Ir a: Inicio Capítulo 24 "Un café y un polvo"
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PARTE 8. VOLVER A COMENZAR.
CAPÍTULO 25. DÓNDE CABEN DOS, CABEN TRES.
"¿Y tú? ¿Eres tolerante con todo ese tema? - me quedé pensando y asentí lentamente"
MARTINA
Llevaba los últimos 3 días, desde que Alba me había visitado, con los nervios a flor de piel, la recordaba enérgica e impulsiva, pero se me había olvidado la capacidad que tenía para hacerme estallar y sacarme de control. Dudé entre si debía haberle abierto o no la puerta, aunque lo cierto es, que haberla visto después de tanto tiempo me había vuelto a acelerar el latido del corazón. Incluso había querido abrazarla y que ella me hubiera abierto los brazos y me hubiera dicho que todo saldría bien, frase típica donde las haya, pero entonces no habría sido Alba, sino Ana, y yo en el fondo sabía, que aunque Ana me calmaba y me transmitía seguridad, nunca me había sentido más poderosa y en paz que la primera noche que dejé que Alba me tocase y dormí abrazada a ella. Y aunque había intentado odiarla y pensé que lo había conseguido, el haberla visto allí había vuelto a remover todo lo que yo misma me intentaba ocultar.
El sonido del móvil interrumpió el silencio que se instauraba los sábados por la mañana en aquella casa, con Gabi todo el día con Carmen y Ana que los sábados solía desaparecer… me quedaba sola. Miré el móvil, mi madre me estaba llamando, no habíamos hablado mucho últimamente y tampoco me apetecía ahora. Colgué y me dirigí a whatsapp.
Martina: ¿Qué quieres?
El móvil enseguida me vibró en la mano. Sin embargo, el sonido de la puerta me puso en alerta y dejando el móvil sobre la mesilla me dirigí al pasillo en pantalones cortos y con la camiseta de pijama. Oí como la llave daba dos vueltas en la cerradura y la puerta se abrió dejando pasar a Ana y a otra chica morena de ojos azules y vestida con unos vaqueros, una camiseta ajustada y una camisa abierta. Era bastante guapa.
-Hola - dije. Me había quedado totalmente quieta en medio del salón, mirándolas.
-Hola Martina- Ana se dirigió hacia mí para darme un beso en la mejilla mientras me sonreía arrastrando tras ella, de la mano, a la otra chica- Ella es Isa, mi novia - ¿Su novia? ¿Ana era... ? Aquella información me pilló desprevenida.
-¿Tu…? ¿Tú tienes…? ¿Eres…? - no me salían las palabras.
-Sí, tengo novia, con A- se burló de mí pero con cierta ternura en sus ojos.
-¿Y el chico que viene a veces a dormir? - fue lo primero que se me vino a la cabeza.
-¿Mi hermano? ¿te refieres a mi hermano?- empezó a reírse.
-¿Tu hermano? ¡Pensaba que era tu novio! - me había quedado descolocada con esta información.
-¿Con ese soso me querías tú emparejar?- sonreí
-Vaya… tienes… tienes novia - reí. ¿Sabría que Gabi también la tenía? ¿Qué a mí me gustaba Alba? Todas en el mismo piso, que surrealista.
-Pues sí, vuelvo a decirte que ella es mi novia. Y por tu reacción y porque ni siquiera la has saludado me da a mí que no te gusta mi… chica- dejó arrastrar la palabra chica para hacer más hincapié.
-¡Ay! ¡No, no! ¡No es eso! Perdona Isa, lo siento. Es que me ha pillado desprevenida. - me acerqué a ella y le di dos besos en las mejillas. - ¡Encantada! - sonreí.
-Igualmente- me devolvió la sonrisa- La has descolocado Ana, tú es que eres igual para todo, no dejas pistas, tú lo lanzas como una bomba y que explote por donde sea- Supe que me caería bien, las miré sonreírse, hacían una pareja preciosa.
