Relato "Un café y un polvo". Parte 15 (Capítulo 46)

jueves, 23 de febrero de 2017
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PARTE 15. CAMBIANDO EL PENSAMIENTO, SE CAMBIA EL CUENTO.
CAPÍTULO 46. SI BESAS A UN SAPO, TE ENVENENAS. NO SE TRANSFORMA EN PRÍNCIPE.


"Érase que se era una princesa sin corona ni reino. Una princesa que no tenía cetro ni trono. Una princesa que, simplemente, era princesa porque se sentía una princesa.
Un día, la princesa, sonriendo, cogió todos y cada uno de los cuentos que le habían dado mundos diferentes para soñar con la almohada y... los borró. Borró una a una cada letra, cada palabra, cada frase, cada página.
Y así, el mundo, al levantarse en la madrugada, descubrió que se había quedado sin cuentos. Desconcertados, los pueblos y ciudades se preguntaban que sería de ellos ahora que no tenían bases en las que apoyar sus comportamientos.
Entonces, nuestra princesa sin reino ni corona, cogió todas las hojas en blanco que antes habían sido los cuentos, y empezó a escribir.
Primero una letra, una palabra, una frase, una página...
A la mañana siguiente, el mundo volvió a despertar de nuevo y encontró un nuevo cuento en cada puerta, cada alféizar, cada puente, cada camino...
Los habitantes empezaron a leer las nuevas páginas. Páginas donde se podía ser princesa aunque no se tuviera corona, ni cetro, ni reino, ni trono. Páginas donde ya no hacía falta que príncipes rescatasen a princesas porque cada uno sabía defenderse solo.
Cuentos donde los espejos fueron motivo de sonrisa y no de angustia. Cuentos donde la noche fuera sinónimo de libertad y no de miedo.
Palabras... en las que una sola persona podía cambiar todas y cada una de las historias hasta entonces conocidas."

ALBA

Me estaría haciendo mayor a pasos agigantados, supongo. Que no me hubiera abalanzado sobre el cabronazo de Mateo o sobre la gilipollas de su madre era todo un logro para mí. No sé si me gustaba o no esta nueva Alba en la que me había convertido. Seguro que me daría muchos quebraderos de cabeza por no machacar el cráneo a la primera oportunidad que tuviera a la gente que realmente se lo merecía. En fin, esta Martina me llevaba por el mal camino de la idiotez y la debilidad más absoluta. Aunque, pensándolo bien, si le doy dos buenas hostias a esos capullos, seguro que se les quitarían las ganas de estar dando por culo siempre a Martina. A veces pienso si realmente, Martina, no es una niña robada de esos niños que han salido en telediarios. No se parece en nada a su puta familia. Tendría que decirle que se hiciera una prueba de ADN para aclararlo.

Se me dibujó una sonrisa tonta en la cara con todos esos pensamientos. Almu me sacó de mi ensimismamiento con sus grititos de alegría al ver su helado favorito en la vitrina.



-¡Mida! ¡Mida! ¡Ezoz zon amadillos! ¿Zon de natillas?

- No, mocosa. Ese es de limón.

-¿Y eze? - Me señaló otro que había un par de helados más allá.

-¿Todavía no sabes leer? ¡Eres un coco muy coñazo!

-¿Qué ez zer un coco?
- Es una personita muy enana - le puse la mano en la cabeza para ver su altura - ¿Lo ves? Eres un coco. Ese es de melón.
-¡Yo zoy mayor! ¡Teno tes anios! - me mostró tres deditos de su mano izquierda.
- Woww… ¡Con tes anios puedes hacer grandes cosas!- movió su cabecita, asintiendo.
-¿Hay helado de natillaz o no?- dijo suspirando dramáticamente y pegando su cara a la vitrina. Me reí al ver lo impaciente y teatrera que era.
-¡A quién te parecerás que no tienes ni pizca de paciencia!

Le pedí a la dependienta una tarrina pequeña de helado de natillas, que se encontraba en el lado izquierdo de la vitrina. Yo no pedí nada. Esos gilipollas me cerraron el estómago.

