Perdona - te dije inmediatamente.
-        No pasa nada. No estás preparada aún, no te preocupes.

Esas palabras me enternecieron, cuanto te quería, cuanto te amaba. Con ambas manos te acaricié la cara y te besé con toda la pasión que pudiera haber en el mundo.

-        Te quiero Sandra, te quiero más que a mi vida.

En un arrebato me quité el tanga y te lo bajé a ti sin mediar palabra.

-        Date la vuelta - casi te ordené.

Me obedeciste y te apoyé en la pared. Todo mi cuerpo contra el tuyo, piel con piel, notabas mis pechos en tu espalda, mi respiración en tu nuca, mi humedad en tu nalga. Calor, calor, mucha calor. Mis manos se agarraron a tus pequeños pechos erectos, mis dedos jugaron con tus pezones. Me acerqué a tu oído mordisqueando tu lóbulo, lamiéndolo, gimiendo en tu oído para excitarte.

-        Quiero darte placer mi vida - susurré en tu oído - Quiero ver como llegas a lo más alto y yo estar aquí para verlo.
-        Quiero que vengas conmigo Marta - me pediste.
-        Estaré contigo.
-        Pero no llegarás, yo también quiero verte disfrutar - te quejaste con mimo.
-        Disfruto viéndote a ti - doblé mi cabeza para buscar tus labios y te besé profundamente, zanjando la conversación.

Mi cuerpo se unió al tuyo aún más, abrazándote por la espalda y agarrándote ambos pechos. Te besaba y mordía tu nuca, hombros, espalda, costado; tú me respondías estremeciéndote entre mis brazos, con gemidos ahogados. Me estabas poniendo muy cachonda y mi pelvis empezó a rozarse con tu nalga, mi frente apoyada en tu hombro concentrada en toda la excitación que me estabas provocando. Mi mano derecha buscó la tuya y agarrándola en una leve caricia te la fui guiando hacia abajo.

-        Marta, quiero que me toques tú por favor - me suplicaste - No me guíes. Hazme sentirte, soy tuya y lo sabes.

Seguí apoyada en tu hombro, mi cuerpo completamente pegado al tuyo y mi mano guió tus dedos índice y corazón hacia tu clítoris ya excitado. Les hice hacer círculos en él con un poco de presión. Nuestros dedos resbalaban con tu humedad, esa sensación me hizo excitarme aún más y a ti te hizo gemir, intentándolo acallar mordiéndote el labio inferior para evitar que te oyeran tus padres. Seguí presionando tus dedos hacia tu clítoris y tú empezaste a mover tus caderas para buscar mayor roce con ellos.

-        Ohhhh Marta, tengo tantas ganas de ti que no voy a poder aguantar mucho más…

No te dejé terminar de hablar, cuando dirigí tus dedos a tu apertura completamente húmeda y te los introduje en un movimiento rápido casi sin esperártelo, profundo. Fue como si te hubiera penetrado yo, sentí calor, calor por todo mi cuerpo y mis gemidos te los regalé todos acercándome a tu oído para susurrártelos. Eso hizo que casi explotaras, ya no controlabas tus gemidos y con mi mano izquierda te tuve que tapar la boca para que no te oyeran. Mi otra mano siguió penetrándote con tus dedos a un ritmo más rápido. Te dejabas guiar por mí, estabas a mi merced y yo lo sabía.

-        Me voy a correr, me voy a correr - me susurraste quitándome la mano de tu boca - Diossssssssssssss.

Te inclinaste hacia delante cuando llegaste al orgasmo, incluso puedo decir que noté la palpitación de tu sexo en mi mano completamente mojada de ti. Tu respiración agitada era mi respiración. Llegaste y es como si yo también lo hubiera hecho, me sentí feliz, plena, dichosa por tenerte a mi lado.

-        No te puedes hacer una idea de lo mucho que te deseo - empezaste a decir cuando te recuperaste un poco, besándome en los labios a continuación como sueles hacerme. Me rozas levemente los labios y luego te acercas con tu lengua para ser recibida por el leve roce de la mía. No me puedo resistir a ese reclamo de beso tuyo.
-        ¿Todo bien? - logré decirte cuando el ritmo de mi corazón iba normalizándose.
-        Sabes que sí - contestaste con una sonrisa en los labios - Contigo todo va bien siempre.

Te fuiste sacando lentamente tus dedos pero los volví a agarrar y comencé de nuevo a dirigirlos a tu clítoris todavía inflamado, haciendo movimientos de arriba hacia abajo. Comenzaste a mover las caderas dándome a entender que tú también querías más como yo.