-Cierto, por ahora no he acertado ni una con ella. ¿Quieres café? Justo iba a hacerme uno.
-Martina es que es la tonta del café- Ana me hizo burla - Pero tengo que admitir que los hace buenísimos y con un aroma increíble. - sonreí.
-Pues me encantaría, gracias. Ya entiendo porque Ana siempre viene tan acelerada y con tanto nervio cuando sale de casa. Eres la culpable Martina -noté que me sonrojaba y fui hacia la cocina a preparar los cafés.
Mientras los preparaba pensé que era cierto que parecía la loca de los cafés, debía contenerme y dejar de ofrecer a todo el mundo, continuamente, o acabarían pensando que le echaba droga al café o algo. Volví al salón con tres tazas de café caliente y las dejé encima de la mesita baja del salón, donde se encontraban ellas sentadas, en uno de los sofás.
-Te he traído también - dije mirando a Ana - Aunque luego seas todo nervio - reí.
-Tranquila - dijo Isa mientras acariciaba el muslo de Ana- Si hasta prefiero que me la pongas así, se vuelve más salvaje - de nuevo noté como mi sangre hervía en mis mejillas y sonreí.
-Tú ni te inmutes Martina- me quiso advertir Ana- Isa siempre está igual. Quiere sexo a todas horas, donde sea, como sea y con quien sea, siempre que yo esté presente. ¿Verdad preciosa?- Buscó la mirada de Isa la cual asintió con un beso al aire y sonriéndole después.
-No pasa nada… -noté que la voz me salía más aguda de lo normal y me regañé a mí misma por lo idiota que debía parecer en aquellos momentos. ¿Había dicho con quién sea mientras Ana estuviera presente? Debía haber entendido mal… me removí en la silla sin saber qué hacer ni qué decir. Isa empezó a reírse supuse que al notar mis reacciones y empezó a toser mientras seguía riendo. Ana le palmeó la espalda para calmarla, pero la tos seguía persistiendo.
-Martina ¿le puedes traer un vaso de agua por favor?- me solicitó Ana.
-Claro - me levanté como un resorte y volví unos segundos más tarde con un vaso de agua en la mano. Isa se había sentado separada en el sofá dejando un hueco en el medio, era bastante diferente… le ofrecí el vaso a Isa por encima de la mesa y me quedé como una boba mirando como bebía.
-Muchas gracias.
-Nada -dije. Sonreí y me dirigí de nuevo al orejero en el que me había sentado antes.
-¿A dónde te vas tan lejos?- sonrió Isa mientras daba palmaditas al hueco que había entre ellas dos. Dudé unos segundos, aunque no tenía nada de que preocuparme ¿No?
-Isa, si no quiere déjala- Ana siempre tan protectora.
- No importa - dije acercándome y sentándome en el medio. Me sentía una poco sujetavelas, era una posición extraña. Isa se sentó de lado para tenerme de frente y puso una mano sobre mi muslo acariciándolo, inmediatamente noté que me tensaba con el roce.
-Dime Martina ¿no te imaginabas ni por un momento que Ana fuera bisexual?
-Lo cierto es que no - dije sintiendo como mi cuerpo se relajaba bajo las caricias de Isa y la mirada de Ana que no me quitaba ojo de encima. -Siempre pensé que era hetero.
- ¿Y eres tolerante con toda esta historia de sexos?
-Hace unos meses me habría costado más - reí - Pero ahora… bueno, es diferente, ahora lo comprendo totalmente. El amor es caprichoso… -dije bajando el tono de voz y pensando en Alba.
-Se te ve sincera- dijo con ternura mirándome a mí y luego a Ana mientras empezaba a acariciarme la mejilla- ¿Y que opinas de las relaciones abiertas?- Sentí como si toda la sangre de mi cuerpo se agolpara en mis mejillas e instantáneamente mi mente voló hacia Alba, ella creía en esas relaciones, me lo había dicho.