-¿Y tú? - Almu me miraba con la tarrina en las manos, mientras se chupaba un dedo que había hundido en el helado estratégicamente.
-Yo no tengo ganas, mocosa.

Nos dirigimos a un banco que teníamos enfrente de la heladería, justo en medio de todo el centro comercial. Allí nos sentamos a esperar a que Martina terminase con su puta madre, nunca mejor dicho. Se me dibujó una  sonrisa por la ocurrencia. No entendía una mierda el querer ser madre para luego tratar a los hijos de esa manera. Sin ir más lejos, mi madre... y la madre de Martina ya es la hostia puta. Suspiré. Nunca sería madre. Miré a Almu y chasqueé la lengua. Ya es tarde para pensar en eso, casi lo soy de esta mocosa que para colmo es mi versión pero en formato mini.

Alcé la vista entremedio de todos esos pensamientos y la vi. Salía como una exhalación de la cafetería con cara de pocos amigos y con su madre detrás persiguiéndola. Me puse tensa cuando otra nueva figura entró en la escena, impidiendo que Martina avanzase hacia mí, Mateo. Me levanté expectante, no queriéndome meter porque la liaría, me conozco.

-Martina, no tienes opción. Vendrás acompañada de Mateo como debe ser.
-¡Mi hermana se va a casar! ¡Tú no me dices nada! ¡¿Y encima pretendes que vaya con el violador que has adoptado?!
-No te permito que me hables así… Y baja la voz, estamos en una zona pública. ¿Qué pensarán de nosotras?
-Martina, es la boda de tu hermana - Mateo trató de acercarse a ella. Yo estaba vigilando todo sus movimientos por si tenía que ir a pegarle dos hostias a quien fuera.
-¡Me da igual lo que piensen!- se dirigió a Mateo.- Y tú, cierra la puta boca.- le miraba desafiante.
- ¡En qué te has convertido! - la miró sorprendido - ¡Qué modales son esos! Ves, Ágata, esto era lo que te decía… Acabaría mal con esas compañías y mira…

Me tenían hasta el coño, cogí a Almu de la manita y me dirigí hacia donde estaban ellos, a ver si eran capaces de hablarle así a Martina delante de mí.

-¿Nos vamos ya, Martina? - la miré. Martina me miró, miró a su madre, miró a Mateo y volvió a mirarme a mí. Me miraba fijamente a los ojos y su expresión fue cambiando y se transformó en una sonrisa. Avanzó hacia mí, y rodeándome con un brazo, me pegó a su cuerpo en un rápido movimiento. Con la mano que le quedaba libre me apartó un mechón que se me había caído sobre la cara y sus labios buscaron, ávidamente, los míos. Después, y ante la cara de estupefacción de esos dos y los grititos de Almu, la cogió en brazos y salimos del centro comercial. Las tres con una sonrisa en la cara.

UNA SEMANA MÁS TARDE...

ALBA
Cada día odiaba más mi trabajo. Bueno, en realidad, no odiaba mi trabajo. Odiaba a mi jefe, el tenerlo que ver todos los putos días, sabiendo que tenía que ponerle una sonrisa falsa para no liarme a hostias con él. Poco a poco, estaba confirmando con Maxi, sus muchos chanchullos y, para colmo, era el padre de Martina. Había sido una semana agotadora… menos mal que por fin era viernes.
Entré a mi casa, bueno… en la casa de locos en que se había convertido. Ya era como una residencia familiar. Privacidad ya tenía poca entre Lu, Almu y Martina, aunque con ella prefería tener mucha más privacidad que la que teníamos. Como era de esperar, en el salón escuché vocecitas que ya conocía perfectamente, era de la película Frozen. Almu me tenía hasta el coño con ella. ¡Cómo era posible poder ver, hasta la saciedad, una película sin que la aborrecieras! Pues ella era capaz. Si no la había visto ya tres millones de veces, no la había visto ninguna. Me asomé al salón, sin hacer mucho ruido, y la vi tumbada con la cabecita apoyada en las piernas de Martina. No sé cómo me podía poner tantísimo siendo tan diferentes entre nosotras, joder.