-        Puedes ir a por otro ¿verdad? - te pregunté acercándome a tu oído mientras te mordisqueaba el lóbulo.
-        Mmmmmm ¿tú qué crees? - me miraste con ese deseo atroz con el que a veces me fulminas - Tengo mucho aguante, seguiría hasta no poder más. Te deseo Marta, te deseo mucho, pero te quiero a ti…
-        Shhhhhhhhhh - te callé mientras seguíamos masturbándote – Sandra, pídemelo, quiero oírtelo decir, me pone muchísimo.
-        ¿En serio? ¿Estás segura? - me preguntaste entre ingenua y deseosa por mi petición - No quiero que te sientas obligada a nada, sólo si de verdad lo quieres…
-        Shhhhh - volví a callarte - quiero escucharte como me lo pides.

Noté como tu respiración iba a una velocidad desorbitante. Trataste de tranquilizarte respirando profundamente un par de veces sin mucho éxito, venías de un orgasmo, te seguías masturbando y simplemente la idea de lo que te pedía te hacía estar a mil revoluciones.

-        Marta, hazme tuya por favor - lograste por fin decir - Quiero que me poseas, que entres en mí. Hazme tuya por favor, lo necesito.

Toda una explosión de calor y sensaciones recorrieron mi cuerpo en un segundo tras esas palabras. Todo mi cuerpo como un imán se unió al tuyo necesitando sentir tu calor. Tú recibiste todo mi fuego estremeciéndote de nuevo, emitiendo un gemido profundo y levantando un poco tu culito; adivinabas perfectamente mi necesidad imperiosa de rozarme contigo. Mis caderas empezaron a moverse hacia delante y hacia atrás, lentamente, buscando tu nalga. Un gemido involuntario salió de mi boca y tuve que mitigarlo mordiéndote el hombro, lo cual hizo que tú también te mordieras el labio inferior porque nos oirían tus padres.

-        Mmmmmmm, me estás poniendo malísima – dijiste. Y mis dedos seguían apoyados en los tuyos dirigiéndolos en sus movimientos hacia tu clítoris ya sobrexcitado - Te deseo, hazme tuya…

Al volverte a escuchar, mi mano abandonó la tuya casi de inmediato y mis dos dedos entraron en ti poco a poco, sintiendo toda tu humedad, tu calor, tu deseo.

-        Ohhhhh Diossssss - exclamaste nada más ser penetrada.
-        Shhhhh shhhhhh - intenté callarte aunque ya no podía hacer nada con ese grito anterior, tus padres te habrían oído sí o sí - contrólate Sandra.
-        No puedo controlarme joder - te quejaste - me tienes loca, no puedo controlar lo que siento.
-        Shhhhh calla. Ya eres mía, toda mía - te susurraba en el oído mientras te penetraba suavemente una y otra vez.
-        Síiiii, soy toda tuya, haz conmigo lo que quieras. Pero quiero verte, quiero ver como me posees - te fuiste dando la vuelta intentando que mis dedos siguieran estando dentro de ti; te apoyaste en la pared y me miraste a los ojos - Te quiero Marta.
En ese instante te volví a penetrar bien adentro, mis dedos entraban y salían a un ritmo pausado mientras seguíamos devorándonos con la mirada.

-        Dame más Marta. Sigue, sigue por favor - mis dedos te obedecían y seguían haciéndote mía una, dos, tres veces - más fuerte, fuerteee.

Quería complacerte y te poseí dándote más fuerte y rápido mientras que con mi palma empapada en ti empezó a rozarte el clítoris.

-        Ohhhhhh por favor, quiero más, más, más - como un resorte te comí la boca para callarte y mi otra mano se agarró a tu pecho inconscientemente, apretando tu pezón con mis dedos
-        Sandra nos van a oír, no grites - te metí la lengua buscando jugar con la tuya y así silenciar tus gritos de alguna manera.

Noté como tu pelvis buscaba más penetración. Tu respiración agitada y tus gemidos en mi boca me decían que estabas al límite del clímax. Me agarraste las nalgas y me uniste más a ti si cabe.

-        Me voy a correr otra vez, Diosssss, me voy a correr contigo dentro.

¡¡¡Cómo sonaban esas palabras en tu boca!!! Me pusiste tan cachonda que mi clítoris pedía desesperadamente ser rozado ya; era un bombeo constante y desesperante a la vez. Mis caderas empezaron a moverse con desesperación; necesitaba rozarme contra ti, rozarme y sentirte, rozarme y poseerte a la vez. Busqué tu muslo y ahí busqué la fricción tan anhelada.