-No sé mucho…- noté que la lengua se me trababa- y no puedo opinar. Pero lo respeto - dije, ya totalmente segura de que las dos se darían cuenta del color de mis mejillas.
Sin esperármelo los labios de Isa rozaron los míos, levemente. Mi cuerpo de nuevo se tensó ante el roce y pude notar como Ana me acariciaba el brazo, estaba segura de que había notado mi tensión.
-¿Puedes opinar ahora sobre las relaciones abiertas?- Isa se separó lo suficiente para fijar su vista en la mía.
-Eh… no...no… no sé… Bien -conseguí articular.
-¿Estás bien Martina?- Ana volvía a preocuparse por mí. Lo cierto es, que me sentía cómoda, aunque me moría de vergüenza en aquella situación.
-Ana no seas más pesada, ¿no ves que está tranquila? Es un coñazo de novia pero es que es un amor.
-A mí me parece maravillosa - dije mirando a Ana a los ojos.
-Tú sí que eres maravillosa- me sonrió y sentí que en esos momentos quería probar los labios de Ana. Creo que fue la primera vez que la vi de verdad, era demasiado guapa.
Pero lo que sentí realmente fue como Isa se me volvió a acercar y me empezó a besar el cuello. Quería a Ana, quería los labios de Ana. Aquellas sensaciones eran desconocidas para mí, no estaba enamorada de ella, aunque la quería muchísimo, sin embargo, el cuerpo me reclamaba su tacto, su lengua, su piel… levanté la mano y acaricié la mejilla de Ana mientras Isa me seguía besando el cuello y yo notaba como mi cuerpo empezaba a despertarse. Atraje a Ana hacia mí. Sus labios rozaron los míos y éstos se abrieron para ella. Sentí como los dedos de Ana me cogían de la barbilla y respondía a mis labios acompañados de su lengua a la cual invité a entrar. Noté como con el otro brazo intentaba hacer algún gesto a Isa, la verdad, no me importaba, solo estaba concentrada en ese beso. Isa se puso arrodillada entre las piernas de Ana mientras nos miraba como nos besábamos, no sabía si acababa de sentirme cómoda en aquella situación, pero el beso de Ana y la mirada de Isa hacían que notase mi humedad entre las piernas. Sentí como la mano de Ana se introdujo en el interior de mi camiseta, acariciándome el costado, subiendo hacia mi espalda para deslizarse hacia abajo con sus uñas; mientras dejó mis labios para posarse en los de Isa. Sus lenguas danzaban y sus miradas me atravesaban. Vi como las manos de ambas buscaban la entrepierna de la otra y se introducían en sus pantalones; pequeños gemidos empezaron a sonar. En ese momento las vi entregadas al deseo, a su lujuria. Los ojos de Isabel se transformaron y en mi mente aparecieron unos ojos azules y profundos de mirada ardiente y pícara, con un deje de brillo entre el orgullo y la inseguridad, reconocería aquella mirada en cualquier parte. Me di cuenta de que tras los ojos se habían dibujado la sonrisa, la nariz, los pómulos… Alba había aparecido en mi mente. Me di cuenta de que las manos de Isa recorrían mis piernas. No quería hacerlo con ellas, quería que fueran las manos y los labios de Alba los que me recorriesen y acariciasen el cuerpo. Paré las manos de Isa y las miré.
-No -dije simplemente.
-Venga Martina, déjate llevar. Te gusta, eso se te ve- me susurró Isa acercándose de nuevo e intentado volver a besarme el cuello.
-No, no quiero. Lo siento, os dejaré solas, voy a ir al super. - me levanté del sofá y me dirigí a mi cuarto a coger dinero. Ana fue tras de mí rauda
-Martina, Martina, espera- corría detrás de mí-. Oye, que… perdónanos.- sonreí
-No tienes que pedir perdón por nada, es que… creo que me gusta una chica, simplemente no me apetecía…- confesé.
-Es Alba ¿verdad?- me sonrió. Me sorprendió, ¿por qué era tan jodidamente lista?