Me disponía a entrar y saludarlas, pero escuché otras voces en la cocina. Parecía que intentaban hablar bajo, y claro... como yo no soy cotilla, me acerqué con sigilo a ver qué pasaba. Reconocí las voces de Lu y el niñato capullo.

-Sabes que yo no tenía planeado esto.- la voz de Lu, pero, ¿por qué hablaba en susurros?.
-¡Dos niñas, Lucía! ¡Dos! ¿Sabes lo que es eso? Es que… Joder, no lo teníamos previsto y ahora nos vienen dos. ¿Sigues pensando en darlos en adopción, verdad?

¡Gemelas! ¡No me jodas! La adrenalina se me subió en un segundo. Quise entrar y matar al capullo por joder la vida de mi hermana, pero necesitaba escuchar en qué quedaban estos dos imbéciles.

-Sí… sí… - escuché un silencio incómodo.- No lo sé, Manu...
- ¿Cómo que no sabes? ¿Qué me quieres decir con que no sabes? Ya lo hemos hablado, y ahora con dos con más motivo.
-Bueno, vete y lo hablamos luego…- la voz agobiada de Lucía, me llenaba los oídos. ¿Gemelas?-  ¿vendrás a cenar?
- No lo sé. Mi madre tenía que hacer no sé qué cosas.
- Procura venir a cenar, capullo. O te la verás conmigo. ¿Me he expresado bien? - Lu me miraba, se notaba que no se esperaba que hubiera escuchado. Vi cómo su rostro reflejaba pánico.

Entré sin previo aviso. No me salía del coño que el muy cabrón, la dejara sola en estos momentos. Creo que mi mirada lo decía todo, porque sin mediar palabra, él asintió con la cabeza.

- ¡Ves que fácil, enana! Vendrá a cenar. Estaremos todos juntitos como una familia feliz. ¿Verdad, capullo?
- Sí. Nos vemos esta noche. Tengo que irme ya.
-Alba… - Lu me miraba, reconocía perfectamente la mirada de “No compliques más las cosas, por favor”, últimamente la ponía mucho.
- Sí, vete ya porque te estás ganando una buena hostia.
-Manu, hablamos por whatsApp. - Lucía le dio una bolsa y sin mediar palabra, se fue como un rayo hacia la puerta.
- Enana, no debes darle cuartelillo a este capullo, o se te subirá a las barbas. Él te hizo el bombo. No debe escurrir el bulto ahora.
-Alba, no quiero que haga las cosas bajo amenaza. - Lu cogió la maldita caja de galletas, que Martina se encargaba de mantenerle siempre llena. - Quiero que salgan de él.- se metió una galleta de mantequilla en la boca, estaba casi de cuatro meses y había cogido peso.
- Como sigas comiendo galletas y con las dos diablillas que tienes dentro, vas a explotar de un momento a otro. ¿Cuándo te has enterado de que vas a traer gemelas? — abrí el frigorífico para cogerme una lata de cerveza bien fría. Tuve unas ganas enormes de abrazarla, y que supiera que estaba con ella, pero tanta moñería me mataba.
-Qué graciosa… - vi como cerraba la caja de galletas y se miraba la tripa.- Joder.
- No me has contestado.