-        ¡¡¡Cómo me pones Sandra!!! - te susurré entre gemidos. Te deseaba, te amaba tanto que podía poseerte una y mil veces hasta quedarme exhausta - Córrete en mí, quiero sentirte.
-        Mmmmmm como me tienes, ohhhhhh Dios mío, me voy a correr Marta, me voy a correr. Sigue, sigue.

Yo me hundía en ti más y más fuerte. Calor, mucha calor, mi cuerpo ardía de deseos por ti. Me encantaba verte así, totalmente entregada al placer.

-        Diosssssssssssssssssss mmmmmmmmmmm - lograste decir con gemidos entrecortados y la respiración agitada. Te corriste en mi mano. Notaba tus contracciones en mis dedos y tu humedad resbalaba por toda mi mano - Que gusto Dios mío.

Me provocaste tal placer que mi pelvis empezó a rozarse contra tu muslo a un ritmo incontrolado. Mi clítoris pedía ser atendido de inmediato y poderme ir a lo más alto. Posaste tu mirada en la mía para expresarme todo el placer que estabas sintiendo en esos momentos y movías tu muslo para facilitar el contacto con mi clítoris excitado. En pocos segundos me corrí casi junto contigo y ambas nos fundimos en un placer indescriptible.

-        Abrázame por favor - me pediste abrazándome tú primero, no queriendo que ese instante terminara jamás.
-        ¡¡¡Estás temblando Sandra!!! - te abracé tiernamente mientras recuperábamos la normalidad de nuestra respiración.
-        Sí, es tan fuerte lo que siento…

Empezaste a llorar de repente, desconsoladamente, tapándote la cara. “Soy gilipollas, gilipollas integral. Sabía que ocurriría esto y me siento fatal por todo lo que te estoy haciendo. Pero en qué pensabas Marta”. Abracé a Sandra con todas mis fuerzas desde atrás, mejilla contra mejilla; mis lágrimas acompañaron a las suyas.

-        No Sandra, por favor, no llores. Te lo suplico - le susurré al oído.
-        No puedo evitarlo. Son tantos recuerdos, es tanto el amor que siento por ti que me duele en el alma. No puedo evitarlo, lo siento - volvió a llorar de una forma tal que me destrozó por dentro.

Sandra se dio la vuelta y logró ponerse a horcajadas encima de mí y de frente. Su mirada triste, inundada de lágrimas, se clavó en la mía. Sus manos me acariciaron el rostro y con voz entrecortada me dijo:

-        Marta por favor no me dejes. Haré lo que me pidas, esperaré todo lo que haga falta, seré como tú quieras que sea. Pero por favor no me dejes, te lo suplico.

Antes de querer haber escuchado esas palabras, hubiera preferido morirme. Morirme de forma lenta no hubiera sido tan doloroso como lo que esas palabras me hicieron sentir. Bajé la mirada, no podía mirarla, me derrumbaría completamente y no podría seguir.

-        No digas eso. No es por ti y lo sabes. El problema soy yo, no quiero hacerte sufrir.
-        Lo estás haciendo ahora. Y no me estás haciendo sufrir, me estás matando - sentenció Sandra.
-        De verdad Sandra, esto es lo mejor - le dije sin lograr alzar mi mirada - Te aseguro que te haré sufrir muchísimo y es lo que quiero evitar. No me lo hagas más difícil.

Le di lo que yo creía que sería mi último abrazo. Me faltaba el aire, las lágrimas no cesaban de resbalar por mis mejillas y escuché perfectamente como mi corazón se rompió en ese instante. Desde ese momento sabía a ciencia cierta que mi corazón sólo funcionaría para bombear sangre, estaba muerto para todo lo demás.

“Marta, convéncete de que es lo mejor que puedes hacer. Salir del armario, decirlo a los cuatro vientos, mostrar tu amor a Sandra sin importarte la gente, sabes que lo harías tarde o temprano. Lo que no sabes es lo que ocurrirá en Madrid después de que ingreses. Todo lo de después va a ser una puta mierda, si es que hay un después. Lo haces para evitárselo a ella; ella no se merece vivir todo eso, merece ser feliz y no tener a un lastre como tú durante…… puffffff, a saber durante cuanto tiempo, y siempre y cuando lograras por lo menos ser un lastre”.
Escrito por Arwenundomiel