-Bueno… - sonreí. -¿Por qué piensas eso?
-Vuestras miradas, vuestras reacciones, está muy claro- noté como la sangre se me concentraba en las mejillas, me abrazó y acercándose a mi oído me susurró- Como no la domes, vas a sufrir y mucho.
-Ni que fuera un caballo. -sonreí -una vampiro… ahora un caballo… a este paso me hago un zoo. - reía, aunque sabía que tenía razón.
-Tú ya me entiendes Martina- reía conmigo mientras se daba la vuelta para volver con Isa- Ahhh, por cierto, ella está coladita por ti- me guiñó el ojo. Admito que lo último me dejó desconcertada, ¿por qué todo el mundo me repetía lo mismo? Yo no creía que Alba estuviese “coladita” por mí, simplemente… le atraía ¿no? La duda se me instaló en el cuerpo. Rápidamente me puse unos vaqueros, un jersey y unas botas, cogí las llaves y el móvil y despidiendome de las chicas salí del piso. Nada más entrar en el ascensor, abrí el whatsApp.
Aamamá: Que me cojas el teléfono, tenemos que hablar
Aamamá: Contéstame
Aamamá: Martina, no sé que diablos haces pero coge el maldito teléfono
Aamamá: Cuando se te antoje marcas mi número
¡Qué pesada era!
Martina: No quiero hablar contigo, si me lo quieres decir por aquí bien, si no pues nada 😙
Inmediatamente sonó mi móvil era ella, lo colgué.
Martina: ¿No me has leído?
Aamamá: Lo que tenemos que hablar no podemos hacerlo por aquí. Es muy serio Martina y te lo estás tomando todo demasiado a la ligera
Martina: Mira, no me vengas ahora con esas, llevas casi un mes sin hablarme. Dime lo que quieres y sino déjame en paz.
Volvió a sonar el maldito móvil, colgué y apagué el teléfono.
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Vaya vaya con Martina... Es toda una caja de sorpresas!!! Jajaja y ese piso (¿no queda alguna habitación libre para mi? Un sofá o algo) y sus inquilinas también...
ResponderEliminarMe gusta, me gusta el rumbo que va tomando la historia...
Que bien!! Esta semana solo va a tener 6 días jajajaja
Jajajajaja ¿va bien el rumbo? 😄 Nos alegra que te guste ¿Qué pasará ahora? ¿Qué querrá la madre de Martina? ¡¡¡Solo quedan 5 días para saberlo!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por comentar. ¡¡¡Un beso enorme!!!
Visto lo visto en los últimos capítulos puede pasar cualquier cosa jajaja pero a ver si mi imaginación y yo acertamos... En el próximo capítulo te digo!! Besotes!!!
EliminarJajajaja ¿puedo saber lo que propone tu imaginación?
EliminarNooo. Si fallo te cuento!! Jajaja
EliminarVenga vale jajaja
EliminarNo veas la gente qué directa es! Bien bien, las que no lo somos nos lo pasamos bien imaginándolo :P
ResponderEliminarVa, que la coja el teléfono a la madre y así se queda a gusto mandándola a tomar por saco de viva voz.
"La que no corre vuela", es lo que se suele decir xDD. Pues la verdad es que yo también estoy deseando saber que puñetas quiere la madre. Gracias Laurycorr por seguir fielmente con nosotras.
EliminarMartina triunfa más que la coca-cola en un cumpleaños. Veremos que pasa en el siguiente con Alba :)
ResponderEliminarEso parece, que Martina está despertando. Pero... ¿y Alba? La verdad es que ya me intriga hasta a mí, fíjate lo que te digo. Gracias Silvia por comentar y seguirnos cada jueves.
Eliminar:0 wooow
ResponderEliminar¡¡¡Qúe comentario y expresión tan..... indescriptible!!!! jajajjajajjajajjaj. Gracias por expresarte tan explícitamente y comentar xDD.
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