La abrí y le di un buen buche, mientras me apoyaba en la pared a la espera de una contestación.
-He ido a hacerme una puta ecografía. La madre de Manu está embarazada… y me dijo que la acompañase.
- ¡No me jodas! ¿Ella también? Tu capullito debe estar de preñados hasta el cipote - Reí.
-Sí, la madre de Manu quería una niña… y quería quedarse embarazada de nuevo. Pero no ha tenido suerte, es un niño. - vi como apretaba los labios.- sin embargo, a mí me han tocado doble.- Me salió una carcajada. Sé que no le hizo ni puta gracia a Lu, pero no pude aguantarme. -No sé de qué coño te ríes, tiíta… -añadió sarcástica.
- Déjame de gilipolleces. ¿No estarás pensando lo que creo que estás pensando, verdad? - Esa mirada suya la conocía muy bien, y no me gustaba un pelo.
-Eh…
-¿En qué estás pensando? - la voz alegre y cantarina de Martina, me envolvió, justo antes de que sus brazos me rodearan y me dejara un pequeño beso en el hombro. Lu sonrió.
- Que tu protegida te conteste. Alucinarás. Vamos a tener una guardería de mujeres aquí. Y menos mal que vamos a ser todas mujeres, porque un niño se volvería loco con todas nosotras juntas.
-¿Lo de las dos niñas? Parece que en vuestra familia tenéis la maldición de engendrar solo niñas…- me soltó y se dirigió al grifo, llenando el vaso de agua.
- Sí. Niñas buenorras, como yo. Lu es de las mediocres - le guiñé un ojo.- Después salió Almu, mi miniyo. Ella sí que volverá loca a media humanidad. ¿Cómo sabes lo de las gemelas? Soy la última mierda aquí. No me gusta que estéis siempre hablando a espaldas mía. Seguro que me ponéis a parir entre las dos.
-Estabas trabajando.- Lu se encogió de hombros. -Además, me resulta fácil hablar con ella… - miró a Martina y ambas se sonrieron con una complicidad que yo solo había visto entre María y Asun.- Además, no he dicho que sean gemelas. Solo dos niñas.
- Ya… Me voy arriba. Necesito una buena ducha. Martina, habla con ella. No quiero que me toque más el coño con gilipolleces, y lo que está pensando es realmente una locura. No estoy dispuesta a aguantar otra tontería más. - Miré a Lu desafiándola - ¿Me has entendido, verdad?
-No te pido que las aguantes.- aquella pequeñaja se había vuelto una chica con una personalidad parecida a la mía. Mi figura autoritaria y mis ojos encendidos ya no conseguían amedrentarla.
- ¡Cállate! No quiero oírte. Al menos, ahora. Quiero una ducha y poder relajarme. Piénsatelo antes de soltarme esa mierda.
-Pues lárgate y deja de hacerte la saturada. No eres la que peor está aquí. Ya ni siquiera te das cuenta de lo que pasa en tu propia casa.- Lu dio un golpe en la mesa y salió de la cocina. Martina se quedó allí, callada, mirándome fijamente.
- ¿Qué pasa, joder? No me mires así. ¡No ves que va a desperdiciar toda su vida por querer criarlas ella! No me lo ha dicho, pero está claro que eso es lo que piensa hacer.
-Yo también lo he notado… se pasa el día acariciándose la tripa. Y me he dado cuenta que cuando cree que nadie la escucha, habla al bebé… bueno… a las dos.
- ¡Esa es otra! - suspiré - Dos. Me voy a la ducha. Esto me sobrepasa y explotaré.
-Te acompaño.- Martina se bajó de la encimera, donde se había sentado, de un salto y dejó el vaso de agua en el fregadero. Yo la miraba como si me hubiera dicho que había salido a volar un rato esta mañana.- ¡Venga, vamos! - me cogió de la mano y me sonrió, tirando de mí hacia la puerta.

CARMEN
-Yo creo que nos va a matar…- María negaba con la cabeza.- En los siete años que la conozco, no nos ha dejado celebrar su cumpleaños.
-Bueno, fue el día que decidió marcharse de casa…- Asun se reclinó en la silla.
-Tonterías, es el día que nació. Y el día que la conocí. Hay que hacer algo, ya estoy harta de sus gilipolleces.- Lola meneaba la cintura, bailando con la música que resonaba por toda la habitación, mientras se comía a pequeños mordiscos una fresa.
- Ha cambiado mucho en estos últimos meses. No sé… es posible que no nos mate entre terribles sufrimientos.- No estaba muy de acuerdo con esa idea. Conocía perfectamente a Alba, o la creía conocer. Ya no era la misma. Aunque esta Alba era mucho mejor que la atormentada de antes. Martina era la razón de todo ese cambio, aunque lo negara una y mil veces. La cabezonería no le había cambiado por desgracia. Celebrarle el cumpleaños podía ser nuestro suicidio o un día cojonudo. Yo optaba por descubrirlo. No sé por qué pero me daba que saldría bien, sobretodo si Martina estaba en la fiesta. Era el elemento fundamental para que Alba no nos saltara al cuello.
-¡Hagamos un viaje, joder!
-¿Qué dices, Lola?- María la miraba como si se hubiera vuelto loca.
-Bueno… este año nos hemos ido a la playa sin ella. Y yo la he echado de menos. Y también es hora de conocer a Martina. Yo solo me acuerdo de ella con el vestido lleno de vómito de Carmen.- me guiñó un ojo.
- ¡Qué asquerosa eres, Lola! Además, precisamente es de ti de quien no me fío. Vas a saco sin miramientos de si tiene novia o no. A muchas no nos gusta que venga una, que casi no conocemos de nada, y le dé un morreo a nuestra novia. ¿Lo entiendes, no?
-Tenéis un problema con eso de los celos. - se acercó a Gabi, que apenas estaba atendiendo a la conversación, la cogió de la barbilla suavemente y vi como recorría sus labios con la lengua, lentamente. Gabi se apartó rápidamente, pero vi como su respiración se había alterado.
- ¡Lola, joder! Eres una capulla.- Me dirigí hacia ella con intención de… Pffff de estrangularla, pero Gabi se interpuso entre nosotras.
-No pasa nada, no ha sido nada.- Gabi me acariciaba las manos. Lola se rió.
-En serio, tenéis un problema con la privación de libertad en las parejas de hoy en día...
- Lola, tú mejor que nadie sabes todo lo que pasé con Alba. No me vengas con gilipolleces de esas.
-Nena, Gabi te quiere. ¡Joder! ¿Aún no lo has notado? - Gabi se sonrojó. Y Lola me sonrió. Miré a Gabi. Sus ojos lo decían todo. Claro que lo había notado. Claro que lo sabía, pero había sufrido tanto por Alba que esto me sobrepasaba.- El miedo es lo que acaba con las relaciones de ahora…- Lola se sentó, encogiéndose de hombros. - Podríamos irnos mañana. - Gabi me abrazó por la espalda y se sentó en el sofá, haciendo que cayese sobre ella.
-A ver, que nosotras tengamos las vacaciones no significa que Alba se las haya cogido. Ella trabaja.- María nos hizo aterrizar.
-¿No se las ha cogido aún? ¡Si está acabando el verano! Esta niña es gilipollas…- Lola suspiró.
- La gilipollas eres tú, Lola. Tiene un lío formado en su casa que a saber por dónde va a salir todo eso. De estar tranquila y sola en su adosado, se encuentra con una novia, dos hermanas y un preñado.
-Tu problema y el de Alba es que os creéis transformer. La niña no puede estar currando todo el año y pretender no saturarse. Necesita un fin de semana de los nuestros.
- Paso de discutir más con vosotras. Haced lo que os salga del coño.
-Esperad un momento. - Asun se irguió en la silla.- ¿Qué pasa con Lucía y Almu? No se van a quedar solas en la casa, ¿o sí?
- Os recuerdo que tienen a su madre - Gabi contestó como en un susurro. Siempre en conversaciones de mis amigas, aunque siempre le dije que ella era ya una de las nuestras, no le gustaba mucho entrometerse.- Y también podéis hablarlo con Martina… ella siempre encuentra soluciones a todo...

ALBA
La típica frase que se dice de querer llegar a casa para relajarse y olvidarse de todo, estaba claro que no estaba hecha para mí. Fue llegar y estamparme con las locas decisiones de mi hermana, la cual no sabe ni usar un maldito condón. ¡Me cago en la puta!
Fui directa a la ducha de mi habitación. Fui despojándome de la ropa mientras caminaba hacia allá. Necesitaba, como el respirar, sentir el agua tibia descendiendo por mi piel. Quedarme un buen rato bajo la ducha. Me relajaba bastante esa sensación. Si conseguía, además, dejar la mente en blanco, ya sería la hostia.
El baño fue llenándose de vaho. Entré en la ducha y allí, debajo de ese agua, más caliente de lo acostumbrada, me quedé con los ojos cerrados e intentando no pensar en nada. Era imposible. Pasaba de los problemas del trabajo, el embarazo de Lu, el puto capullo que la dejó preñada, los padres de Martina… Estaba muy harta. Harta de todo y de todos.
Oí abrirse la puerta del baño, sería Martina, como siempre. Estaría recogiendo toda la ropa que fui tirando por el camino. Sé que odiaba que hiciera eso. Aunque en mi defensa diré que tenía pensado recogerlo después. Preferí no decir nada y seguir bajo la ducha. No se veía nada, el vaho conquistó todo el baño. La mampara se abrió, sentí un leve fresco que hizo que se me erizase por un instante la piel. Una leve caricia de las yemas de sus dedos descendiendo desde mi cuello, me estremeció. Me abrazó por la espalda, uniendo su cuerpo al mío. Sentí todo su calor. Un leve beso en mi hombro derecho, luego en el izquierdo. Sus manos seguían acariciándome, esta vez los costados, buscando mi vientre, donde ascendieron lentamente hasta llegar a mis pequeños pechos.

- Martina, así no me relajo. Me estás poniendo muy cachonda.
-Hay muchas formas de relajarse…

Me agarró por la cintura y me dio la vuelta para que estuviera frente a ella, para que la mirase. Sabía que solo con su mirada me derretía, era superior a mí. Me sonrió, acercándose a mí, rozando mis labios. Le oí suspirar. Me estaba gustando mucho conocerla solo por su respiración. Ese suspiro era deseo, era querer más… Su beso se volvió más intenso. Me sujetó el culo y me acercó a ella con decisión. Abrió sus labios y su lengua buscó sin demora la mía. Tenía claro lo que quería. Me quería a mí, quería poseerme, tener las riendas, el control. Esos pequeños gemidos eran inconfundibles. A veces, esa delicada Martina se convertía en toda una fierecilla que hacía que yo me rindiera a ella. Sonrió y me pegó a la pared con un rápido movimiento. Cerré los ojos, entregándome a sus caricias.
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Buzzys
Arwenundomiel

9 comentarios:

  1. Muy bien..... Aunque la ducha la podíais haber alargado un poquito. jajaja jajaja. Genial chicas enserio.

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    1. Jajaja ¡muchas gracias, Nika! Se agradecen mucho siempre tus comentarios :D

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  2. que la ducha siga en el próximo capitulo!!!

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    1. A saber... Con estas escritoras cualquier cosa es posible xDDD.

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  3. Que placer él compartir la madures de Alba no tanto él cambio en si porque su esencia es la misma como toda y sólo ella. El vivir él amor que se ha permitido con Martina definitiva mente tenemos una mejor y bella persona.

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    1. ¿Tú crees? ¿El cambio es para mejor? ¿y que piensas del cambio de Martina?

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  4. Esta muy bueno, me encanta, siempre estoy pendiente de ustedes jajaja, espero que disfrutéis al escribir como yo al leer

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    1. Muchas gracias por lo que nos dices.
      Pues sí, disfrutamos bastante escribiendo juntas esta historia. Es como transportarnos a un mundo paralelo y vivir, en primera persona, nuestros personajes.
      Me alegro de que tú también disfrutes de ellas. Un saludo.

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  5. Lo creo, lo siento, lo persivo como desde el inicio Alba ha sido disque la mala. ha crecido muchisimo con todos los aspectos q en ella reflejas, es muy acradable y placentero su yo actual.
    De Martina q te puedo decir, es Martina, es ella la mujer que amo, que esta exteriorizando lo que vive y como lo vive, siempre a manifestado madures, sentimientos y empatia con la mayoria de las seguidoras.. jajaja nunca defrauda este personaje, jajjaja. es la Martina ideal para Alba y muchas mas porque no?
    nota: disculpa las corecciones no realizadas. esta table es una xxx.

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